Una semana de muchos cuidados, muchos mimos y muchas vitaminas había sido suficiente para que dieran de alta al joven ojiverde y ahora se encontraba sentado en una silla de ruedas, siendo escoltado fuera del hospital por un sonriente y emocionado Joel.En toda esa semana, Joel no se había separado de su lado más que un par de ocasiones en que tuvo reuniones con su editorial, pero por lo demás había acompañado a Erick en el proceso de recuperación dentro del hospital.
Ahora lo llevaba con felicidad en dirección a la entrada, donde los esperaba el esposo de Nora para llevarlos al apartamento de Joel.
Brendon los esperaba recostado a la puerta del auto y tan pronto los vio acercarse, se movió para abrirles la puerta.
Erick rió con ternura por la preocupación de Joel al verlo levantarse solo de la silla y entrar solo al auto y Joel con un puchero lo siguió, cerrando la puerta tras de sí.
El viaje fue rápido y tranquilo y pronto estaban estacionando el auto frente al apartamento del mayor.
"Muchas gracias, Brendon." dijo Joel mientras se asomaba por la ventana del auto al interior, donde se encontraba sentado el esposo de la rubia. "¿Pudo Nora...?"
"Sí." respondió Brendon con una sonrisa. "Casi no lo logra por la reunión, pero allí los dejó."
"Bien, nos vemos luego."
"Nos vemos." respondió Brendon y pasó su mirada hacia el ojiverde que era rodeado por el brazo de Joel y que los observaba con confusión. "Cuídate y déjate consentir por Joel, lo tienes colgando de tus dedos."
Joel rió al escucharlo y Brendon solo movió su mano como despedida para luego arrancar el auto.
"¿Porqué te ríes?" preguntó Erick sonrojado. No se había despedido de la pena que habia sentido al escuchar las palabras de Brendon.
"Porque lo que dijo es cierto." respondió Joel sonriendo con un leve sonrojo y plantó un sonoro beso en la mejilla del menor. "Ahora vamos."
"¿De qué estaban hablando, lo de Nora?" preguntó Erick mientras subían en el ascensor al piso donde se encontraba el apartamento de Joel.
"Ya vas a ver." respondió Joel y el 'ding' del ascensor las avisó que habían llegado.
Caminaron juntos hasta la puerta, el brazo de Joel en un fuerte agarre sobre la cadera del menor.
Una vez adentro, Joel cerró la puerta y miró con emoción a Erick.
"Me estás asustando." dijo Erick nervioso y Joel rió mientras rodaba sus ojos.
"Ve a la—" empezó a decir Joel pero unos ladridos lo interrumpieron.
Al escuchar aquello, Erick movió rápido su cabeza en dirección a la habitacion de Joel y abrió sus ojos como platos, sintiendo como le picaron las lágrimas.
Sin siquiera mirar a Joel, caminó hacia la habitación y cuando abrió la puerta, el ahora no tan pequeño cuerpo de Pequeñín saltó sobre él.
De pronto el apartamento estuvo lleno de risas y ladridos y Joel sintió cosquillas en su pecho al volver a sentir su apartamento como un hogar y no como un conjunto de paredes y muebles.
"¡Mírate! ¡¡Estás gigante!!"
Al escuchar las palabras del ojiverde, Joel soltó una carcajada y caminó hacia donde ahora se encontraba Erick sentado en el piso de la entrada a la habitación con Pequeñín moviéndose sin parar sobre su regazo.
"¿Verdad que sí?" dijo Joel mientras se sentaba a su lado. Sabían que estaban exagerando pues Pequeñin tenía a lo mucho tres meses y era una completa bola de pelos que no les llegaba ni a la rodilla.
Al ver a Joel sentarse en el piso, el perrito saltó ahora sobre su regazo y empezó a dejar lametones en el rostro del mayor. Erick empezó a reír y al escucharlo, el perrito volvió a su regazo.
Ambos rieron al ver que el cachorro estaba sumamente emocionado por verlos a los dos.
"¿Con qué te ha estado alimentando tu papá que estás tan grande y gordo?" dijo Erick con una voz de bebé que enamoró aún más al ojinegro.
"Si está gordo no fue mi culpa." dijo Joel y Erick lo miró. "Nora lo ha estado cuidando, así que fue culpa de ella. Y hablando de Nora..."
"¿Qué pasa?" dijo Erick al ver a Joel levantarse y adentrarse en la habitación.
"Es de parte de ella, así que no puedes decir que no." escuchó Erick a Joel decir desde adentro de la habitación y frunció el ceño con confusión.
"¿De qué hablas—?" empezó a preguntar el menor pero se le quedaron las palabras trabadas en la garganta al ver a Joel salir con una hermosa guitarra azul en sus brazos.
"Cuando te encontramos, no estaba tu guitarra por ninguna parte y Nora dijo que necesitaba escucharte cantar alguna vez, así que buscó una bonita guitarra para regalarte."
"Joel—"
"No puedes decir que no, bonito." interrumpió Joel y puso la guitarra sobre el regazo del menor, tomando a Pequeñín de las costillas y sosteniéndolo sobre su propio regazo. "Sabes que Nora te quiere mucho y lo hizo porque sabe que amas la música."
"Es muy hermosa." susurró Erick con los ojos clavados en la guitarra, sus dedos deslizandose con delicadeza sobre la madera y admirando el bonito tono de azul con el que estaba pintada. Después de unos instantes, el ojiverde alzó la mirada y miró directo a Joel. Suspiró un poco y subió su mano para posarla sobre la mejilla de Joel. "Gracias."
"Eso debes decírselo a Nora, no a—"
"No, Joel." interrumpió Erick y colocó la guitarra en el piso para acercarse más al mayor. "Gracias por todo lo que haces por mí. Me devolviste la felicidad y me regalaste tu compañía. Cuando estaba en la calle me llegué a convencer de que no necesitaba a nadie y de que estaba mejor solo. Pero llegaste y me di cuenta de que estaba equivocado. De verdad, gracias por todo."
Lo último lo dijo casi en un susurro y Joel no supo que decir, así que unió sus labios a los del menor, tratando de expresar todo lo que sentía por medio de aquel beso.
Justo cuando el ambiente empezó a calentar, Pequeñín saltó y le lamió a ambos los rostros.
Erick se separo riendo y empezó a acariciar al cachorro.
Joel solo gruñó.
"Realmente eres como un hijo, Pequeñín." murmuró Joel por lo bajo y Erick soltó una carcajada.
"Por cierto, ¿cómo sabe Nora que yo canto?" preguntó el ojiverde aún riendo y alzó una ceja al ver el sonrojo en las mejillas del mayor.
"Oh... puede ser que en una de las reuniones haya pasado un par de horas solo hablando de tí con Nora..." respondió Joel con los ojos clavados en el cachorro sobre su regazo.
"¿Un par de horas?" preguntó Erick conteniendo la risa al ver lo nervioso que se puso Joel.
"Bueno creo que Nora también nos dejó comida hecha, iré a revisar."
Joel se levantó mientras hablaba y Erick no hizo más que reír con fuerza.
El orgullo lo carcomía y sentía aquel increíble impulso por huír una vez más, pero la felicidad y las ganas de compartir sus días con Joel era mucho más fuerte que cualquier otra cosa.
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「mi hogar」 「joerick」 「terminada」
Fanfiction¿Qué pasa cuando dos personas solitarias se encuentran? Donde Joel es un escritor y Erick es una persona de la calle. ¡Espero disfruten!