XII

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Mirar dormir a Jofiel y ese angel de tercera era una tortura, a el le encantaria estar enrre las mantas de su amado angel y no dejarlo ir.

-Descansa mi amado. No podía seguir preocupándose, aquel que la había robado el corazón estaba ahí,  durmiendo, y sabía, aunque aún no le agradaba, que ese tal Jace le quidaria.

Desapareció de la habitacion no sin antes darle una última mirada a los parabatai. Sonrió mientras una nube negra le envolvía y lo hacía aparecer en aquel que era su reino. Sólo había terror y llanto de las almas pecadoras, soltó un suspiro sentándose en una roca, mientras miraba un lago rojo, donde había espíritus. Ese color le traía traía la memoria la gran guerra donde conoció a Jofiel, ese angel había logrado conquistarle, dominador y había sido por el por quien terminaría la guerta, pero sus hermans, esos estúpidos Ángeles se lo habían arrebatado, claro que los había hecho sufrir, les había hecho lamentarse por quitarle la vida a un ser inocente, alguien acusado de amar algo que no se podia.

-Malditos. Esperaba que con lo que le había mostrado no lo odiara por haberle provocado un sufrimiento atroz. -Si hubiera sido más fuerte. Bajo la mirada apenado mirando sus manos.

Saltando un suspiro, se levantó para comenzar a transformarse, sus alas lo envolvían como si fuera una manta, para despues extenderse soltando un humo negro. Era más fácil andar por estos lugares con esta forma que con la de un simple humano, pues a cada momento algún otro demonio intentaría atacarlo y quitarle algo, eso le hacía rabiar demasiado.

-¡Lucifer!. Rodó los ojos al escuchar aquella voz tan conocida.

-Hermano. Levantó el rostro mirando un sello angelical girando. -Vamos ¿Porque no vienes?, ¿acaso te da miedo el infierno?. Levantó su garra y creo un portal, sabía que su hermano angel iría con el.

Era un simple prado, algo donde fuera imposible que algún mortal los encontrará o los mirara. Cómo supo desde el principio su hermano apareció, una luz dorada que solo le hacía doler la cabeza le rodeaba.

-Patetico. Cómo le encantaría arrancarle  una por una cada pluma. -¿Que es lo que quieres Gabriel Cisne perdido?. Se sentó sobre una roca haciendo que la hierba muriera, a lo que su hermano solo todo los ojos.

-¿Con esos modales tratas a la familia?. Se acercó un poco levantando su mano y haciendo que la zona negra que Lucifer había matado, volviera a la vida, más hermosa que nunca.

-No eres mi familia. Mostraba los dientes enfadado.

-No finjas que no sabes el porqué de mi visita. El ángel se sentó a lado del demonio quien bufo.

-La verdad no. Una de sus alas se movió imposibilitado la vista a Gabriel.

-Hermano sabes que no puedes acer... Antes de finalizar Lucifer interrumpió.

-¡Tengo el derecho!. Se levantó de la roca. -¡TENGO DERECHO A AMARLO, TANTO COMO EL A MI!. Sus ojos crepitaban en furia.

-Hermano, por favor. Gabriel se levantó de la roca quedando en pie sobre esta.

-¡Nada de eso!. Las lágrimas amenazaban en salir de sus ojos violetas.

-Tu y yo sabemos cómo terminó la última vez. Las alas del ángel se extendieron, le dolía ver a su antiguo hermano de esa manera, pero no podía hacer nada más que aconsejarle.

-Termino así por sus estúpidas reglas. Las plantas al rededor de Lucifer se comenzaban a convertir en cenizas.

-Reglas que el ya conocía. Trago duro al recibir la mirada de enfado de su hermano.

-¿Porque amar está prohibido?. Sus ojos rogaban una explicación justa una que Gabriel no tenía.

-No lo se. Bajo la mirada apenado pues también a él le dolía esa regla.

-¿No te hace enojar que hayas tenido que dejar ir lo que amabas por ello?. Sentía como las  lágrimas salían pero en sus mejillas se evaporavan.

-Me duele, pero era lo correcto. El sabía que no lo era pero no quería llevarle la contra.

-Deja de ser el niño perfecto Gabriel. Le dió la espalda al ángel y miró el prado. -¿Que fue exactamente lo que les enfado de nuestro amor?. Miró sobre su hombro a su hermano.

-Tu eres un demonio y el un ángel, o al menos lo era, además ambos son hombres. Lucifer solo solto una risa cruda.

-Raza y sexo. Limpio sus lágrimas y abrió un portal. -Es una pena. Le dirigió una última mirada a  Gabriel quien solo bajo la mirada.

-Piensalo porfavor. Al mirar cómo Lucifer se iba, las lágrimas cayeron de los ojos del ángel.

Miró al cielo recordando a aquel que había amado y rechazado delante de toda una corte de ancianos que odiaban una amor como el de ellos. Por todo lo divino aún recordaba la mirada grisasea de Amenadiel sobre él, como bajaba la mirada y contenía su dolor, odiaba ese momento y más los siguientes siglos, en los que Amenadiel nisiquiera lo miraba o le dirigía la palabra, aún sentía la operación en su pecho al recordar a su ex amante besándose con un mundano, tenía que admitirlo los había seguido, había mirando como tenían sexo en un callejón oscuro y como al día siguiente en los cielos Amenadiel lucia más radiante que nunca. Se moría por haber estado entre las piernas de su ángel recibiendo sus caricias y besos, haber sido el quien provocará sus gemidos. Mentiría si digiera que no se masturbo recargado en esa pared luego de que ambos furtivos amantes de fueran por caminos separados, si luego de esa ocasión le seguía cada vez y lo miraba deseando ser el en lugar de algún mundano. Soltó un suspiro, mientras un portal se abría detrás de él.

-Tal vez algún día. Cruzo el portal levantando la mirada fingiendo que nada había ocurrido en aquel prado.

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Un buenísimo capitulo, al cual se a añadido a un nuevo personaje, bueno casi a dos, espero les gustará... Nos leemos luego <3

El ángel de Lucifer.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora