Trigésimo Primer Vitae

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Eren, ¿estás seguro de que no quieres comer?-preguntó un azabache preocupado.

-Sí, seguro-dijo con una sonrisa, pero en realidad era una mentira.

-¡Mami, quiero más!-dijo el pequeño que acababa de devorar su comida.

-Lery, lamentablemente no podemos servirte más-dijo dulcemente el azabache mientras acariciaba la mejilla del menor con una sonrisa.

-Pero yo quiero más-dijo inflando sus cachetes.

-Lery, no te quejes-dijo el castaño mientras leía el periódico, buscaba un empleo.

-No es justo-dijo molesto, tal vez no tenía hambre pero quería más.

Se fue a jugar a su habitación, también le prohibieron ver la televisión por lo que lo único que podía hacer era jugar.

-Eren, ¿qué vamos a hacer?-preguntó preocupado el azabache-Ya se nos acabó el dinero y apenas va una semana.

-Encontraré un empleo, vas a ver-dijo el castaño-Ya verás, ni tú ni Lery tendrán que pasar hambre... ni el pequeño de aquí dentro.

El castaño se levantó de su lugar para abrazar al azabache, le dio un beso en la frente mientras acariciaba el vientre de su marido.

-Te juro que encontraré algo-dijo el castaño.

-Nada malo va a pasar...-dijo el azabache-Yo confío en ti y...-tose-Sé que cumplirás lo que dices.

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El castaño caminaba por la calle mientras buscaba un empleo.

Buscaba en todos los lugares pero simplemente no había ningún empleo.

Estaba caminando afuera de la mansión Telpes, gente con mucho dinero... que no tiene que preocuparse por su futuro gracias a que son los dueños de varias empresas exitosas así como la revista Who de NY.

Volteó a ver el lugar, pero simplemente era un sueño que no podría alcanzar, estaba demasiado lejos de su alcance.

Estiró su mano al cielo, entonces la recordó, recordó a su mujer, la que murió hace años mientras su hijo iba al mundo.

Pero no fue suficiente, ella murió y su tumba de vez en cuando era visitada por la pequeña familia... claro, ultimamente nada más iba él por la salud de su amado.

Frunció el ceño e inició a llorar al ver lo que parecía el rostro de ella, con una enorme sonrisa y una corona en la cabeza... como si se tratase de un ángel.

Se arrodilló en el suelo, y fue entonces que estalló en llanto, le dolía recordarla, mucho más sabiendo que todo el amor que ella le daba no fue correspondido en su totalidad.

-¡KYAA!-se escuchó un grito, y seguido un golpe que fue dado al castaño... técnicamente no fue un golpe, alguien cayó encima de él-Lo siento-dijo mientras se levantaba y sobaba su cabeza.

Se vieron mutuamente, entonces los ojos de la chica brillaron y lo siguiente que él supo fue que ella agarraba sus manos.

Su pelo era castaño, medio lacio y largo, sus ojos eran grises y grandes, traía una bufanda roja con cuadros negros, un suéter azul mientras que, bajo él, había un chaleco café.

-¡Usted es un doctor, ¿verdad?!-fue lo primero que ella dijo.

-Eh, sí-respondió confundido.

-¡Ayúdeme, por favor!-gritó-Mi abuelo... mi abuelo está enfermo, todos los doctores particulares están ocupados y no puedo llevarlo al hospital, para cuando llegue sería demasiado tarde-dijo un poco triste-¿Usted puede ayudarlo, verdad? ¡Usted es un doctor, por favor ayúdenos!

"Ojos inocentes "TERMINADA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora