SINOPSIS:
Ahora que la vida de Sarah ha cambiado, es momento de que aprenda a adecuarse a lo que vive entre las penumbras de Beacon Hills.
Iniciando una nueva vida, sin mentiras ni secretos, descubrirá una parte de ella que llevaba mucho tiempo ocu...
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Advertencia: El capítulo a continuación contiene escenas o diálogos que pueden no ser del agrado de todos.
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#CapítuloLargo.
La lluvia caía por las ventanas de la veterinaria haciendo que Sarah se fijase solamente en ello, hipnotizada por el lento trazo del agua en el cristal.
Hacía tres días que Derek había desaparecido como humo entre las sombras, guardándole luto a su Beta en soledad. Tres días en los que Sarah no paró de revolotear por su cabeza el cómo habían fallado desastrosamente. Tres días en los que sus nuevas habilidades no habían dejado más que rastros de dudas en ella. Tres días en los que notó que, si quería conocer las respuestas sobre su naturaleza, debía conocer las respuestas de su pasado.
Su padre era un hombre lobo al igual que toda su familia. Eso le llevaba a saber que por parte de él su naturaleza no tenía explicación, pero ¿y por parte de su madre?
Necesitaba conocer su historia para saber qué ocurría con ella, aunque muy en el fondo, solamente deseaba saciar la curiosidad sobre la mujer que la llevó en su vientre.
En ese instante, en esa clínica y con la mitad de las respuestas que necesitaba, Sarah decaía al descubrir una historia de amor que no era más que la bella utopía de una juventud.
Derek y Elizabeth, sus padres; aquella parte de una historia que poseía tanto de ella, y que había desconocido hasta ese momento por no tener quién se la contase en sus años de niñez.
Enterrada bajo tierra y oculta de sus curiosidades, había existido una historia de amor que acabó con ella.
❝Conócete a ti mismo❞; ley filosófica que hacía burla de Sarah por desconocer de todo a sus diecisiete años.
«¿Conocerme a mí misma?, ¿Cómo me iba a conocer a mí misma si ni siquiera sabía de dónde venía? Detrás de mí había un libro enorme, cubiertos en páginas en blanco que debían poseer las respuestas para mí, y jamás pude llenar. Si no me conozco, si en verdad no sabía de dónde vengo, entonces ¿Quién soy?, ¿Quién había sido en verdad mi mamá: la mujer que Deaton me cuenta o la fotografía que por años miré? Si este era su gran secreto, entonces ¿por qué me abandonó? Si realmente amaba a mi papá, ¿por qué jamás le contó sobre mí?, ¿Por qué no le dijo que estaba embarazada? ... ¿Por qué a todo?».
