SINOPSIS:
Ahora que la vida de Sarah ha cambiado, es momento de que aprenda a adecuarse a lo que vive entre las penumbras de Beacon Hills.
Iniciando una nueva vida, sin mentiras ni secretos, descubrirá una parte de ella que llevaba mucho tiempo ocu...
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Sarah estaba intentando buscar alguna pista o información en el bosque que le sirviese para encontrar a los dos Betas de su padre en descontrol. ¿Por qué? Pues, impulsivamente se había adentrado en la reserva seguida de Allison, empecinada en no irse a casa sin antes ayudar.
Entonces, sintió cómo la cazadora parecía tener su mente en cualquier lugar menos ahí.
―¿Te encuentras bien? ―interrogó interesada en la cazadora, aunque escondiendo sus intenciones bajo una seria expresión.
Algo dentro de su cabeza ocasionó un click.
«Allison no está bien, o al menos no pretende querer estarlo».
La pelinegra le asintió vagamente y Sarah alzó ambas cejas, incrédula. Necesitaba mucho más que eso para creerle, no obstante, fingió hacerlo.
Y sorpresivamente, bastó unos cuantos segundos para que ella cediese a la presión de sus sentimientos y soltara las verdaderas palabras que llevaba pensando desde que Scott le contó la verdad en el banco.
―¿Tú sabías lo que hizo mi madre?
Sarah no pudo evitar demostrar la sorpresa que sintió al escucharla. Al parecer la mente de Allison sí había estado vagando. Suspiró con pesadez y apartó su mirada de ella.
―Sí.
E inmediatamente sus recuerdos se agolparon en su mente. Esa noche del rave fue ella quien averiguó que Scott estaba siendo ahogado con wolfsbane por Victoria Argent, justo a tiempo para que Derek fuese a su rescate. La misma noche que el Alfa había mordido a la mujer, sellando su condena.
―¿Por qué no me lo dijiste?
Sarah miró a la chica, y si bien su voz exigía explicaciones, el rostro y el tono de ella la hacían entender lo destrozada que estaba. Allison había sufrido estos últimos meses por la muerte de su madre, una mujer que tal parecía no era como ella la recordaba.
―No era necesario que lo supieras ―susurró un tanto apenada―. Era mejor que te quedarás con los buenos recuerdos de ella.
Y tras eso, Allison soltó un bufido. Rodó sus ojos sin cuidado, y unas lagrimas rebeldes se escaparon de sus ojos. Se detestó por demostrarse débil, pero ¿Qué podía hacer?, ¿Fingir que no tenía sentimientos?
Secó su rostro con rápidez, y formulando una triste sonrisa, comentó:
―¿Sabes? Scott me dijo lo mismo en el banco. Parece que tú y él son muy parecidos. Entiendo que se hayan unido bastante mientras yo no estaba.
Sarah no supo qué hacer. ¿Debía sonreír?, ¿Debía asentir?, ¿Hablar o mantenerse callada?
De forma extraña, la conjetura de Allison sobre ella y Scott terminó por acogerla, dándole una desconocida calidez.
