SINOPSIS:
Ahora que la vida de Sarah ha cambiado, es momento de que aprenda a adecuarse a lo que vive entre las penumbras de Beacon Hills.
Iniciando una nueva vida, sin mentiras ni secretos, descubrirá una parte de ella que llevaba mucho tiempo ocu...
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¿Derek o Deaton?
Aquella era la pregunta que ahora inquietaba de sobremanera a Sarah, colocando su caótico mundo de cabeza y causando que su nivel de ansiedad se volviese estratosférico.
No era necesario preguntarse a quién quería salvar ella, dado que obviamente su respuesta era Derek.
El hombre lobo ocupaba ahora todos los primeros lugares en las listas de Sarah, seguido de Isaac y todos sus seres queridos.
No obstante, eran ellos dos las razones de vivir para Sarah, y aquello lo había aprendido después de haber estado hospitalizada la última vez.
Derek e Isaac eran quienes habían toda su vida, volviéndose el perfecto símbolo de su nueva vida. Eran quienes le entregaban energías para afrontar todos sus problemas, por tanto, ¿Cómo no iba a querer salvar a su papá?
No obstante, esa no era la arista en discusión.
¿Quién realmente necesita ser salvado?, ¿El Alfa o el druida?
Pues, en clasificación de peligro, ambos corrían un inminente riesgo de muerte, por ende, la discusión no se resolvería así.
Lo cierto era que ninguno de los dos podría salvarse a sí mismo si los adolescentes no tomaban una decisión y trabajaban como un equipo.
Y si Scott y Sarah no llegaban a un consenso con rapidez, probablemente terminarían cavando dos tumbas en lugar de una.
«Alentador, ¿no?».
Sarah suspiró con desgano, esperando que el aire que había exhalado se llevase todas sus preocupaciones, pero no funcionó.
Ambos amigos caminaban en absoluto silencio, ninguno sin poder siquiera dirigirse la palabra.
Cada uno estaba atentos a sus propios asuntos.
Y bien, el panorama era tan claro como el agua cristalina, sin embargo, ninguno quería verlo así.
Sarah quería salvar a Derek.
Scott quería salvar a Deaton.
Y lo peor era que no daban sus brazos a torcer, lo cual provocaba un remordimiento en la adolescente.
Comprendía que Derek tenía como apoyo extra a Cora, Isaac y Boyd. Ella sabía que ellos no dejarían que nada le sucediese, pero algo la alentaba a querer salvar a su papá.
Lamentablemente, Deaton por su parte sólo contaba con ellos dos.
Su estómago se armó en un firme nudo.
«¿Qué pensaría mi papá de lo que estoy apunto de hacer?».
Scott, por su parte, miraba por el rabillo del ojo la expresión de desánimo de su amiga.
