Parte 13

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El sonido de una incesante tos fue lo que despertó a Joel.

Fue despertando poco a poco y frunció su ceño al escuchar la tos hasta que recordó todo lo que había sucedido la noche anterior.

Después de que Erick había salido de la ducha, Joel lo había arropado en el sofá y se había llevado a Pequeñín consigo a su habitación.

Ahora, la tos se escuchaba más agitada y Joel se levantó. Pequeñín saltó de la cama y corrió hacia la puerta, ladrando hacia ella.

Tan pronto abrió la puerta, Pequeñín corrió hacia la sala y Joel lo siguió, su estómago retorciéndose de preocupación por los salvajes de tos que sacudían el cuerpo de Erick.

El retorcijón solo se intensificó al ver a Erick con la cabeza guindando del sofá, el ojiverde tosiendo en dirección al piso.

Joel se acercó y sentó al borde del sofá, pasando su mano por la espalda del ojiverde y alcanzandole el vaso de agua que había dejado la noche anterior en caso de que algo así sucediera.

Erick se recuperó un poco y aceptó el vaso que le ofrecía Joel. El ojinegro aprovechó para servir una copita de jarabe; en su salida de la habitación había visto en el reloj que eran las nueve de la mañana, así que ya habían pasado las ocho horas necesarias.

"Gracias..." susurró Erick con la voz ronca tras tomarse la copita de jarabe que le había dado Joel. Respirando agitado, volvió a recostar su cabeza en el sofá y cerró sus ojos.

Joel extendió su mano y la posó sobre su frente.

"Ay, bonito, ¿así pretendías pasar la noche en la calle?" susurró Joel al sentir que el chico estaba ardiendo en fiebre de nuevo. Tomó la botella con pastillas que aun estaba sobre la mesa y sacó dos y se volteó para dárselas al ojiverde.

Cuando se volteó, se sorprendió al ver al chico con los ojos aguados por la tos mirándolo directamente.Se quedaron solo mirándose el uno al otro por unos instantes hasta que Joel recordó lo que iba a hacer y extendió las pastillas hacia el menor.

Sin articular alguna palabra, Erick tomó las pastillas y el vaso de agua y las tomó.

"¿Cómo te sientes?" preguntó Joel y sin poder evitarlo, acercó su mano a la cabeza del menor y empezó a acariciar su cabello.

Erick tuvo que resistir la necesidad que sintió de ronronear como un gato al sentir la caricia.

"Como una mierda." respondió el ojiverde y Joel rió.

"¿Quieres más agua?" preguntó señalando al vaso vacío y Erick asintió. "Quédate ahí donde estás, ya vuelvo."

Antes de irse, Joel plantó un pequeño beso en la frente caliente del menor y si el cuerpo de Erick ya estaba ardiendo por la fiebre, pues ardió aún más por las muestras afectivas que le daba el mayor.

Mientras Joel se dirigía hacia la cocina, sonó el timbre y el ojinegro frunció su ceño. No esperaba a nadie y estaba seguro de Nora no le había dicho que le enviaría algo más.

Caminó hacia la puerta y se sorprendió al ver a su agente allí de pie. Traía el cabello rubio liso cayendo sobre sus hombros y una bufanda gruesa colgaba de su cuello.

"Nora, ¿qué haces aquí?"

"Buenos días Joel, amanecí bien muchas gracias por preguntar." dijo Nora rodando sus ojos azules pero con una sonrisa en la boca y Joel rió.

"Lo siento, ¿cómo amaneciste? ¿a qué se debe tu visita?"

"Ayer me quedé muy preocupada después de tu llamada." respondió Nora y entró al apartamento tras ver a Joel invitarla a entrar con su mano. "Así que traje algunas cosas para hacer un buen té, no como esos tés falsos de paquete."

Joel se sintió aliviado al ver que su agente estaba tan dispuesta a ayudarlo sin la necesidad de haberle pedido ayuda. La verdad era que Nora y Joel, a pesar de tener edades similares, nunca habían sido amigos, no porque se llevaran mal, sino porque siempre que se hablaban era por cuestiones de trabajo, nunca se había propuesto conversar de manera más de tipo amistosa. Y agradecía la ayuda ofrecida porque si Joel estaba preocupado por no ser capaz de cuidar a un cachorro, pues estaba mil veces más preocupado por cuidar a un ser humano enfermo.

"Gracias. Ven, te lo presentaré." dijo Joel y empezó a caminar hacia la sala. Mientras caminaba, sus nervios fueron creciendo cada vez más; estaba seguro de que Nora preguntaría que cómo se habían conocido y Joel no tendría idea de qué contestar. "Erick." llamó Joel cuando estuvo de pie al lado del asiento y Erick abrió los ojos, sobresaltándose al ver a la desconocida chica al lado de Joel.

"Hola." dijo Nora con una sonrisa cálida. "Me llamo Nora, soy a—" empezó a decir pero Joel la interrumpió.

"—miga mía." exclamó Joel entrando en pánico y Nora y Erick lo miraron extrañados. "Amiga mía, es amiga mía."

Nora lo miró por un segundo pero luego asintió. Entendía que, por alguna razón, Joel no quería que el chico supiera que ella era la agente del mayor.

"Mucho gusto." respondió Erick con una sonrisa tímida y carraspeó por lo ronca que se escuchó su voz.

"¿Cómo te ha tratado Joel?" preguntó Nora y caminó acercándose a Erick. Cuando llegó cerca de su cabeza y extendió su mano. "¿Puedo?"

Erick asintió y Nora posó su mano sobre la frente del menor. Una mueca se asomó por sus labios al sentir la fiebre del chico.

"Ya le di otras tylenol y tomó jarabe." dijo Joel antes de que Nora pudiera decir algo y ella asintió.

"Me ha tratado muy bien." respondió Erick a la pregunta que le había hecho Nora. "Es un excelente cuidador."

Joel sonrió orgulloso y Erick pensó que se veía adorable sonriendo así. Sin darse cuenta, se contagió de aquella sonrisa y pronto una brillante sonrisa adornaba su cara.

"Me alegro." contestó Nora y sonrió al ver el intercambio de sonrisas que se estaban dando los dos chicos. La verdad era que Nora no comprendía porqué Joel vivía una vida tan solitaria y se alegraba de ver que al parecer su cliente estaba teniendo compañía al fin. "Pero estás en presencia de la mejor cuidadora de todos los tiempos. Así que Joel, ve a darte una ducha y yo le prepararé un té bomba a tu chico."

Joel rió al ver a Nora en su modo madre. Había conocido al hijo de su agente solo una vez pero había sido suficiente para notar que aquel pequeño niño era ultra consentido por su madre. Solo por eso, Joel pudo confiar a Erick en sus manos.

Aun riendo, Joel caminó hacia el ojiverde y se agachó para dejar otro beso sobre la frente del menor.

Joel realmente no estaba pensando mucho en lo afectivo que era con el chico, sino que simplemente se dejaba llevar por el instinto y hacía lo que se sentía mejor.

Erick, en cambio, sí estaba pensando mucho en las muestras de afecto del mayor. Tras recibir el suave beso y verlo caminar hacia la habitación, Erick sintió como un sonrojo subió por su cuello hasta sus orejas.

Cuando volteó su mirada, se sonrojó aun más al ver la sonrisa que tenía Nora en los labios. Ella solo rió enternecida y caminó hacia la cocina para preparar el té.

Cuando la perdió de vista, Erick soltó un suspiro pesado y alzó a Pequeñín, quien había estado todo el rato sentado en el piso al lado del sofá.

"Necesito salir pronto de aquí." susurró el ojiverde acariciando al cachorro. "No me puedo dar el lujo de enamorarme de tu papá. Necesito irme."

「mi hogar」 「joerick」 「terminada」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora