Después de que Izuku y el resto se fueran, contrario a lo que Explosion había gritado, algunos se habían quedado a acompañarlos.
—Si están cansados, por favor duerman en el camión —avisó una mujer que conservaba la capucha puesta y un pasamontaña que le cubría el rostro—. No se alejen demasiado.
Ochako llevó de la mano a Inko para que se recostara en donde les habían dicho, allí había cobijas y almohadas. Ella le pidió que se quedara a su lado, pero Ochako necesitaba caminar. Le apretó la mano y la dejó viendo como sus lágrimas inundaban sus ojos.
La comprendía, ella estaba igual de preocupada por Izuku. Tenía un dolor en el estómago que no la dejaba ni respirar correctamente. La mayoría de las personas se habían ido al camión buscando calor y protección. Fue hasta donde Tsuyu estaba sentada en unas cajas y Mineta de pie a un lado le hablaba moviendo las manos.
—Pero, ya estamos a salvo ¿Por qué salir otra vez? —cuestionaba él.
—Alguien tiene que hacerlo —le contestó ella—, si nadie lo hiciera, nosotros no estaríamos aquí.
Mineta aún la miró con una expresión contrariada. Con una clara lucha interna.
Ochako abrió la boca para tratar de decir algo que lo calmara, pero antes de que las palabras salieran de su garganta una explosión en la entrada del estacionamiento la hizo caer. En medio de su aturdimiento alcanzó a diferenciar unas palabras que fueron tomando claridad:
— ...dos...evanse...mión, al camión, ya, ya, ya.
Ochako observó que su alrededor se estaba moviendo. No, era ella la que se estaba moviendo, vio al frente la figura de Tsuyu y su cabello balanceándose de un lado a otro amarrado en la parte más baja casi llegando a su cintura.
Tenía una curiosa tonalidad verde. A veces se preguntaba si se lo pintaba o si era natural, y si era natural indagar en su árbol genealógico porque podía resultar ser familiar de Izuku ¡No podía haber más personas con esa clase de cabello en el mundo aparte de ese par! Pasó su mirada a sus hombros delgaditos, engañosos, sabía lo fuerte que era en realidad con sus prácticas matutinas, siguió viendo sus brazos y notó que uno de ellos estaba tomando a Mineta. Mineta corría en lágrimas. Nunca había sido muy valiente. Izuku había tenido que ir a ayudarlo cuando descubrió una cucaracha en su apartamento. Siguió el otro brazo de Tsuyu, curioso, estaba tomando su mano, pero ella no lo sentía, trató de mover los dedos para asegurarse. Sí, esa era su mano, respondía a ella, pero no lo sentía.
La estaba jalando. Esa noche ella solo había estado siendo jalada por todos. Levantó la mirada al camión, no se habían movido demasiado. Raro. El esfuerzo en sus músculos le confirmaba que estaba corriendo. El tiempo estaba pasando más lento de lo que debería. El resto de personas también corría hacia allá.
—¡Ochako! —puso atención al ser llamada, Inko estaba de pie en la orilla del camión observándola con desesperación.
Ochako espabiló.
Comenzó a correr más rápido hasta ponerse a la altura de Tsuyu que la miró de reojo para seguir corriendo. No podía seguir siendo solo una carga para el resto. Ahora debía concentrarse en proteger a la madre de su novio.
—¡Inko-san! —le gritó cuando uno de los hombres de negro la empujó al interior sin delicadeza y cerró las puertas metálicas. Esa misma persona golpeó el costado retumbando el metal en el eco que se provocaba. El camión arrancó y se fue. Ochako se detuvo, Tsuyu y Mineta se detuvieron también.
Solo tenía que hacer una cosa y lo había arruinado. Las luces rojas del camión se perdieron entre el humo que se acumulaba en la entrada y entonces disparos comenzaron a escucharse. Los tres se agacharon como reflejo. Ochako observó al anciano del piso tres caer soltando un alarido de dolor. Apretó la mano de Tsuyu y escuchó a Mineta gritar.
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Noche de Purga
FanfictionEl gobierno de Japón ha decidido utilizar el método que ha llevado a U.S.A a tener la tasa de desempleo y delincuencia reducida a sólo el 1% y la economía más alta de todos los tiempos. Izuku Midoriya y sus seres queridos deben sobrevivir a la depur...