Parte 11

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El sonido de los fuegos artificiales empezó a asustar a Pequeñín y el pobre cachorrito no pudo evitar saltar al sofá, escondiéndose en el regazo de Erick.

El ojiverde rió enternecido y puso la jarra vacía del té sobre la mesa, acariciando ahora al cachorrito en la cabeza.

"¿Te gusta el estofado?" preguntó Joel y Erick asintió. "Tengo que calentarlo porque lo hice hace horas, pero me tomará solo un segundo."

"No te preocupes." contestó Erick mientras acariciaba a Pequeñín. "Yo cuidaré a tu hijo por mientras."

Joel rió al escucharlo referirse así al cachorro y caminó hacia la cocina, llevándose consigo el estofado que estaba sobre la mesa.

Mientras el estofado estaba en el horno, sonó el timbre de la puerta y Joel frunció su ceño pues no esperaba a nadie.

Cuando abrió la puerta se encontró con el chico de la farmacia y recordó que Nora le había dicho que llamaría para que le enviaran el jarabe para Erick. Joel tomó la bolsa que le ofreció el chico y tomó una propina del bolsillo de su pantalón.

Al cerrar la puerta, sacó su teléfono del bolsillo para agradecerle a Nora y se sorprendió al ver que ya tenía un mensaje de ella.

Dale una copita después de comer y que se lo siga tomando cada ocho horas.

Rápidamente le texteó una agradecimiento y volvió a la cocina, sacando el estofado del horno y sirviéndolo en tres tazas. Pequeñín también merecía un poco de estofado.

Con dificultad, llevó las tres tazas a la sala y las colocó en la mesita. Luego corrió a la cocina por el jarabe.

Erick al verlo llegar de nuevo, bajó a Pequeñín de su regazo y lo sentó en el suelo.

"Gracias." murmuró Erick cuando Joel le pasó una de las tazas y rió al ver que la tercera taza de estofado era para Pequeñín.

"No soy el mejor cocinero, pero creo que huele bien así que debe saber bien." respondió Joel nervioso porque nunca nadie había probado algo cocinado por él.

Joel observó detenidamente al ojiverde mientras acercaba la cuchara a su boca y cuando lo vio  introducirla y frenar sus movimientos, Joel entró en pánico.

"Mierda, está horrible, ¿cierto?" balbuceó Joel apresurado y puso su taza sobre la mesa, regando un poco del estofado en el proceso. "Déjame ver qué otra cosa puedo preparar, dame unos minutos y—"

"¡Joel!" exclamó Erick y Joel se detuvo, dado que estaba poniéndose de pie para ir a la cocina. "Esto es honestamente lo más delicioso que he probado en toda mi vida."

Joel lo miró dudoso y Erick rodó sus ojos.

"Te lo juro Joel, esto es lo mejor que he comido en mucho, mucho tiempo..." Erick dijo y se dio cuenta de lo increíblemente triste que sonaron sus palabras, así que trató de remediarlo. "Mira a Pequeñín, ¡ya se acabó su taza y no nos esperó!"

Joel miró a Pequeñín y rió al verlo lamer enérgicamente la taza vacía.

"Siéntate y pruébalo." dijo Erick palmeando el espacio a su lado en el sofá y ¿acaso Joel podría resistirse a eso? Tomó asiento y acercó de nuevo la taza, tomando la cuchara y llevándola a su boca.

"Supongo que no está tan mal..." murmuró Joel apenado después de probar el estofado; sabía jodidamente delicioso, no podía creer que él mismo lo había preparado.

"No seas modesto, esto sabe a perfección." dijo Erick comiendo más y soltando murmuros de satisfacción.

Pronto las tazas de ambos estaban vacías y a pesar de que Joel estaba satisfecho, sabía que Erick apreciaría un poco más.

"Creo que nos merecemos un poco más." dijo Joel y tomó la taza de Erick y la de Pequeñín junto a la suya, sin esperar a que Erick le dijera algo. Rápido, se levantó del sofá y caminó a la cocina para servir más.

Erick no era tonto y sabía que eso había sido una pobre excusa, pero se sintió agradecido.

"Tu papá es adorable, ¿sabías?" murmuró Erick acariciando a Pequeñín y rió al escucharlo ladrarle como respuesta.

「mi hogar」 「joerick」 「terminada」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora