Vigésimo Cuarto Vitae (pt.1)

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Especial: Los sueños de Levi (Parte 1)

Aunque no hacía nada por su condición, en el mundo de los sueños todo es posible...

En los próximos cinco Vitaes veremos qué es capaz de imaginarse su retorcida mente.

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Estaba en una granja muy espaciosa, alejada de la civilización pero eso no le impedía ser habitada.

Éste no era un mundo normal, era uno de los tantos mundos paralelos que todos quisieran ver donde todo es posible.

Y te dabas cuenta de ello al ver a los animales de la granja, pues veías a humanos con cualidades animales...

Primero pasabas por el lugar de los cerdos, donde encontrabas a una hembra y un macho.

La hembra, de cabellera castaña estaba comiendo mientras que el macho, quien curiosamente estaba calvo, embarraba lodo en el cuerpo de la mujer. Las únicas ropas que traían podrían considerarse ropa interior.

-¡Connie! ¡Deja de ensuciarme!-gritó ella mientras ponía una pausa a su comida.

-Pero si a ti te da igual ensuciarte o no-respondió.

-¡No es lo mismo si lo hace alguien más!-dijo mientras le daba otra mordida a su papa-Mejor acompáñame a comer.

-Ay Sasha, tú nunca cambias-dijo él mientras se sentaba junto a ella y comía.

Caminabas un poco más y encontrabas el establo, donde estaba el caballo de la familia, una vaca y un toro, acompañados de un gato.... El gato del dueño.

-¿Por qué tengo que ser yo el caballo?-dice-Por dios, además ni sé porqué dicen que tengo cara de caballo, yo me veo tan guapo como siempre.

-Ay Jean, hasta yo con mis ojitos de gato te veo lo caballo-dice otro-Mírate nada más, hasta el color del pelo tienes.

-¿Y la cola? Esa si no la tengo.

-Pues en cuanto a extremidad... te la arrancaron hace tiempo tus viejos dueños, pero tu otra cola si tiene el tamaño de la cola de un caballo, sabes a qué me refiero.

-¡Marco! No digas esas cosas que me dan pena-dijo sonrojado.

El gato era más pequeño que un humano normal aunque si tenía la apariencia de uno. Ambos nuevamente traían casi nula ropa... como si estuvieran en la playa.

-Oye Erwin, ¿qué piensas de nuestro dueño? ¿Que es amable?-pregunta una castaña con la típica campana en el cuello.

-¿Ese castaño? La verdad, he visto mejores...-responde un rubio.

-Pero no te quejas de tu estilo de vida... ¿o sí?

-No, estoy muy agradecido por ello, Hanji.

Una vaca y un toro... ambos pareja... aún sin hijos... y ambos nuevamente casi desnudos...

La verdad, casi no les daban lujos a los animales pues nada más eso eran... animales. Pero aún así los trataban bien, tampoco eran tan crueles.

Seguías caminando y encontrabas el área de los perros... Sólo dos, una hembra y un macho.

-¿Dónde estará nuestro amo en este momento?-preguntaba la hembra.

-Ya sabes... Con su oveja favorita en la parte de atrás-respondió el macho.

-Esa oveja me desagrada, nos quita tiempo juntos.

-No te enojes Mikasa, sabes que las ovejas ocupan ciertos cuidados para dar lana de buena calidad, además es la principal fuente de ingresos...

-Armin, cállate.

Luego volteabas a tu derecha y encontrabas los maizales junto a unos cuervos.

-Este maíz está rico, debería venir más seguido-dijo uno de ellos.

-Ah-imaginen que eso era un suspiro-Estos maizales son mi adicción...

-Pixis, ya comiste demasiado... Pareces borracho.

-Tú cállate, Nile.

-¡Ah, cuervos! ¡Váyanse!-gritó una voz femenina.

-Vámonos Pixis, ya llegaron los espantapájaros.

-¿Christa?-decía otra voz no muy lejana.

-Ymir...

Entrabas a la casa y lo primero que encontrabas era una pecera donde habían cuatro peces pequeños de diferentes colores.

-¿Por qué somos tan pequeños? Parecemos pul--no pudo terminar su oración.

-Ay Auruo-respondió una hembra-Ya te está saliendo sangre de nuevo.

-Petra-dijo alguien más.

-Erd, Gunter, llévenselo de aquí-dijo ella.

Finalmente, salías por la puerta trasera del lugar, ahí encontrabas un pequeño cuarto donde se guardaban las herramientas.

Entrabas al lugar y ¿qué encontrabas? Nada más que herramientas, pero lo importante de ese sitio no era el contenido sino la vista... se podía apreciar al dueño de la granja junto a una oveja... SU oveja, el único animal que tenía el privilegio de dormir con él, o usar más ropa así como zapatos.

-Levi~-dijo con voz juguetona el dueño de la granja-Ya tienes mucha lana, es hora de quitártela.

-Mocoso idiota, ni que estuviéramos en primavera-respondió su ovejita-Estamos en invierno y muy pronto iniciará la época de frío.

-Tienes razón, yo aún me sigo preguntando como es que sigo teniendo cosecha.

-Tch, déjame dormir.

-Nop, esta lana suave la usaré para hacernos una cobija. Tú vienes conmigo.

Levantó a su oveja y lo llevó al cuarto de herramientas donde sacó una navaja.

La ovejita trató de forcejear, pero el humano era más fuerte que él por lo que se rindió y se dejó hacer.

Le quitó y le quitó lana, dejando esa piel de porcelana desnuda.

-Qué dices Levi, ¿debería seguir?-preguntó mientras llevaba la navaja a una zona... comprometedora.

-No Eren, ahí no-dijo aterrado y sonrojado-¡No Eren! ¡NOOO!

ωтf єи∂ιиg?

-¡No Eren! ¡NOOO!

Despertó con la respiración agitada, sonrojado y un poco asustado.

Era media noche, la luna se observaba en el cielo nocturno repleto de estrellas.

-¿Qué pasó, Levi?-preguntó el castaño mientras abrazaba a su pareja.

-N-nada-dijo mientras se llevaba una mano a su ahora un-poco-más abultado vientre, tenía 4 meses.

-Si no fuera nada-bostezo-No habrías gritado así.

-Una pesadilla, eso es todo-dijo mientras cerraba los ojos y acariciaba su vientre.

-No te preocupes, estoy aquí para ti...

-Lo sé-nunca le dirá que soñó, será su pequeño secreto.

Se besaron y regresaron a dormir, algo dentro de él le decía que éste sueño no sería nada bueno...

"Ojos inocentes "TERMINADA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora