HASTA QUE LLEGASTE TÚ (Editando)

Capitulo 31

Desee con todo mi corazón que Diego se quedara esa noche pero algo dentro de mi me decía que él hacia lo correcto y en efecto, así era. No podíamos permitirnos las locuras pues apenas iniciabamos la relación y aunque el deseo estaba jugando en mi contra, medite que era lo mejor, además me sentí orgullosa de él porque sabía que de haber sido otro chico se habría aprovechado pero en su caso no lo hizo.

Los días fueron pasando y ya teníamos dos meses juntos, en ese tiempo que tenía compartiendo con él me había demostrado que no era igual a todos (tenía sus pequeñas similitudes típicas de todo chico, pero se diferenciaba bastante) y creo que eso era lo que me había enamorado, su manera única de hacer las cosas.

Tuvimos citas compartidas con Gabriel y Gloria en las que nos gozamos bastante, visitamos a su madre de vez en cuando y de verdad que ella se gano mi corazón de todas formas además de que me llegó a preparar unas arepas riquísimas y que decir de unas exquisitas habichuelas con dulce.

Diego me comentó sobre la enfermedad de su madre y como iba el proceso, descubrí que ella le había pedido que no la tratara como una enferma sino que disfrutarán cada momento juntos y él así lo hacia, los médicos habían dicho que su recuperación iba de maravilla ya que  ella estaba respondiendo perfectamente a los medicamentos y eso lo tenía mas que feliz, además me dijo que tenerme a mi a su lado lo hacia él chico mas afortunado del mundo y que eso lo también era una buena causa para él estar feliz. No estaba tan acostumbrada a los halagos pero tuve que acostumbrarme, ya que a cada segundo él se esmeraba en decirme cuan hermosa estaba y lo mucho que me quería, lo que me ayudó a no sentirme tan nerviosa estando con él sino que cada momento juntos me inspiraba a tenerle mas confianza.

La relación que tenían Diego y su madre me inspiró bastante, logrando  que me preocupara mas por la mía  así que la llamaba y duraba mas tiempo hablando con ella, en una de esas conversaciones ella me comunicó que iba a venir al país ya que había terminado su relación con Mark y quería verme además de aprovechar y visitar algunos viejos amigos, por mi parte me alegré muchísimo porque la extrañaba un montón y quería verla feliz.

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Era un sábado por la mañana un día como cualquier otro, pero con una calor extrema «típico del país», me duchaba y nisiquiera me terminaba de vestir bien cuando ya estaba sudando otra vez (era increíble pero cierto), me mantenía en el día con chorts y blusas holgadas o de tiras porque era insoportable el clima, los abanicos tiraban fuego y por problemas de la electricidad no podía prender el aire acondicionado, así que no había forma.

Acababa de comer sola pues todos habían salido, mi padre estaba en su trabajo, Diego en el gimnasio, decía que a pesar de la calor tenía que  conservar su figura «cosa que obviamente apoyaba al 100%». Gabriel había iniciado un nuevo empleo como chef principal en la capital, era algo lejos pero él dijo que era una buena oportunidad para seguir creciendo en el área que le gustaba "la cocina".

Del aburrimiento que tenía y la soledad tan grande que sé sentía en la casa comencé a dar vueltas por todos lados hasta llegar a la habitación de mi papá, me quedé en frente mirando aquella puerta marrón y me pregunté ¿Por qué no entrar? Aunque sentí que no debía todos sabemos que la curiosidad mató al gato o talvez fue el perro, pero en fin, entré.

Mi boca se abrió en forma de O al ver lo hermosa que era, sin lugar a duda era la habitación mas bella de la casa, la cama era gigante, el gabetero tenía un estilo algo antiguo pero muy lindo, tenía unos muebles color caoba decorado con unos cojines color crema con estampado, me senté y eran tan cómodos y suaves que daban deseo de quedarse ahí, frente a su cama tenía una televisión de 60 pulgadas que parecía un cine personal y que decir del baño tenía un llacusy en el medio y al rededor estaba lleno de espejos en donde te podías ver por todos lados, honestamente me dio envidia (yo quería un cuarto así).