Octavo Vitae

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-Ya voy-dijo desde la cocina pues habían tocado el timbre-¿Sí?-preguntó al abrir la puerta de su casa.

Había una mujer y dos guardias.

-Carla Jaeger, traigo una demanda por secuestrar a mi hijo-dijo la mujer, mostrando un papel.

-Yo no lo secuestré-respondió-Lo encontré moribundo en una calle.

-Aún así, es mi hijo y ahora vengo a reclamarlo pues no es tuyo. Si no quieres entregarlo por las buenas, esto procederá a un juicio.

Y así, se fue.

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Varios días habían pasado, tal y como dijo, ahora estaban en un juicio.

-Carla Jaeger, se le acusa de secuestro-dijo el juez, ella levantó la mano-Tiene la palabra.

-Su señoría, yo no secuestré a nadie, sólo lo encontré moribundo-dijo la castaña, poniendo su corazón en sus palabras-Como buena enfermera que soy, no podría dejar a alguien morir si sé que tengo la opción de ayudarlo y eso fue lo que pasó con el pequeño Levi... Si no hubiera sido así, ahora él estaría muerto.

-¡Miente! ¡Ella secuestró a mi hijo!-gritó al azabache, con enojo evidente.

-¡Silencio!-dijo el juez, golpeando su martillo contra la mesa-¿Testigos?

Pasan dos personas, una rubia y otra pelirroja.

La rubia camina hasta quedar en el centro de aquella sala.

-¿Nombre?-preguntó el juez, poniéndose sus lentes para leer el papel.

-Lili Leonhardt-dijo llena de esperanzas, creyendo que ganarían ese juicio.

-Hable-volteó a ver a la rubia, esperando a que dijera algo.

-Mi amiga y yo nos encontramos a un niño en las calles, dijo que su madre lo había abandonado-decía con un tono de verdad y nada más que la verdad-Poco después me enteré de que se había ido a vivir con Carla, y que ahí era realmente feliz, lo he visto con mis propios ojos durante estos seis años.

-¿Es todo?-preguntó con un tono de aburrimiento.

-Sí.

-Puede retirarse.

Se sienta entre el público y pasa la pelirroja.

-¿Nombre?-agarró otro papel.

-Adisa Telpes-estaba cabizbaja, lágrimas se notaban en sus ojos.

-Hable.

-La verdad es que.... a mi amiga le pagaron para decir eso-dijo viendo fijamente el suelo, con un tono de tristeza-Yo sólo recuerdo que... un día llegó, le lavaron el cerebro y le hicieron creer que lo habían abandonado. También lo de su enfermedad es falso, todo es mentira... Incluso trataron de hacer lo mismo conmigo pero logré quedarme con mis recuerdos...

-¿Cómo puedo saber que dice la verdad?-preguntó con su gruesa voz, típica en un juez.

-Simplemente... simplemente créalo por favor, ¿cree que una madre abandonaría a su hijo?

-Debo decir, no presentó ninguna denuncia porque fue secuestrado.

-Eso yo no lo sé, pregúnteselo a Kushel...

-¿Es todo?

-Creo que sí...

-Puede retirarse.

Ella se sienta entre el público, exactamente junto a Lili que estaba llorando.

-Kushel Ackerman, pase-dijo mientras ella obedecía, parándose en el centro de aquella sala-Secuestraron a su hijo y no presentó ninguna denuncia, ¿por qué?

-En ese entonces trabajaba demasiado para poder mantenerlo que no me di cuenta de que desapareció. Todas las noches que no lo encontré, creí que se había ido a jugar con sus amigos hasta que, efectivamente, ya no volvió más.

-¿Hace cuánto fue eso?

-¿Que me di cuenta? Creo que.. unos... dos años...

-¿Por qué no vino antes?

-Lo busqué, no quería involucrar a la policía, al menos no aún.

Hizo un poco de silencio, pensaba y pensaba, ¿quién ganaría?

-Regresen en 30 minutos-dijo el juez-tomaré una decisión.

Se levantó y fue a otra habitación bajo la atenta mirada de la azabache, quien se fijaba en qué habitación estaba.

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En esos 30 minutos nada interesante había sucedido... al menos no aún, pero al azabache desapareció cinco minutos después de que el juez se fuera.

La familia Jaeger solo podía esperar lo peor pero no perdían la esperanza, creyeron que lograrían ganar.

Estaban nuevamente reunidos en la sala del juicio, todos esperando a que el juez hablara.

-He tomado mi decisión-dijo, llenando la sala de nerviosismo-La custodia de Levi Ackerman es cedida a Kushel Ackerman y Carla Jaeger estará 3 años en prisión, caso cerrado-golpeó su martillo contra su mesa, era una sentencia de muerte, al menos para el azabache.

Ella iba con su hijo mientras una sonrisa victoriosa se pintaba en su cara, la castaña era arrestada y su hijo trataba inútilmente de detenerlos.

-Vámonos de aquí, vivirás conmigo en Nueva York-dijo ella, jalando del brazo a su hijo.

-¡No quiero!-gritó él pero su madre era más fuerte por lo que lo cargó-¡Déjame, monstruo!

-¡No me llames monstruo!-no lo iba a golpear... no ahí.

-Al menos déjame ir por mis gatos-dijo, haciendo que ella se enojara.

-¿Para qué quieres a esos engendros?-preguntó molesta-No tendrás mascotas en mi casa... o... ¿Sabes qué? Te dejo tenerlos, pero en una tumba.

Se quedó callado, prefería que alguien más los tuviera antes de matarlos.

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-¡Adisa! ¡¿Por qué dijiste eso?!-reclamaba una rubia a su amiga, pues es gracias a ella que perdieron el juicio.

-¡Amenazaron con matar a toda mi familia! ¡¿Qué querías que hiciera?!-gritó mientras lloraba-¡No quiero que nadie muera!

La rubia abrazó a su amiga mientras ambas lloraban.

-Te entiendo, pero ahora Carla está en cárcel además de que Eren y Levi de seguro nos odian...-dijo la rubia.

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"Ojos inocentes "TERMINADA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora