Purgas

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21 de marzo

Primer año

Katsuki caminaba por el pasillo de la tienda observando los productos. Nada se le antojaba particularmente, pero debía elegir algo o estar ahí sería un completo desperdicio. Se decidió por tomar dos frasquitos de salsa picante. Alcanzó a ponerlos en la cinta mientras el resto de sus cosas estaban siendo cobradas.

Sin embargo, Mitsuki quitó uno de los frascos.

—Hey, es lo mínimo que me merezco por venir hasta aquí contigo —reclamó Katsuki con el ceño fruncido.

—Yo no te pedí que me acompañaras —le respondió su madre con una mano en la cintura—. Solo fue tu amor y preocupación la que te incitó a seguirme.

—¿Hah? El viejo fue el que me obligó a venir. Yo no creo que te pasara nada.

—No debería dudarlo, jovencito —se inmiscuyó la señora que les estaba cobrando mientras pasaba una sola salsa picante—. En Estados Unidos hacen todas esas cosas violentas. Me puse a ver las noticias para hacerme una idea. Si fuera por mí, estaría en mi casa encerrada, pero nadie más lo cree y no me quisieron dar el día.

—No somos América —dijo Mitsuki torciendo la boca mientras tomaba las bolsas y se las pasaba a su hijo que las recibió de malas.

Fue en ese momento que comenzó a sonar una alarma que inundó todas las calles con el estruendoso sonido. La mujer de la caja dio un salto y se agachó detrás del mostrador. Una voz femenina explicó las reglas de la purga por primera vez en el país mientras ambos Bakugou salían a la calle.

—¿Armas nivel 4? ¿Políticos nivel diez? Ni siquiera sé qué es eso —agregó ella después de que el anuncio terminara.

Eran las 7:07pm del 21 de marzo del primer año en que se daría la purga y Katsuki, con 19 años de edad, bufó porque tampoco entendía eso, pero no le veía necesidad a expresarlo en voz alta y ni siquiera lo consideraba importante. No era como si en algún momento fuera a necesitarlo.

Las calles tenían menos gente de lo acostumbrado, la mayoría había preferido prevenir cualquier riesgo, pero aun había quienes siguieron con sus vidas como acostumbraban en señal de rechazo ante la nueva ley. Era un sinsentido absoluto el permitir que por una noche los crímenes fueran legales.

A mitad de su camino vieron a una mujer en una calle paralela correr mientras gritaban y otro sujeto detrás de ella persiguiéndola.

Katsuki frunció el ceño. Alguien de verdad era tan idiota como para hacerlo. Había quienes purgarían. Iba a decirle a su madre que tuviera precaución, pero antes de poder decir cualquier cosa, la vio correr justo en la dirección donde el problema se estaba dando. Con una maldición, fue detrás de ella.

Como ella era más rápida, desde unos metros atrás la vio alcanzar al hombre y hacerlo caer al suelo. Notó que el otro sujeto llevaba un cuchillo y apresuró el paso para llegar a ellos, porque si algo le pasaba mientras él estaba ahí, jamás se lo perdonaría.

Pero cuando dijo que no creía que le pasara nada, era bastante sincero. Para cuando llegó hasta ellos, Mitsuki lo había desarmado y sometido en el suelo. Él sonrió un poco ante la escena, pero volvió a poner una expresión molesta de inmediato.

—¿Qué voy a decirle al viejo si te matan? No debes correr así al peligro, loca.

—No me hables así, mocoso insolente. ¿Qué esperabas que hiciera? Si me dices que fingiera que nada estaba sucediendo o que debía esconderme como una cobarde, te golpearé. Así no es como yo te eduqué.

Noche de PurgaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora