Días para la purga (1)

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24 de marzo

Fue una noticia impactante y rápidamente difundida la muerte de Yaoyorozu Momo, una de las jóvenes aristócratas más importantes del país. Famosa por los aparatosos preparativos de su boda que se habría llevado a cabo en un par de meses.

Los informes anuncian que ella y su prometido fueron secuestrados por los rebeldes y usados como carnada para acceder a ciertas personas de alta cuna. El resultado fue que a ella le dispararon y le robaron su anillo de compromiso, única joya que portaba en ese momento. Su familia le llora y su antiguo prometido se niega dar declaraciones al respecto. Pero tras anunciar que dejaría el país, se sospecha que su amor era real y no puede seguir viviendo en el lugar donde la perdió.

Las personas cercanas a ella afirman que murió defendiendo los ideales de la purga y se sintió halagada de ser entregada como sacrificio a la purificación de la sociedad. Su entierro fue transmitido por televisión nacional y estuvo lleno de flores azules como símbolo de su apoyo.

363 días para la siguiente purga.

Izuku despertó completamente despejado.

No como las veces en las que está tan adormilado que incluso está algo perdido respecto a su entorno, que son, en realidad, casi todas las veces. No. Se levantó sin ningún rastro de cansancio. Tenía dolor físico, sí, el cuerpo le dolía de diferentes maneras a diferentes niveles. Su brazo derecho seguía enyesado, la mayoría de él estaba envuelto en vendas y lleno de moretones. Le costó varios quejidos solo poder sentarse en su cama.

Mirando sobre su hombro observó a Ochako aún dormida, con el ceño levemente fruncido y los ojos hinchados de tanto llorar.

Después de que su madre y él llegaran a casa, casi al anochecer había regresado ella y al verlos solo había comenzado a disculparse por todo, por cargas que no le correspondían. Y ninguno había podido tranquilizarla lo suficiente o ser el apoyo que requería para que dejara de considerarse a sí misma una carga y una inútil. Le había estrujado el corazón verla de aquella manera.

Se levantó agradeciendo que la purga de ese año hubiera comenzado en la noche del viernes porque así tuvo el sábado que pasó casi completamente inconsciente en el hospital y el domingo para descansar. Porque obvio nada se suspendía solo por ese suceso y él tenía un trabajo que mantener. Fue a la cocina donde su madre ya estaba sentada tomando un té. Al verlo, ella intentó sonreírle, pero su rostro no la apoyo del todo en la idea así que solo tuvo una boca temblorosa. Izuku le sonrió a cambio para agradecerle, para decirle que todo estaba bien. Y tras un suspiro, Inko por fin pudo darle el gesto que, a su consideración, debería estar por siempre en su rostro.

Entonces vio las maletas.

—Puedes quedarte —le dijo— un tiempo más. Hasta que las cosas se calmen.

—Quisiera quedarme toda la vida, Izuku —le respondió ella cerrando los ojos—. Estar a tu lado y cuidarte. Refugiarnos en tu fuerte de almohadas mientras usas tu pijama de All Might y nos proteges de todo mal.

Izuku sintió el sonrojo apoderarse de su rostro ante el recuerdo de su infancia. Realmente no era en sus memorias donde vivía esa experiencia, era más que nada en los relatos que su madre le había dicho y las fotografías que le había enseñado. A pesar de que lo intentaba, parecía que su mente se esforzaba por alejar aquellos momentos de su consciente.

—Pero, Izuku, eres un adulto ahora y tienes una vida aquí en la que no debo inmiscuirme —él quiso decir de inmediato que no lo hacía, pero ella siguió hablando sin darle una oportunidad— y tienen que hablar. Ayer Ochako y tú ni siquiera se miraron a los ojos. Estos momentos de desgracia son decisivos en las relaciones, puede unirlos más o puede separarlos ¿Cuál deseas que suceda?

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