Parte 5

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Eso de no haber comprado en el refugio al menos una correa para el cachorro había sido una MUY mala idea.

Joel había caminado un par de cuadras con tranquilidad con el cachorro en sus brazos... hasta que pasaron por en medio del parque central de la ciudad y un grupo de perros pasó corriendo y ladrando.

El pequeño cachorro se había vuelto loco y empezó a ladrar y a sacudirse hasta que se escapó de los brazos de Joel y corrió detrás del grupo de perros.

Joel se quedó unos momentos sorprendido por lo que había sucedido y luego corrió detrás del pequeño.

A pesar de ser un cachorro pequeño, corría con muchísima velocidad y Joel no lograba alcanzarlo.

Y el pobre perro ni tenía nombre, así que Joel solo podía correr y gritar "¡¡PERRO!! ¡¡VEN ACÁ!!".

En un momento, Joel vio como el perrito se estaba acercando a la fuente que había en el parque y abrió sus ojos como platos para luego correr lo más rápido que había corrido en su vida.

"¡¡PERRO ESPERA!! ¡NO ENTRES AHÍ!" gritó Joel y vio al perrito dar un salto hacia la fuente...

Pero una mano casi que lo atajó al aire antes de que entrara en la fuente.

"¡Woah!" dijo el chico alzando al cachorro. "¿A dónde crees que ibas, pequeñín?"

"A ahogarse, a eso iba." dijo Joel con la respiración agitada cuando llegó al lado del chico y sonrió al reconocerlo. Era el chico que había estado tocando la guitarra cerca del refugio.

El chico al parecer también lo reconoció porque se sonrojó tan pronto lo miró a los ojos.

"¿Este pequeñín es tuyo?" preguntó el chico señalando al perrito en sus brazos y Joel de nuevo pudo notar lo nasal que se escuchaba su voz. Ahora al tenerlo tan cerca pudo notar la nariz roja y la pequeña irritación en los ojos de aquel chico; definitivamente estaba resfriado.

Joel asintió sonriendo y el chico le ofreció al perrito. Joel lo tomó en sus brazos pero aún así no pudo despegar sus ojos del rostro del chico.

Era realmente atractivo. A pesar de tener los ojos y la nariz irritados, Joel igual pudo apreciar el bonito tono moreno de su piel e igual pudo apreciar la belleza de aquellos verdes e intensos ojos.

El chico se sonrojó aun más bajo la mirada intensa de Joel y miró al piso.

"¿Cómo te llamas?" preguntó Joel sin poder evitarlo.

"Erick." respondió el chico con un pequeño tartamudeo.

"Mucho gusto, Erick."

"¿No me dirás cómo te llamas?" preguntó Erick después de un pequeño silencio y Joel dudó en responder.

No quería volver a pasar por lo que pasaba todos los días tan pronto decía su nombre y las personas lo reconocían como el aflorante y exitoso escritor. Al ser un escritor, no era tu cara lo que las personas reconocían, sino tu nombre.

"Joel." respondió Joel al fin después de un prolongado silencio y suspiró aliviado al ver que el chico no hizo ningún gesto de reconocimiento.

"Mucho gusto, Joel."

Joel sonrió. Le gustaba como sonaba su nombre en la voz de Erick.

"Creo que ya debo irme" dijo Joel al sentir como el cachorro se volvía a mover mucho. "Debo ir a la tienda a consentir a este niño."

"Oh, bien. Nos vemos luego." respondió Erick y alzó su mano para acariciar de nuevo al cachorro. "Nos vemos, pequeñín."

Erick miró por última vez a Joel y se volteó, caminando en la dirección contraria.

"Así que Pequeñín, ¿huh?" Dijo Joel riendo y acariciando las orejas del cachorro. Con un sacudir de su cabeza, dio vuelta y caminó en dirección a la tienda.

「mi hogar」 「joerick」 「terminada」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora