CAPÍTULO 29.

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#CapítuloLargo.


Elizabeth mantenía sus ojos sobre su revista Teen, atenta a sus consejos y artículos que contenían sus hojas a la vez que pintaba sus uñas de un color rojo. 

No era fanática de ningún cantante o actor en específico, pero de vez en cuando amaba leer sobre ellos e imaginarse cómo sería su vida si alguna vez los conociera y se enamoraran de ella. Ese era su segundo secreto más oculto. El primero: jamás había dado un beso.

De pronto, notó que la puerta de su habitación se abrió con desespero. Brincó al ver a Derek entrar rápidamente y cerrar la puerta tras de sí desesperado, como si huyese de algo.

―¿Qué te pas...?

―Ponte de pie. Tenemos exactamente dos horas para ir a la feria antes que nos descubran ―Arrancó una prenda del ropero para usarla como señuelo de esencia.

Instantáneamente, Elizabeth frunció su ceño.

―Pero no podemos ir. Nuestro castigo acaba en dos días y...

Derek se volteó, enarcando una ceja. 

―¿Cuándo hemos hecho caso a los castigos?

―Nunca. Por eso siempre estamos castigados ―reprochó Elizabeth, y Derek rodó sus ojos―. No vamos a desobedecer a tu mamá. Ya la escuchaste el otro día, iremos al lago. Yo no voy a pasar castigada las fechas de navidad y año nuevo por ti, Derek.

Con cierto diversión, el moreno se acercó a su amiga con una sonrisa en el rostro que siempre teñía sus travesuras. Elizabeth odiaba eso, sabía que eso sólo significaba una cosa: 

―No te perderás la visita al lago... no si no nos descubren ―añadió, dejando entrever sus intenciones.

Una vez más, Derek Hale se disponía a burlar a su madre para hacer lo que se le placía.

―Sé que quieres ir, Ellie, no te resistas. Además, sólo iremos un rato y ya, ¿de acuerdo? ―persuadió, ganándose una mala mirada de ella.

―No iremos un rato y ya ―desmintió, y Derek le sonrió ampliamente. Con un dejo de rendición, suspiró―. De acuerdo, pero si nos descubren, tú te echarás toda la culpa y dirás que me secuestraste. ¿Me escuchaste?

Derek le asintió efusivamente, accediendo a todas las condiciones de su amiga con tal de tenerla a su lado en esa noche. Tomados de la mano, corrieron por el bosque hacia la feria.

Era una tradición que la feria abriese las vacaciones por navidad y año nuevo en la ciudad. Allí, todos los adolescentes llenaban sus atracciones paseándose con algodones de azúcar, besándose en la ruleta rusa y aprovechando la oscuridad de las casas de los sustos para desatar sus alocadas hormonas.

➋𝐑𝐮𝐧𝐧𝐢𝐧𝐠 𝐖𝐢𝐭𝐡 𝐓𝐡𝐞 𝐖𝐨𝐥𝐯𝐞𝐬╢𝐅𝐑𝐀𝐆𝐈𝐋𝐄 𝐓𝐄𝐄𝐍 𝐖𝐎𝐋𝐅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora