Parte 14

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Después de la ducha caliente, Joel salió de su habitación y caminó hacia el sofá, sonriendo con ternura al ver a Erick acurrucado abrazando a Pequeñín. Al llegar al lado, se agachó y alzó su mano para acariciar el cabello del ojiverde.

"¿Te sigues sintiendo como una mierda, bonito?" preguntó Joel con una sonrisa y Erick rió.

"Sí, pero menos." contestó y Joel rió. "Nora me hizo un té mágico y me siento mucho mejor. Ella es buena, deberías quedártela para siempre."

"No creo que a su esposo y a su hijo les guste esa idea." respondió Joel riendo y Erick sonrió. "¿Dónde está ella ahora?"

"Creo que en la cocina calentando el estofado." respondió y Joel asintió, dejando un beso en su frente y caminando hacia la cocina.

"¿Dónde compraste este estofado?" preguntó Nora al verlo entrar a la cocina y señalando al envase que contenía el estofado. "Huele jodidamente bien."

"Lo hice yo." respondió Joel y sonrió orgulloso.

"Vaya, impresionante." contestó Nora, asintiendo su aprobación. "Ahora, cuéntame."

"¿Qué te cuento?" preguntó Joel mientras se servía un vaso de agua para tomar.

"¿Cuánto tiempo llevan saliendo tu y Erick?" preguntó Nora sin tapujos y Joel se atragantó con el agua que estaba bebiendo.

"¿Qué? Nosotros no—... Es decir—..." balbuceó Joel y se sonrojó totalmente. "No estamos saliendo..."

"¡Oh! Lo lamento, es solo que lo creí por como actúan, ya sabes... lo siento." dijo Nora sonrojada y con los ojos muy abiertos, avergonzada por haber asumido.

"Es decir..." empezó a decir Joel en voz baja y volteó a ver a la puerta para asegurarse de que estuviera cerrada. "Sí me atrae pero es muy joven para mi y no sé..."

"¿Cuántos años tiene?" preguntó Nora escéptica y suspiró aliviada al escuchar a Joel murmurar que el chico tenía veinte años. "Ay Joel, no es para tanto, ni que estuvieras tan viejo. Él tampoco es un niño y lo mejor de todo es que ¡es legal!"

"Lo sé pero no sé si le atraigo también y—"

"Es una broma, ¿cierto?" interrumpió Nora a Joel y el ojinegro solo la miró confundido. "¿No has notado como el chico te mira? ¡Por dios, Joel! ¡El chico te mira como si tú mismo hubieras colgado la luna y las estrellas solo para él!"

"No lo sé, Nora." respondió Joel tratando de no creerle a su agente; tenía miedo de creerle e ilusionarse. "Y baja la voz, no quiero que nos escuche."

"Lo que sigo sin entender es porqué no quisiste que supiera que soy tu agente." dijo Nora bajando la voz.

"Es complicado." dijo Joel y pasó sus manos por su cara. "Con él soy solo Joel y eso me gusta." Nora lo miró confundida así que el ojinegro siguió. "Para la gente soy Joel Pimentel el escritor, pero con él soy... Joel. Me gusta ser solo Joel de vez en cuando. Amo mi trabajo, no me malinterpretes, pero me gusta cuando le agrado a alguien por como soy y no por mi trabajo."

Nora lo miró y sonrió pequeño. Ahora entendía porqué Joel pasaba tan solo; huía de las personas que los buscaban por conveniencia.

"Bueno, ¿te puedo dar mi opinión?" preguntó la chica y Joel asintió. "Estoy segura de que ya le agradaste a ese chico y no necesitaste ser más que Joel para hacerlo."

Joel la miró unos instantes y luego suspiró. No tenía idea de qué hacer.

~

Muchas horas más tarde, cuando ya Nora se había ido y la luna se asomaba por la ventana, Joel se encontraba en la cocina recalentando té que había dejado hecho su agente para Erick y podía escuchar al menor jugando y riendo con Pequeñín.

Amaba ese sonido. Amaba que en su apartamento hubiera más sonido que el eco del silencio al que tanto se había acostumbrado.

Podría admitir que hasta se sentía como un... hogar. Un hogar y no solo un edificio.

"Si sigues riendo así, vas a despertar de nuevo tu tos." dijo Joel acercándose al sofá y ofreciéndole el té al ojiverde. A pesar de haberlo dicho, deseaba que Erick siguiera riendo y llenando su apartamento de aquel dulce sonido.

"Gracias." dijo Erick sonriendo al aceptar el té y tomó un sorbo. Cerró sus ojos ante el calor y el picor de jengibre que bajaba por su garganta.

"¿Te puedo hacer una pregunta?" preguntó Joel después de un silencio en el que solo se dedicó a observar a Erick tomar té. El ojiverde alzó su mirada y asintió. "¿Qué sucedió?"

Erick lo miró directo a los ojos tras la pregunta y no necesitó que Joel dijera más para comprender a qué se refería.

"Me echaron de mi casa." respondió Erick. Realmente no le gustaba hablar del tema, pero Joel literalmente le había salvado la vida y merecía saberlo. Se concentró en clavar los ojos en su taza de té y siguió hablando. "Salí del closet cuando tenía 18 años y me corrieron de casa al instante de hacerlo. No tuve oportunidad de decir nada, en cuestión de segundos me habían lanzado a la calle y lo único que tenía conmigo era mi celular, mi billetera y la ropa que tenía puesta. Vendí mi teléfono y con ese dinero más el poco que tenía conmigo, vine hacia acá y me compré mi guitarra. Y eso que viste frente al refugio es lo que he hecho por dos años."

Joel se quedó en silencio observándolo. Sentía ganas de llorar de la suerte tan desgraciada que había tenido el pobre chico. Y realmente lo admiraba; Joel estaba seguro de que el no duraría ni una noche en la calle.

De cierta manera le recordaba a su situación, pero a diferencia de Erick, a él no lo habían echado y había tenido mucho tiempo para trabajar y ahorrar antes de irse de su casa.

"Eres tan fuerte, Erick." Joel susurró y Erick alzó la mirada, sorprendiendose al ver los ojos de Joel brillar con lágrimas contenidas. "No mereces ese tipo de mierda. No merecemos ese tipo de mierda."

"¿A qué te refieres?" preguntó Erick confundido ante las últimas palabras del mayor.

"El día que salí del closet mi familia dejó de dirigirme la palabra." dijo Joel y Erick abrió grande sus ojos. "Así que un día decidí empacar mis cosas, viajé hacia acá y empecé mi vida de cero."

"¿A qué te dedicas?" preguntó Erick sin poder evitarlo. Lo lujoso que era el apartamento en el que estaba no había pasado por alto para el ojiverde y no comprendía como Joel lo podía mantener si no había tenido el respaldo de nadie al llegar a la ciudad.

"Oh, yo... escribo." respondió vagamente Joel y empezó a jugar con sus dedos.

"¿Escribes...?" dijo Erick con una ceja alzada.

"Sí, tengo una que otra historia." respondió Joel rápidamente y volvió a hablar antes de que Erick preguntara algo más. "Oye ya se te acabó el té, te traeré más."

"No Joel, así estoy bien—"

"No es nada, bonito, Nora dejó bastante—"

"Joel de verdad—"

De los nervios, Joel tomó la taza de las manos del ojiverde y por intentar quitársela a la vez que Erick trataba de no dejarlo, terminó volcando el poco de té que quedaba en la taza y cayó en el pecho del ojiverde.

"¡Mierda!" exclamó Joel y al instante se preocupó, acercándose aun más al ojiverde y tocando su camisa llena de té. "¿Te quemaste mucho? Mierda bonito, lo siento—"

Joel alzó la mirada y no pudo terminar de decir la frase porque tenía su cara a dos centímetros de la de Erick.

Y sin poder evitarlo, Joel cortó la distancia y unió sus labios a los de Erick.

「mi hogar」 「joerick」 「terminada」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora