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                    •Narrador•

Jace miraba su runa parabatai, pero esta se encontraba intacta, tal y cual como el día de su ceremonia.

-¡Jace!. Jocelyn se acerco al chico quien estaba de rodillas, sus ojos estaban llenos de lágrimas.

-Al... Alec. Se levantó con dificultad, el fuego seguía ardiendo en su runa.

Magnus y Robert fueron los primeros en caminar apresurados y con el temor corriendo por sus venas, hacia la puerta, ninguno llego a esta, cuando comenzó a abrirse, revelando una siluetas cubiertas con cobijas rasgadas y manchadas en sangre.

-Nuestro amo. Una de ellas se adelanto, cinco mas se cerraron al rededor de una de ellas.

-Quienes son ustedes??. Marsey, se puso a lado de Robert.

-Nosotros no importamos. Otra de ellas hablo. -Nuestro amo, quiere enviar un mensaje, un mensaje bañado en sangre. Las otras se abrieron dando paso a la del cetro quien dejo caer una caja de madera.

Cuando la caja se abrió, desparramando todo su contenido, todas las criaturas debajo de las sabanas se desvanecieron, dejando caer las telas dañadas en el suelo, solo una permanecio, mirando y esperando. En ese momento el dolor en la runa de Jace se desvaneció, dando paso a un frío que le llenaba de temor, miro su runa y esta estaba gris, con sutiles tiques negros en el centro.

-Alec!!. Se levanto apresurado y casi sale corriendo, hasta que noto lo que había salido de la caja, regando se en el suelo, Jace cayo arrodillado.

                    •Narra Jace•

Sentía su corazón detenerse, no podía creer lo que había veía. Sus manos temblaban al tomar unos viejos papeles, su sangre se heló, era Alec, en cada dibujo estaba su Alec, pero las fechas eran demasiado viejas, soltó los dibujos al mirar una  mascada blanca, junto con bufanda su parabatai había perdido hace tiempo, las dos olían a él, un suave olor a flores, rocío y amor, había joyas de oro y preciosas, que alguna vez habían adornado el cuerpo de alguien. Sostenía la mascada y la bufanda de manera protectora, sentía que si la soltaba, si runa se desvanecería, pero no solo estaba eso, también había fotos, desde cuando Alec era un bebe, hasta hace aproximadamente un año, lo sabía pues en esa ultima y espeluznante fotografía, Alec se encontraba en un smoking, a su espalda una hermosa pared de flores, no recordaba el porque de la fiesta, pero si que Alec se había cortado con una copa.

-¿Que es esto?. Miro a la criatura debajo de la cobija.

                    •Narrador•

-El mensaje. Con paso pesado la silueta comenzó a caminar hacia la puerta, mirando atrás. -Es hora de bañarlo en sangre. Continuo caminando.

Hasta el momento ninguno de ellos se había movido, mirando con atención a Jace, quien se levanto y siguió lentamente a aquella criatura.

-Jace. Robert, apretó la mano de su esposa y dando le una mirada, siguió a su hijo adoptivo. -Magnus, apresura te. Ordeno mientras cruzaba la puerta y acomodaba sus dagas.

Jace y aquella cosa, ya estaban en el segundo piso, la ultima caminaba lentamente, sin prisa; Jace no sabia que hacer, no entendía a lo que se refería con "Mensaje Bañado en Sangre", la silueta se detuvo frente a la puerta de Alec. Jace abro sus ojos como platos, no podía moverse, la criatura parecía sonreír y lentamente saco una mano de debajo de la cobija, esta en lugar de dedos tenia garras, la punta afilada de estas era rojo que se oscurecía hasta volverse negro y fusionarse con la mano, la coloco en lo alto y comenzó a rasguñar hasta llegar al pomo, no quitaba su mirada del niño ángel y de lis nuevos integrantes, que se miraban igual de sorprendidos y asustados. Suavemente fue abriendo la puerta, con un ligero chirrido. El corazón de los tres presentes martillaba demasiado fuerte. La sabana cayo al suelo; Jace actuó instantáneamente, entrando.

-No. Toso su cuerpo tembló al mirar el destrozó en la habitación de Alec.

-Esta habitaciones esta inundada con energía demoniaca. Magnus miraba toda la habitación.

-Alec. Robert entro caminando hasta donde antes debía de estar la cama, en ese lugar estaba un suéter viejo de Alec, lo tomó en sus manos y lo pego a su pecho.

De rodillas al suelo, fue cuando Robert se dio cuenta que había varias huellas de sangre en el suelo, claramente no eran humanas, pero todas salían del baño, Magnus camino rápidamente hacia este y se asomo, cubriendo su boca al mirar todo lo que había escrito, no lo que Alec había leído, había algo que removía su corazón, haciendo que cayera de rodillas y comenzará a llorar. Jace al ver aquello no espero y entró a este, leyendo cada frase escrita en icor de demonio.

"El ángel arderá"
"Las llamas del infierno lo consumirán"
"Arranquen su corazón"
"Que el fuego con suma sus cenizas"
"No llegara al cielo"

En el espejo había una cruz. Tanto Magnus como Jace se quedaron estáticos releyendo cada palabra, fue Robert quien al entrar noto la cortina, en un instante la abrió, la tina estaba llena de sangre, y en la pared una frase.

"su alma me pertenece"

                 •Narra Robert•

Me encontraba en la clave junto a mi esposa, cuando recibí el mensaje de fuego de Jace, inmediatamente enviamos ayuda, y nos apresuramos a llegar al Instituto. No quería que mi hijita muriera, no como mi Max y lo único que pude hacer fue culpar a Alec. Mi hijo mayor, cuando nació lo ame, pero deje de procurarlo con la llegada de Isabell y con la de Max, solo le había encargar cuidar a sus hermanos menores y no pudo con esa simple tarea. Mirar la palidez en el rostro de mi hija, me duele, y se que a mi esposa igual. Mi mano aun estaba caliente de la bofetada que le metí a Alec, una cosa era que fuera mas frágil que mis tres hijos, otra era ser gay y tener una relación amorosa con un  subterráneo, pero permitir que dañaran a mi hija, era imperdonable, lo odie más, lo repudie, ahora estaba mas seguro que nunca de que no quería en mi familia a un Inútil Cazador de sombras homosexual e inservible, eso pensaba, hasta que Jace, grito de dolor, todos nos preocupamos, mire como se sujetaba el lugar donde estaba su runa, la runa parabatai; mi corazón se estrujo. Luego esas criaturas entraron, Magnus y yo queríamos ira a ver a Alec, pero esas cosas dejaron caer al piso la caja, Jace se miraba mas preocupado y asustado. Al llegar a la habitación, solo suplicaba que fuera una broma de mal gusto y que mi hijo estuviera tras aquella puerta, pero la realidad era otra; todo dentro estaba destruido, no quería creer nada, pero Magnus menciono lo de la energía. Miraba la habitación en busca de respuestas, pero nada, solo había un viejo suéter, el cual abrace a mi pecho, fue el ultimo regalo que le di a Alec, antes de ni siquiera dirigir le la mirada. Como deseaba que ese suéter deshilachado fuese él. Pensé que no podría ser peor, pero al entrar al baño mi respiración se corto, caí de rodillas a la tina.

-No. Mi atención estaba en la frase. -No. Baje la mirada y puede ver la peor de las cosas.

De la tina un pedazo de tela sobresalía y al parecer era lo que querían que notara, pues la sangre comenzó a volverse cristalina, se volvía agua, revelando a mi hijo, sumergido en ella, saque su cabeza y después su cuerpo.

-Alec, abre tus ojos mi niño. Palmeaba su mejilla, pero nada.

-ALEC!!. Jace, llego y le comenzó a acariciar el cabello. -Vamos, pro favor. Magnus intensifico su llanto.

-Alec. Su cabeza caía, era como una muñeca de trapito y no me gustaba. -Por favor. Mis ojos se llenaban de lágrimas, las que caían desvergonzadamente sobre su rostro, Jace las limpiaba y besaba las mejillas de su parabatai.

                           ∆ ∆ ∆

Cha cha cha chan!!! Antes de que me quieran linchar, esta historia aun no termina!!.

Espero que les haya gustado este capítulo, subiré el siguiente en cuanto pueda... Nos leemos luego. <3

El ángel de Lucifer.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora