Capítulo 8: Los tiene bien puestos.

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Otro bonito y normal día había llegado y cierto rubio amargado se encontraba viendo la televisión en el salón mientras comía snacks picantes

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Otro bonito y normal día había llegado y cierto rubio amargado se encontraba viendo la televisión en el salón mientras comía snacks picantes.

“—¡Noticias impactantes de las últimas 24h! ¡Ha habido un atentado en un centro comercial! Al parecer, alguien dejó una mochila con explosivos en la sección de verduras y explotó todo. ¡Por suerte no hubo ningún herido, pero la gente se asustó muchísimo!”

—Oh —murmuró Bakugou frunciendo el ceño con una sonrisa; ese tipo de noticias le alegraban la vida—. Oye, Deku, mira esta mierda —llamó a su compañero de habitación que se hallaba cocinando algo.

—¿Qué ocurre, Kacchan? —inquirió Izuku mientras se acercaba con un delantal y secando un plato—. ¡¿U-Un atentado?! —exclamó preocupado al ver las imágenes.

—Los tiene bien puestos el que hizo esto —agregó Bakugou frunciendo el ceño y bastante contento (cosa bastante rara en él).

Lo que ninguno sabía era que había alguien en el pasillo que daba a las habitaciones escuchando todo.

—Hm, hm —murmuraba Shouto para sí con cara de póker y un brillo de ilusión en sus ojos.

Todoroki se sentía feliz por la acción que había hecho; sobre todo porque a Bakugou le agradaba aquello de las explosiones.

“—¡Y ahora les dejamos con Hagakure-san y el tiempo...!”

Katsuki apagó la televisión.

—Un momento… —murmuró Midoriya al analizar a Katsuki sentado en aquel sofá como si fuese suyo—. K-Kacchan… Uraraka-san dijo que no tocásemos su sofá…

—¿Y? —inquirió el rubio amargado; todo eso le daba absolutamente igual.

—Bueno, sería mejor que no lo usaras… por si acaso —agregó con temor al recordar la mirada que aquella joven les dirigió cuando advirtió sobre su sofá.

—Tsk.

Al final, y con el tiempo, Bakugou siempre terminaba cediendo a regañadientes a todas las peticiones de Midoriya.

[...]

—¡Muy bien, allá vamos! —exclamaba un ilusionado Kirishima con delantal y mientras se remangaba la camiseta.

—¡Sí! —asintió Kaminari con una sonrisa mientras sacaba una caja de huevos de la nevera.

Había llegado el día en el que Midoriya dejó de cocinarles todos los días y ahora tenían que hacerlo ellos por cuenta propia (ya habían estado de gorrones mucho tiempo).

Así que, en ese mismo instante, una alegre parejita se disponía a preparar un delicioso almuerzo… o al menos esa era la intención.

—¡¿Y qué vamos a cocinar?! —inquirió Denki con alegría.

—¡No lo sé, pero saca de todo un poco! —respondió el pelirrojo mostrando sus afilados dientes.

Y así es como reunieron en la mesa de la cocina una docena de huevos, pescado, alitas de pollo, lechuga, mostaza, ketchup, jamón, especias, ajo, sal, azúcar, arroz, aceite, tabasco y un poco de canela.

—¡Genial! —exclamaron al unísono mientras observaban todo aquello.

Se quedaron en silencio y luego intercambiaron miradas.

—Sabes cocinar… ¿verdad? —se preguntaron a la vez.

El desastre en la cocina solo acababa de comenzar.

[...]

×Convivencias anteriores de Deku y Kacchan×

Era la segunda vez que intentaban alquilar una habitación juntos. La primera no funcionó muy bien ya que Bakugou metió al dueño en la lavadora, pero eso no tenía mucha importancia.

La cosa era que ahora habían conseguido otra habitación donde un tal Sero Hanta iba a convivir con ellos.

No había problema alguno.

Todo iría bien, ¿verdad?

—¡¿Y sabes qué?! ¡Encima que le dediqué todo mi amor me abandonó! ¡Se fue con sus amigas! —se quejaba cierto chico de cabello negro mientras le daba un sorbo a su cerveza—. ¡¿No crees que es injusto?!

Bakugou estaba tan tranquilo viendo la televisión en el salón y de la nada el tipo llamado Sero se le acopló al sofá y comenzó a hablarle de sus amoríos mientras bebía cerveza y pasaba su brazo por el hombro del rubio.

La paciencia de Bakugou se estaba agotando. ¿Cómo se atrevía a tomarse tantas confianzas?

Lo peor era que Midoriya no estaba en casa.

—¡Dime, Bakugou! ¡¿Qué crees que debería hacer?! —prosiguió el de cabello negro mientras le echaba todo el apestoso aliento a Katsuki en la cara.

Su paciencia tenía un límite y Hanta lo había cruzado.

Aquel rubio amargado se levantó y dirigió hacia el balcón.

—¿Ves esa mierda? —inquirió señalando algo que estaba en la calle.

Sero, inocentemente, se acercó hacia el balcón y se asomó para ver lo que fuese que Bakugou estaba señalando.

—Acércate más —ordenó Katsuki, a lo que Sero se inclinó más—. Un poco más —siguió y el de cabello negro tenía ya como medio cuerpo fuera.

Un disimulado empujón fue suficiente para hacerle perder el equilibrio y caer dos pisos abajo, rompiéndose así como unos tres huesos.

—¡K-KACCHAN! —una voz procedente de la calle llamó su atención—. ¡¿Has empujado a Sero-kun?!

Midoriya había regresado de comprar y justo presenció la caída de Hanta.

—¡SE CAYÓ SOLO!

Y así fueron expulsados del segundo piso.

[...]

Cosas pendientes por suceder:

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Cosas pendientes por suceder:

>Conflicto en el baño.
>Entran en la habitación de Todoroki.
>Testigos de Jehová.
>Encuentran el dinero de Uraraka.
>Sadomasoquismo.

Compartiendo piso con imbéciles [Boku no Hero Academia] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora