Capítulo 12: ¡Así no se te picarán los dientes!

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De alguna manera, Kirishima y Kaminari consiguieron librarse de los testigos de Jehová

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De alguna manera, Kirishima y Kaminari consiguieron librarse de los testigos de Jehová. A pesar de que rociaron toda su habitación con agua bendita, incluido a ellos mismos, Iida se retiró bastante indignado junto a sus súbditos.

—Pecadores, ¡Jesús les está observando! ¡Así no irán a cielo! —comentaba abandonando el cuarto—. ¡Recuerden que volveré para asegurarme de que hayan sido purificados! —finalizó y lo último que se pudo escuchar fue el fuerte sonido de un portazo.

—¿Por qué no podemos follar en paz? —se quejó Denki mientras se dejaba caer en la cama.

—El mundo está en nuestra contra —respondió Eijirou mientras se secaba el cabello con una toalla.

—Bueno… ¿nos duchamos? —inquirió el rubio con una sonrisa al pensar que, alomejor, ahí sí podrían hacer algo.

Kirishima sonrió ante aquella buena idea.

[...]

—Puto Deku —murmuró Katsuki, bastante aburrido, al ver que Izuku tardaba demasiado y la hora de comer se aproximaba.

Decidió salir de la habitación y dirigirse al baño, pero vio que la puerta estaba cerrada; además, por los bordes, se veía que la luz estaba encendida.

Aún así, Bakugou optó por comprobar si dicha puerta no estaba con seguro, así que la abrió tranquilamente y entró para dirigirse al retrete y mear.

Ignoró por completo el hecho de que había alguien en la ducha y que, además, se escuchaban ciertos gemidos, y alzó ambas tapas para orinar, pero la curiosidad llamaba a Katsuki.

La opción tentadora de abrir las cortinas para averiguar quién se estaba duchando y, probablemente, haciendo algo más era de su agrado, así que cuando terminó de mear, sacudió su rabo para dejar caer las últimas gotas de orina y se subió los pantalones.

Con rapidez abrió las cortinas que cubrían la bañera y lo siguiente que se pudo escuchar fueron dos gritos.

—Iros a un puto hotel, mierda —comentó al ver las caras atónitas de Eijirou y Denki.

—¡Un poco más de privacidad! —se quejó Kaminari cubriéndose detrás de Kirishima—. ¡Se llama antes de entrar!

—No es mi culpa que la puerta estuviese abierta —sentenció con rabia—. ¿Quién mierda intenta follar en la bañera?

—Bueno… nunca podemos en nuestro cuarto —comentó el pelirrojo mientras se rascaba una mejilla.

—Y encima que estábamos en la mejor parte… —agregó Denki bastante frustrado.

Bakugou se limitó a sacar su teléfono de sus bolsillos y tomar rápidamente una foto para luego alejarse con tranquilidad y cerrar la puerta.

Eijirou y Kaminari se miraron durante unos segundos.

—¿Nos acaba de tomar una foto desnudos? —comentó el rubio con nerviosismo.

—Eso parece…

[...]

×Convivencias anteriores de Deku y Kacchan×

Lo que Midoriya no sabía, era que Bakugou llevaba varios días planeando algo.

Katsuki, después de asegurarse que Izuku se había ido de verdad, decidió poner en marcha el primer movimiento.

Se dirigió con sigilo a la habitación prohibida donde se hallaba el sujeto con problemas mentales llamado Monoma, y se posicionó al frente de la puerta.

—Eh, bastardo —llamó después de tocar varias veces la puerta.

Tuvo que pasar un tiempo hasta que sintió un ruido dentro de ella.

—¡JAJAJAJAJA!

Monoma se había comenzado a reír compulsivamente.

—¿Quieres salir de esta mierda? —siguió Bakugou mientras observaba el candado que impedía la apertura de la puerta.

No hubo respuesta por el contrario y Katsuki estaba comenzando a perder la paciencia, pero tenía que soportarlo.
Después de todo, si su plan funcionaba, Bakugou podría divertirse bastante.

—¡¿Por qué querría que me ayudaras?! ¡JAJAJAJA! ¡Estoy bien acompañado aquí dentro! —exclamó Neito con una voz desesperante.

“¿Acompañado?”

Pero luego Katsuki recordó algo de que Monoma escuchaba voces y todo tuvo sentido; probablemente el rubio con problemas tenía amigos invisibles.

A Bakugou realmente le daba igual, así que sacó de sus bolsillos las llaves que abrían el candado para liberar a Neito. Cabe decir que se las había ingeniado para quitárselas a Kendou antes de que se fuese a trabajar, así que solo tenía una oportunidad.

—Sal, mierda —sentenció abriendo la puerta, la cual fue empujada hacia dentro lentamente y de manera tenebrosa, dejando ver a un chico sentado en un retrete y ocultando su rostro—. ¡QUE SALGAS, MIERDA! —gritó de una vez por todas; ya había soportado suficiente.

Monoma fue levantando su rostro lentamente, mostrando una egocéntrica sonrisa y levantándose con las manos en los bolsillos para acercarse hacia Bakugou.

A Katsuki le molestaba demasiado la actitud de aquel tipo, el cual pasó por su lado mirándole por encima del hombro y que, además, se alejó sin decir absolutamente nada; ni siquiera un “gracias”.

Pero valdría la pena; todo para poder entretenerse un rato.

Por eso, el rubio amargado comenzó a caminar detrás del otro rubio enfermo para ver a dónde iría.

Ya habían salido de casa y Monoma caminaba con tranquilidad y dispuesto a entrar al primer centro comercial que vio.

—¡JAJAJA! ¡Qué gracioso! —exclamó Neito después de detenerse unos segundos a escuchar un chiste de uno de sus amigos imaginarios.

Prosiguió su camino y entró a una tienda de dulces, donde Bakugou supuso que empezaría la diversión.

Y así fue.

Monoma había comenzado a abrir huevos Kinder y a comérselos delante de la vendedora, para luego acercarse hacia los niños que salían felizmente con su bolsita de caramelos y quitárselas.

—¡Pero si te estoy haciendo un favor! —gritó Neito con una expresión desesperante al ver cómo el niño al que le había robado comenzaba a llorar—. ¡Así no se te picarán los dientes! ¡JAJAJA!

A los pocos minutos llegó la policía.

[...]

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Compartiendo piso con imbéciles [Boku no Hero Academia] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora