Parte 8

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Joel se pasó toda la mañana y parte de la tarde preparando su cena para la noche buena.

Mientras cocinaba, encendió la radio y se sorprendió a sí mismo al verse bailando y cantando por toda la cocina. Pequeñín le hacía compañía y al verlo bailando, el pequeño cachorro saltaba y ladraba.

Joel se sentía inexplicablemente feliz y no podía evitar expresarlo.

Sabía que debería estar aprovechando su humor para escribir, pero no quería sentarse frente a su computadora y consumirse ahí por horas.

Se sentía extraño, pero quería pasar una linda noche en compañía de su perrito.

"Bien Pequeñín, veamos cómo quedó esto." Dijo Joel mientras abría su horno y gimió al ser impactado por el delicioso aroma que salió de él.

Con cuidado, sacó el estofado del horno y lo colocó en la mesa.

Luego caminó hacia el refrigerador y gruñó al abrirlo; juraba que había guardado un trozo de cheesecake de la última vez que había hecho maratón de películas.

"Mierda, ¿porqué no revisé antes de ir a la tienda?" gruñó Joel cerrando el refrigerador.

Noche buena sin cheesecake no era noche buena.

A pesar de que era la primera vez que Joel hacía una cena para la fecha desde que se fue de la casa de sus padres, siempre había acostumbrado comer cheesecake mientras miraba los fuegos artificiales a través del ventanal de la sala de su apartamento.

Refunfuñando, Joel se puso su chaqueta y le puso la correa a Pequeñín.

~

De nuevo, en lugar de cruzar directo a la tienda, Joel se desvió y caminó rodeando la cuadra.

Se sintió decepcionado al llegar al refugio y no ver a Erick donde lo había visto las veces anteriores, pero tenía sentido que no estuviera allí; era un poco tarde y estaba haciendo un frió de la re mierda.

Resignado, Joel siguió caminando por la acera pero se detuvo de golpe cuando escuchó que alguien tosía violentamente en el callejón que tenía al lado.

Pequeñín inmediatamente empezó a ladrar y a jalar a Joel en dirección a donde se escuchaba a la persona tosiendo.

Muy despacio, Joel empezó a adentrarse por el callejón y cuando iba por la mitad, sintió como su estómago se retorcía al reconocer a la persona que tosía.

Erick estaba tirado en el suelo del callejón, tenía su espalda recostada a la pared y una cobija le cubría los temblorosos hombros. Su cuerpo entero se sacudía por los espamos que le provocaban la tos y Joel se asustó al darse cuenta que el chico apenas y podía respirar entre cada ataque de tos.

Tan pronto su cuerpo reaccionó, Joel corrió hacia el ojiverde y se arrodilló a su lado.

"¡Mierda Erick! ¿Qué diablos haces aquí?" exclamó Joel y puso una mano frente a la sudorosa frente de Erick. "Por dios, estás ardiendo en fiebre. Debo llevarte a tu casa, dime dónde vives."

Erick murmuró entre su ataque de tos y Joel fue incapaz de entenderle, así que le pidió de nuevo que hablara.

"A-Aquí viv-vo..." dijo Erick con dificultad y Joel frunció su ceño sin entender a qué se refería.

No fue hasta que vio el cartón bajo el cuerpo de Erick y un pequeño frasco de jarabe para la tos vacío al lado que comprendió a lo que se refería el ojiverde.

Erick vivía en la calle.

Mierda.

"Ven." dijo Joel y tomó con suavidad a Erick de los brazos para levantarlo. "Te llevaré a mi apartamento."

「mi hogar」 「joerick」 「terminada」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora