Capítulo 3

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Unos golpes secos en la puerta alertaron al pequeño Nam-gyu que en ese momento, se encontraba mirando caricaturas en la TV

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Unos golpes secos en la puerta alertaron al pequeño Nam-gyu que en ese momento, se encontraba mirando caricaturas en la TV. Se aproximó a la ventana a un costado de la puerta pero no lograba divisar correctamente a la persona que se escondía detrás de punto ciego, como si fuese completamente a propósito. Tomó la perilla y giró de ella tirando sin esfuerzo alguno para abrirla.

Sus labios se mantuvieron en una delgada línea que no se inmutó, su pequeño cuerpo estaba paralizado de pie en la entrada y frente a él, tenía al hombre más aterrador del mundo, el hombre que lo asustaba y que le sonreía ampliamente de forma amistosa pero que su mirada era como un arma de doble filo. Una mirada que lo desafiaba en un duelo que al niño le costaba mantener.

Retrocedió de inmediato y gritó en dirección a su madre para que ella se acercara mientras él subía corriendo las escaleras bajo la atenta mirada divertida del hombre que su hermana le había pedido, guardara distancias.

A Ju-ri generalmente le agradaban todas las personas pero tenía un don para intuir cuando una persona no era portadora de buenas intenciones y casi nunca se equivocaba. Si antes no había sospechado de ella, mucho menos lo haría ahora que aquel sujeto realmente lo intimidaba.

—Hola, disculpe el atrevimiento pero soy su nuevo vecino, el nieto de la señora Kang, Tae-hyung... —se presentó con una leve reverencia y un tono de voz cálido y varonil—... venía a presentarme y a traerles unas galletas de limón, receta original de mi abuela —sonrió mientras extendía los brazos ofreciéndole una bolsa blanca de cartón con una caja celeste dentro.

Ella sonrió y las tomó encantada—Es un placer conocerte, Tae-hyung —extendió su mano—. Mi nombre es Ha-neul, ¿te gustaría quedarte a cenar? —preguntó amablemente a lo que él asintió dando el primer paso dentro.

Sonrió internamente y disfrutó el momento, el haber dado un paso dentro de aquella casa lo entusiasmaba y era como una gran victoria para él. Ya se sentía ansioso y quería ver el estilo de vida que llevaban, mientras se preguntaba a sí mismo, como se comportaría la joven chica que allí vivía, ante una visita inesperada y de una persona que de momento no le agradaba para nada.

Nam entró de pronto en la habitación de su hermana y con miedo se abalanzó sobre ella en la cama, casi que era como una costumbre que empezaba a ser más habitual, y se acurrucó a su lado bajo las sábanas. Ju-ri se reía e intentaba quitarle aquel sedoso pedazo de tela creyendo que el niño estaba jugando, pero lo único que lograba era que él se aferrara más y se escondiera aún más debajo.

—Nam-gyu, ¿qué pasa? —preguntó dulcemente, mientras dejaba reposar su mano sobre la cabeza cubierta del niño.

Este se removió levemente y asomó su rostro sin problema en mostrar sus ojos llorosos, casi al mismo tiempo en el que su madre gritaba—¡Ju-ri, Nam-gyu, vengan! —la voz provino de la sala. Un grito que ocultaba una advertencia para ambos en señal de que debían comportarse—. ¡Tenemos visita esta noche, bajen a cenar! —finalizó.

𝐌𝐈𝐍𝐃 | 𝐊𝐓𝐇 [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora