Parte 22

4.8K 583 82
                                    


Al despertar y abrir los ojos de golpe, sintió como toda la blancura del lugar lo encandiló y tuvo que volver a cerrar los ojos.

Intentó levantar sus manos para tallarse los ojos, pero solo pudo levantar una de sus manos.

Abrió con alarma sus ojos de nuevo y sintió como se le cortaba la respiración al entender porqué no podía alzar su mano.

Joel estaba dormido en una silla a su lado y tenía la cara recostada sobre sus manos, las cuales tenían la mano de Erick atrapada en un fuerte agarre.

Erick sintió su corazón estrujarse al ver al ojinegro con ojeras bajo sus ojos y respirando profundamente.

Había creído que lo sucedido la tarde anterior había sido una vil creación de su delirio.

Llevaba tres días bajo aquel puente, ocultándose del frío y su resfriado había empeorado. En ese tiempo no había logrado ingerir ni una gota de agua o un bocado de comida porque el frío y los dolores que le provocaba el resfriado no le permitían ni siquiera levantarse.

El día anterior había empezado a sentir como su cuerpo cada vez dejaba de responderle menos por el hambre tan brutal que estaba experimentando y sentía como si su cabeza estuviera en un viaje interminable de mareos.

Estaba seguro de que iba a morir allí mismo y con la poca consciencia que le quedaba se odió a sí mismo por haberse ido del lado de Joel, o por no haberse despedido como debía.

Cuando en su estado moribundo había visto a Nora arrodillarse a su lado, creyó que la rubia era como un ángel que había llegado a llevárselo.

Y cuando volvió a abrir sus ojos y vio a Joel abrazándolo, estuvo seguro de que ya había muerto y que estaba en una especie de cielo en el que solo se veían las cosas más bonitas.

Ahora acostado en aquel lugar que ahora reconocía como un cuarto de hospital, sintió como su cuerpo fue envuelto por todo el miedo que el moribundo estado de su cuerpo no le había permitido sentir y pronto su cuerpo se empezó a sacudir por la fuerza de sus sollozos.

Joel levantó su cabeza de golpe al sentir el movimiento en la cama y miró alrededor, desorientado. Cuando posó su mirada en el chico, sintió como su corazón se partía en mil pedazos.

Sin pensarlo dos veces, se levantó de la silla en la que estaba sentado y jaló al menor hacia su pecho para envolverlo en sus brazos.

Las lágrimas le picaron en los ojos al sentir como Erick se agarró de su torso como si su vida dependiera de aquello.

No podía articular palabra alguna, sentía como si su garganta fuera un apretado nudo en ese momento y las lágrimas por fin rodaron por sus mejillas al escuchar como el sonido de los sollozos del menor resonaban con fuerza por toda la blanca habitación.

Joel movió su cara hasta que quedara frente a la del menor y dejó un beso sobre la frente de Erick.

"Ya mi amor." murmuró Joel con dificultad, sus labios aun pegados a la frente del ojiverde.

"P-Pude mo-orir, J-Joel." articuló Erick entre sus sollozos y Joel apretó sus brazos sobre el menor. La madurez con la que había conocido al ojiverde provocaba que a Joel se le olvidara que solo tenía veinte años, era solo un chico.

Un chico del que se había enamorado por completo en un absurdo y corto tiempo.

"Shh bonito." susurró Joel y con su mano movió la cara de Erick hasta que pudiera verlo a los ojos. Cuando lo logró dejó un suave beso sobre los labios del menor, sintiendo directamente el suspiro sobresaltado de Erick. "Estás aquí y estás bien."

Con la respiración agitada y llena de tremores del llanto, Erick jaló a Joel de la camisa y unió sus labios con desesperación.

Fue un choque totalmente torpe de labios y dientes, pero era justo lo que ambos necesitaban.

"G-Gracias por salv-varme de nuevo-o." murmuró Erick sobre los labios del mayor y Joel se separó un poco, acariciando la mejilla del ojiverde y provocando que abriera los ojos.

"Por ti hago lo que sea bonito, lo que sea."

「mi hogar」 「joerick」 「terminada」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora