Capítulo 8

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*Foto de Angel

Skyler

Al salir del orfanato, no me tuve que despedir de nadie, no hice amigos, ya estaba de noche, los trámites tardaron más de lo normal. Estaba callada, como siempre; me subo al auto de Dany, un auto blanco, grande y espacioso. En el camino no dije una sola palabra, bueno tantas semanas de silencio tal vez me afecto, pero Dany sí me dijo algo "Créeme que con Ángel no vas a estar tan callada así" después de eso se rió. Cuando llegamos, Dany me enseñó el que iba a ser mi nuevo cuarto. Era un cuarto bastante grande, no tenía ventanas pero si una estantería con gavetas, un closet bastante grande con algo de ropa y una cama muy grande. Al lado de la cama había una mesa con vacía y una alfombra color rosa como la cama. El cuarto tenía un baño, bastante grande que tenía una toalla. Dany me prestó su ropa ya que era muy tarde para salir a comprar.

Al bañarme me acuesto en la cama y comienzo a mirar el techo. No podía creer que esto estuviera pasando, parecía un sueño. Escucho que tocan la puerta, era Dany para que fuera a cenar. Salí del cuarto al mismo tiempo que Ángel, su cuart quedaba al lado del mío, solo unos metros de distancia, me dio la bienvenida a la casa y nos sentamos a comer. Ángel y Dany comenzaron a hablar. Yo no dije nada, solo los miraba y escuchaba. Al terminar de cenas, Dany le dijo a Ángel si podía lavar los platos y él lo hizo. Me quedé en la mesa y Ángel me comenzó a hablar. Hablaba sin parar y extremadamente rápido, no lo podía entender. Al él terminar de limpiar los platos se sentó en frente de mi y siguió hablando. 

— ¿No eres una persona habladora verdad? – no le contesto – Ven ponte de pie. – confundida me pongo de pie y él agarra mi muñeca, y comienza a correr por toda la casa. No soltaba mi muñeca así que yo también estaba corriendo con él. Estaba corriendo extremadamente rápido, apenas podía seguir al mismo paso que él

— Oye, vas muy rápido. – digo y él se detiene

— Al fin te hago hablar. – no estaba cansado estaba como si no hubiese corrido, en cambio yo, casi no podía respirar

— Si querías que hablara, solo me lo tenías que decir. ¿Cómo puedes estar así como si nada? — le pregunté intentado volver a tomar aire

— Ya estoy acostumbrado, antes me gustaba correr. Ven. – me agarra de la muñeca con delicadeza, enciende una luz que alumbraba toda la parte de atrás de la casa

Era un patio muy grande y lindo, tenía un huerto con diferentes plantas, era muy hermoso, no se podía apreciar mucho debido a que estaba de noche y a pesar de estar iluminado, no se veían algunas cosas.

Sentía que estaba en la casa de un extraño, de visita y que pronto me tenía que ir, a pesar de todo me sentía cómoda, la presencia de Ángel era como una luz calmante, era muy raro. Él era muy gracioso, simpático y hablador. Todavía el sentimiento de que lo conozco desde hacer mucho tiempo sigue ahí, pero busco y busco y no encuentro ningún recuerdo en donde él aparezca. Ya estaba cansada así que decidí entrar para poder dormir. Ángel se despide de mi, me da las buenas noches y se va a su cuarto.

Entro a la habitación y me siento en la cama. No quería dormir a pesar de estar cansada, desde hace días llevo teniendo la misma pesadilla una y otra vez y todas las noches termino llorando, porque a pesar de querer escapar de mi pasado, él sigue atormentándome. Me quería esforzar para olvidarlo todo y sabia que lo iba a lograr. Decido irme a dormir, me acomodo en la cama y me cubro con la colcha. No podía dormir porque estaba acostumbrada a dormir con ruido del ventilador o algún ruido, pero no había ningún ruido, solo escuchaba el pitido de mi oídos. Había AC, por eso no escuchaba nada, pero llegó a un punto en donde el cansancio me venció y logré dormirme, no por mucho tiempo, las pesadillas alcanzaron mis sueños y me levanté agitada y empapada de sudor. Las lágrimas salían solas, odio recordar ese horrible momento una y otra vez, era como un infierno dentro de mi cabeza. Salgo de la habitación en dirección a la cocina tropezándome con todo, no conocía la casa así que no sabía para donde iba, toco un interruptor de luz y enciendo la de la cocina, que suerte la mía, agarro un vaso y me sirvo un poco de agua, me siento en la mesa con el vaso que tenía en mis dos manos, lo miro y pierdo mi mirada en él. No estaba pensando en nada, solo miraba al vaso y al agua que se movía por el temblor de mis manos, no sé cuánto tiempo estuve ahí, perdida, sin pensar, en un mundo en blanco en donde solo existían yo y el vaso.

— ¡Hey! – la voz de Ángel hace que de un salto y me hace volver a la realidad – Perdón no quería asustarte, es que como no te movías, pues me empecé a preocupar

— ¿Cuánto tiempo llevas ahí? – pregunto fijándome en que ya el agua no estaba fría y que no bebí nada

— Desde que saliste de tu cuarto. – abro los ojos como platos y lo miro confundida – Sí, al parecer no te percataste que estaba aquí, – me quita el vaso de las manos, desliza la puerta transparente de atrás y tira el agua para el patio – te estabas tropezando con todo hasta que encendiste la luz, y no me viste, buscaste agua en el refrigerador, – se acerca al refrigerador y le hecha agua al vaso – te sentaste y comenzaste a mirar el vaso, pensé que me estabas ignorando y también que ibas a tomarte el agua, – me da el vaso de agua – pero no, te quedaste ahí mirando el vaso, sin moverte, como si tu mente hubiera viajado a otro mundo, estuviste así unos cinco minutos hasta que te llamé. ¿Te vas a tomar el agua o no? – ríe

— ¡Ah! Sí – comienzo a tomar el agua

— ¿Porqué estabas llorando? – escupo un poco de agua y comienzo a toser – ¿Estas bien? – asiento

— No estaba llorando.

— Voy a fingir que te creo, no me tienes que contar si no quieres, pero intenta no mentirme, es lo único que te pido, odio las mentiras. – unos segundos de silencio se apoderan de la cocina – Bueno, me voy a ir a dormir, ya va a amanecer, siempre hay que aprovechar para dormir. – me quita el vaso de las manos y lo coloca en el lava traste – Bueno, buenas noches. – se va y entra a su habitación

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