Capítulo 7

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Lo veía pero no lo creía, aunque a decir verdad ahora que lo noto tienen un pequeño parecido, ojos muy azules, sonrisas perfectas, nariz perfilada, se parecían mucho en el rostro.

- ¿Scarlett? - dijo Tony sonriendo y a la vez sorprendido.

- Esperen .. ¿Ustedes se conocen? - inquirió Diego algo confundido.

- Tuvimos una corta charla en un parque, hace unos días - dijo Tony sonriendo de lado y acercándose a mí - Pense que no te volvería a ver - dijo extendiéndo su mano, yo la tomé y volví a sentir una corriente recorrer mi piel como la primera vez que hablamos, así que la solté rápidamente y él se quedó mirándome de pies a cabeza de manera seductora.

- Yo también pense que no te volvería a ver - dije entre dientes después de un momento incómodo - Bueno yo me voy, para que sigan con lo suyo - dije mientras me alejaba dejando a un Diego confundido y a un Tony embobado.

Cuando entré en la cocina, Gabriel estaba terminando de servirme un poco de lasaña en un plato.

- ¿A estado todo bien ahí afuera Scarlett? - preguntó Gabriel, mientras me entregaba la lasaña, me quede pensando y asentí con la cabeza - Por la cara con la que entraste aquí, parece que no..

- Esta bien te diré, pero vamos a mi habitación - respondí y el solo asintió, al salir de la cocina Tony y Diego se quedaron mirándome, yo aparte mi mirada de ellos rápidamente y seguí mi camino, una vez en mi habitación yo me senté en la cama y Gabriel en un sillón frente a mi.

- Y bien ... ¿Qué fue lo que pasó? - inquirió Gabriel, solté un suspiro sonoro y comencé a hablar.

- Pues, el día que salí a comprar los libros, yo me quede un rato en un parque que había cerca de la tienda y me encontré con ese tal Tony .. creo que trató de coquetear conmigo pero lo corte y me fui y ahora resulta que el es primo de Diego - dije mientras jugaba con una una pequeña pulsera que llevaba puesta.

- ¿Y que es lo que te preocupa? - preguntó Gabriel.

- No tengo idea - dije pensativa.

- No tienes porque estar preocupada, si tienes algún problema y quieres que te ayude solo dímelo - me dijo sonriendo.

- Si te pido que le des un golpe a Diego ¿Se lo darás?..

- ¿Por qué odias tanto a Diego? - me dijo riendo a carcajadas.

- Es divertido verlo molesto - dije riendo con el - Gabriel ¿puedo hacerte una pregunta? - el asintió con la cabeza - ¿Por qué un joven apuesto como tú, trabaja como mayordomo? - siempre había querido preguntarle eso, ya que parecía de algunos veinticinco o veintiséis años, sus ojos eran color miel y su cabello era castaño, tenía un buen cuerpo y era bien alto, siempre había querido preguntarle y ahora quería una repuesta.

- Solo porque quiero pequeña ... ya me tengo que ir, si quieres otra cosa solo me buscas - dijo mientras salía de la habitación, no era la respuesta que me esperaba pero me limité a simplemente sonreír.

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Después de terminar de comer llevé el plato a la cocina, miré por la ventana de cristal y estaba un poco nublado parecía que iba a llover ya eran como las 6:00 p.m. y salí a el patio de la casa, el aire frío rozó mi rostro haciéndome sentir muy bien, amaba los días de lluvia, comencé a caminar por el jardín de la parte trasera de la casa, estaba algo pensativa y recordé a mi madre y todos esos momentos espectaculares que pasamos juntas allá en New York, ella más que mi madre era mi amiga, no le escondía nada, siempre me entendía y me aconsejaba cuando estaba molesta, me decia:

HASTA QUE LLEGASTE TÚ (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora