capítulo diez

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Billy y Steve llevaban una hora arriba del auto del último mencionado.

Billy conducía pacíficamente, Steve creyó que era extraño la forma en la que lo veía ahora, tan tranquilo. Sin ganas de arrollar violentamente a lo que se le atravesará en el camino.

Sus manos se mantenían unidas, con el sonido de la noche, los árboles a sus alrededores y sus respiraciones.

-Ya llegamos, amor.- anunció Billy, apagando el carro y sonriendo en dirección hacia Steve.

Steve le regresó la sonrisa y tomó más fuerte su mano, sintiéndose en las nubes, sintiendo el amor por primera vez.

Cuando Steve leyó Romeo y Julieta en clase de literatura creyó que la novela era estúpida y vacía; no te puedes enamorar de alguien en una noche.

Error, estaba más que equivocado. Estaba enamorado de Billy en ese momento y no podía evitarlo.

Había guardado por mucho tiempo la palabra "te amo" para decírsela a Billy, creía que el momento había llegado.

Quería una vida con Billy.

Dirigió su mirada hacia afuera, viendo un círculo en el cual no había árboles y un lago pequeño, iluminado por algunos postes de luz.

Salieron del auto, no sin antes encender las luces delanteras del auto para poder ver mejor.

La noche estaba estrellada, era fría y el ambiente se sentía excelente.

Billy prendió una fogata, sorprendiendo a Steve.

-Era de los mejores en los campamentos cuando era un niño, odiaba ir, todos eran una bola de retrasados pero aprendí cosas valiosas.- le contó Billy a Steve.

Steve sonrió aún más ampliamente y se dirigió a la cajuela de su auto sacando una sábana.
Se acercó hacia Billy y juntos extendieron la sábana por el piso lleno de plantas, pasto y tierra, un poco alejados de la fogata.

Se recostaron ahí, dirigiendo la mirada hacia el cielo, lleno de estrellas.

Billy sacó una cajetilla de cigarros y le ofreció uno a Steve, él lo aceptó.

Ambos comenzaron a fumar, uniendo el humo en uno sólo.

El perfume de Billy inundaba el lugar, y eso hacia que a Steve le dieran escalofríos de lo hermoso que era.

-¿A qué le tienes miedo?- preguntó Steve espontáneamente.

Billy dio una calada a su cigarro para después observar a Steve.

-Nunca le he tenido miedo a nada. No lo sé, siempre he sido un tipo duro. Mi papá me educó para ser así. La mayoría de las veces la gente me tiene miedo a mi.- dijo Billy mirando a Steve con ojos brillantes.- pero ahora mismo sé que tengo miedo, mucho miedo a perderte.

Steve se sonrojó y sintió como su corazón se aceleraba violentamente.

Apagó su cigarro y se posicionó arriba de Billy en cunclillas.
Ambos se miraron atentamente, con las respiraciones entrecortadas y sus corazones latiendo al mil por hora.

-No debes tener miedo porque jamás pienso dejarte. Quiero estar contigo para siempre. Podría casarme contigo ahora mismo si eso es posible.- dijo Steve. Billy no pudo evitar atraerlo hacia él para besarlo.

Billy tenía sus manos sobre la cara de Steve, acariciandolo suavemente, muy raro en él.
Steve desacomodaba el cabello del otro delicadamente.

Sus labios se movían lentamente, sin apuros.

Querían sentirse profundamente, querían estar en el corazón del otro, unirse en uno solo.

Billy mordió cuidadosamente los labios de Steve y el beso se hizo más profundo.

Los arboles, la luna, las estrellas, la fogata no eran nada. Sólo estaban ellos dos.

Se separaron lentamente y se miraron por un largo rato.
Billy abrazó a Steve sobre él, repartiendo besos por su cabello.

-Se qué acabamos de llegar pero quiero que vayamos a mi casa.- dijo Steve, separándose un poco de Billy.

-Lo que tú órdenes.- respondió Billy, quitando suavemente a Steve y comenzando a recoger todo.


Mike no se había separado de Will. Estaban en el cuarto del último mencionado, abrazados bajo las sábanas, con una ternura inocente.

-Él viene Mike, lo sé.- dijo Will, ocultando su rostro en el pecho del otro.

-No te dejaré y si viene tendrá que llevarnos a ambos porque estamos juntos en esto.-respondió Mike, tomándole la mano a Will y acariciandola.

-¿No estás cansado de mi?.-preguntó Will.

-¿Qué? ¡Claro que no!- contestó Mike.- no quiero que vuelva a pasar algo así por tu cabeza... Yo te amo.

-¿Me amas?- preguntó Will, sorprendido.

-Claro que te amo, durante todo estos años lo he hecho intensamente.- respondió Mike.

-Yo también te amo.- dijo Will, tomando la cabeza de Mike con su mano y atrayéndolo.

Sus labios se unieron inocentemente mientras sus manos estaban entrelazadas.

-Te amo mucho Will, nunca lo dudes.- susurró Mike durante el beso.

Will quiso disfrutar de ese momento con Mike, su Mike; porque dentro de él sabía que en poco tiempo todo acabaría.


No tardaron mucho en llegar a casa de Steve. Al llegar estacionaron el auto y salieron rápidamente.

Billy quedo sorprendido por la gran casa de Steve.

-Entra a la casa, te prestaré algo de ropa para meternos a la piscina.-dijo Steve, dicho eso entró a su casa, abriendo la puerta escandalosamente.

La Oscuridad de la Luz.  >HARRINGROVE<Donde viven las historias. Descúbrelo ahora