Parte 9

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Con mucha dificultad, Joel logró levantar el cuerpo de Erick del piso y cuando lo estaba llevando a la calle principal, el ojiverde habló.

"Mi g-guitarra..." dijo Erick con la voz ronca y débil, señalando al bote de basura que estaba al lado de donde estaba sentado antes.

Joel lo apoyó en la pared y se movió rápido hacia el bote, encontrando la guitarra en su estuche debajo del bote, escondida, junto a un pequeño salveque. Tomó el salveque asumiendo que era de Erick y la guitarra la sacó con delicadeza para luego correr al lado del ojiverde.

Pequeñín estaba extrañamente tranquilo y siguiendo a Joel sin necesidad de tener que llamarlo. Era como si pudiera sentir la seriedad del momento.

Joel guindó la guitarra y el salveque sobre su espalda y rodeó a Erick con los brazos, ayudándolo de nuevo a salir del callejón.

Cuando llegaron a la calle principal, Joel chifló y un taxi se detuvo al instante frente a ellos.

Al ver el estado de ambos hombres, el chofer del taxi se bajó apresurado y abrió la puerta de atrás.

Con ayuda del chofer, Joel acostó a Erick en el asiento trasero y acomodó la quitarra y el salveque al lado. Rápidamente alzó a Pequeñín y se sentó el asiento del copiloto, diciendo la dirección de su apartamento.

El chofer del taxi empezó a manejar antes de que Joel terminara de decir su dirección, entendiendo la urgencia del momento.

En pocos minutos estaban frente al apartamento y el chofer de nuevo ayudó a Joel a sacar a Erick, llevándolo hasta la puerta. Joel procuró darle una gran propina al chofer.

Tan pronto entró al apartamento, dejó a Erick acostado sobre el sillón y tocó de nuevo su frente. Maldijo al sentir que la fiebre de Erick no había bajado ni un poco.

Erick de nuevo empezó a tener fuertes y violentos ataques de tos y Joel entró en pánico. Estaba tan asustado que ni siquiera recordaba qué tomaba él cuando se enfermaba. Aún así se sentó al lado de Erick y le dio golpecitos en la espalda.

Sin pensarlo, sacó su celular y buscó entre sus escasos contactos a alguien que le pudiera ayudar y la única que consideró que sería algo de ayuda fue Nora, su agente.

Rápidamente marcó el número y pegó su celular a su oreja.

"¿Joel?" contestó Nora con evidente confusión en su voz. Joel pudo escuchar música y voces junto a la voz de su agente y asumió que la chica estaba en una cena familiar de noche buena.

"Nora—" empezó a decir Joel pero una fuerte bulla en el lado de Nora lo detuvo.

"Espera—" dijo Nora y Joel pudo escuchar como la mujer se alejaba del estruendo de sonido hasta quedar todo en silencio. "Listo, ¿sucedió algo? Nunca me has llamado, siempre recurres a los mensajes."

"Tengo una emergencia y no tengo idea de qué hacer y estoy muy asustado y me siento como un niño y necesito ayuda y—"

"¡Joel!" interrumpió Nora al escuchar el balbuceo de Joel.

"Tengo un chico ahogándose por la tos en mi sillón y está ardiendo en fiebre y tengo miedo porque ni siquiera podía estar de pie solo y—"

"¿Tienes tylenol?" interrumpió Nora de nuevo y Joel murmuró una afirmación. "Dale un par y ponle paños con agua tibia en la frente. Busca entre tus cosas algún jarabe para la tos y hazle un té caliente."

"¿Eso es todo?" preguntó Joel mientras se levantaba y caminaba a su baño. Abrió su gabinete y no vio jarabe por ningún lado. "Mierda Nora no tengo jarabe ahora qué voy a hacer no quiero que muera y menos en mi sillón—"

"Joel, ya cálmate." interrumpió Nora exasperada. "Llamaré a la farmacia y haré que te envíen. Debes calmarte, el chico no va a morir... y si pareciera que va a morir, llévalo al hospital."

Joel escuchó las últimas palabras y sintió como si su corazón se contrajera al darse cuenta de que el pobre chico probablemente ni siquiera tendría un seguro como para que lo atendieran en el hospital.

Después de un par de murmullos y agradecimientos, Joel colgó la llamada y llevó las pastillas a la cocina. Llenó un vaso con agua y al escuchar a Erick toser de nuevo, se apresuró a él y colocó el vaso y las pastillas sobre la mesita que estaba frente al sillón.

"Ven, bonito." susurró Joel y alzó a Erick de las costillas para acomodarlo de manera que estuviera mitad sentado, mitad acostado. "Toma."

Con ayuda de Joel, Erick tomó las dos pastillas y se bebió casi todo el vaso con agua.

Al bajar el vaso, Erick alzó su mirada y selló sus ojos en los de Joel.

No articuló alguna palabra, pero su mirada le hizo saber a Joel lo que estaba sintiendo.

'Gracias por no dejarme morir en la calle.'

「mi hogar」 「joerick」 「terminada」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora