Capítulo 3: No he visto nada.

6.8K 1K 1.1K
                                    

El primer día había fluido con tranquilidad, dentro de lo que cabe, y Kirishima y Kaminari ya habían colocado y ordenado todas sus pertenencias en aquella pequeña e incómoda habitación que les había tocado

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

El primer día había fluido con tranquilidad, dentro de lo que cabe, y Kirishima y Kaminari ya habían colocado y ordenado todas sus pertenencias en aquella pequeña e incómoda habitación que les había tocado. Al menos tuvieron suerte y después de la comida que Midoriya les preparó, cada uno se fue a su propia habitación y no hubo molestia alguna (a excepción de los gritos constantes de Katsuki, pero eso era algo a lo que debían de acostumbrarse).

—Bueno… —comentó Kaminari después de bostezar y ponerse el pijama—, ¿dormimos?

—¿De verdad vamos a caber en esta cama? —Respondió el pelirrojo con otra pregunta mientras contemplaba el lugar en el que tenían que dormir.

Denki se quedó mirándole con una sonrisa para luego lanzarse rápidamente encima de dicha cama.

—¡Me pido la esquina! —Exclamó aquel rubio alegremente.

—¡Oye! —Se quejó Eijirou al ver que tenía que quedarse en el peor lado y cómo Kaminari ya estaba tirado boca abajo y abrazando una almohada.

Todo estaba en silencio. Podían elegir irse a dormir o…

—Entonces… ¿contra la pared? —Inquirió Kirishima mientras formaba una sonrisa mostrando sus puntiagudos dientes y se echaba en la cama para acercarse lentamente hacia Denki.

Era el momento perfecto para hacerlo, de no ser porque…

¡MUERE! —Pudo escucharse un grito procedente de la habitación de la derecha.

—Oh no —maldijo Kaminari con un Kirishima encima suyo al ver que otra vez se verían interrumpidos.

¡K-Kacchan! —Se escuchó otro grito prolongado que parecía ser un gemido.

Desde esa noche, ambos chicos descubrieron que cada vez que Bakugou se corría, gritaba “MUERE”.

[...]

Ochako había llegado a casa a las dos de la madrugada cuando ya todos se hallaban dormidos. Su trabajo le consumía y lo peor es que encima tenía que levantarse a las seis de la mañana, pero con tal de ganar más dinero no había problema alguno.

Había amanecido y se hallaba desayunando su vasito de leche con cereales Corn Flakes, en el salón, aún en pijama y con bastante sueño.

—Me pregunto si se estarán llevando bien —murmuraba entre bostezos mientras se frotaba los ojitos.

De repente un ruido de llaves llamó su atención. Alguien estaba abriendo la puerta del piso y entrando como si nada.

—¿A estas horas…? —Se inquirió y se giró para ver quien era.

Lo que no esperaba era encontrarse a Todoroki, el cual se quedó inmóvil al cruzar miradas con Ochako, pensando el clásico “Si me quedo quieto, no me ve”.
Cabe decir que llevaba cargando en el hombro una bolsa negra atada en la que parecía haber una persona dentro.

—¿Qué es eso…? —Interrogó la joven abriendo los ojos como platos y señalando aquel bulto.

Shouto se limitó a dejar en el suelo la bolsa negra que parecía empezar a sacudirse y oírse la voz de alguien gritando, acercarse hacia Uraraka, sacar su cartera del bolsillo y colocar una gran cantidad de billetes en la mesa delante de la chica.

—No he visto nada —aceptó Ochako con facilidad y alegría mientras juntaba aquel preciado dinero.

Y, así, Todoroki se dirigió con su bonita carga hacia su habitación y se encerró ahí durante mucho tiempo.

[...]

—¿Qué hora es...? —Inquiría cierto joven rubio al abrir lentamente los ojos y bostezar.

—Buenos días, Kaminari —le susurró al oído cierto pelirrojo, el cual había rodeado con sus brazos a Denki por la cintura.

—Buenos días, Kirishima —respondió sonriendo y girándose para acurrucarse mejor con su novio.

Hasta que un terrible ruido les hizo reaccionar y rompió el bonito momento que estaban teniendo.
Alguien estaba taladrando en la habitación de la izquierda… y el único que estaba ahí era Shouto.

—¡Maldición! —Se quejó Kaminari ya bastante harto de ser interrumpidos siempre—. ¡¿Quién taladra por la mañana?!

—Iré a ver… qué pasa —comentó Kirishima levantándose y también cansado de que siempre les arruinaran la mejor parte.

Aquel pelirrojo se dirigió hacia la habitación de la izquierda, de la cual aún se podía oír el molesto ruido del taladro, y tocó la puerta repetidamente hasta que se detuvo. Todoroki abrió dicha puerta con lentitud y asomó su rostro.

—¿Qué? —Inquirió con su inexpresiva cara mientras parecía estar limpiándose las manos, las cuales estaban rojas, con un trapo.

—Eh… ¿Podrías…? Ya sabes, ¿hacer menos ruido? —Pidió Kirishima mientras pasaba una mano por su nuca con nerviosismo pues Shouto parecía ser un poquito especial y se podía ver algo sospechosamente extraño en sus manos.

—… Bueno —accedió con un tono sereno.

—¿Qué es eso…? —Añadió Eijirou al poderse contemplar con claridad un líquido rojo oscuro manchando ambas manos de Todoroki.

Shouto se las miró y se quedó pensando unos dos minutos su respuesta.

—Tomate —respondió para luego cerrar rápidamente su puerta.

Eijirou tragó saliva y se dirigió hacia la habitación donde le estaba esperando su rubio favorito.

—¿Ocurre algo? —Preguntó Denki al ver el rostro atónito de su pareja.

—Creo que nos hemos metido en donde no deberíamos.

[...]

]

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Compartiendo piso con imbéciles [Boku no Hero Academia] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora