Capítulo 3

64 16 0
                                    

Estaba decidida, no quería vivir más. ¿Quién podría vivir con este dolor y está pérdida que tengo? Ya no quería más. Sé que es muy estúpido rendirse, en vez de seguir adelante y enseñarle a la vida que esto no podrá conmigo, pero no, no soy fuerte, por la única persona que era fuerte era por mi madre pero ya no está, toda mi vida se fue con ella. Quería aliviar este dolor y la única forma que podía era esta. Sé que soy débil pero acabo de perder mi única familia ¿Qué iba a pasar después? ¿Ir a un orfanato para quedarme ahí hasta mis 18? Yo no quería vivir de esa manera. Tal vez haya una posibilidad de que alguien me adopte, pero me tendría que adaptar a su forma de vivir y sus costumbres. ¿Y si me vuelve a pasar lo mismo? No quería eso para mi vida, por eso la quería terminar.

—    Skyler, no lo hagas, — me pareció escuchar la voz de mi madre pero cuando me volteé estaba el hombre de hace rato — piensa en tu familia. — que irónico

—    ¿Qué familia? ¡No tengo familia, estoy sola! — le grito al hombre

Me iba a tirar pero el hombre me agarra por la cintura y me golpeo la cabeza. De ahí no me pude acordar de más nada Me iba a tirar pero el hombre me agarra por la cintura y me golpeo la cabeza. De ahí no me pude acordar de más nada.


Me levanto en lo que parece ser mi casa. Estaba confundida ¿Cómo llegué aquí? No sentía nada de dolor ¿Habré muerto? No podía descifrarlo. Tal vez todo eso que pasó fue un sueño. ¿Porqué se sintió tan real? Era como si estuviera viviendo ese momento, todo se sintió muy real. Me voy al baño y me doy una ducha. Extrañaba mi casa, la comodidad de mi hogar, mi cama, la televisión, la cocina, todo. Escucho a alguien entrar, me visto y salgo. Era mi madre, salgo corriendo a abrazarla y comienzo a llorar.

—    Mami pensé que te había perdido. — la abrazo con mucha fuerza

—    Escúchame Kay, — se baja a mi estatura y me agarra los hombros — No voy a estar aquí para apoyarte o darte consejos, ni si quiera voy a estar para cocinarte tu comida favorita, pero necesito que seas fuerte, que no te rindas. Perdóname por no haber estado ahí para verte crecer, completar tus estudios, ver a mis futuros nietos. Perdón por tener que acabar mi rol de madre aquí. Se supone que la madre muera primero que los hijos, pero no así, no quería dejarte a tan corta edad, pero nos volveremos a ver, te lo prometo . Te quiero mi preciosa hija. Me has hecho la madre más feliz del mundo — me abraza para comenzar a caminar hacia la puerta

—    Mami, no me dejes, ¿Cómo voy a seguir si no vas a estar aquí? Tu eres mi todo. — las lágrimas salían rápidamente empapando mi rostro

—    Se fuerte mi princesa hermosa. — abre la puerta

—    Mami, te amo mucho.

—    Yo también te amo mi princesa y mucho más de lo que te imaginas. — se va y la dejo de ver.

Me levanto y veo un cuarto mi blanco. ¿Dónde estoy? ¿Este es el cielo? No, no era en cielo porque si lo fuera no estaría sintiendo este dolor, no estaría llorando y mucho menos sufriendo como lo estoy haciendo ahora. ¿Todo eso fue un sueño? ¿De verdad mi madre se fue? No lo quería aceptar, pero tenía que hacerlo. Ella se fue, no va a estar más. No iba a soportar este dolor. Dolor que no se va aunque me pongan anestesia, dolor que permanece ahí hasta que un día me levante y me haya acostumbrado. Nunca me voy a acostumbrar a una vida vacía, sin nadie que me espere después de llegar de la escuela, que me cocine mi comida favorita. No voy a poder...

Me di cuenta que estaba en un hospital ¿Cómo llegué aquí? Estaba conectada a lo que parecía ser un suero. No me dolía el cuerpo, solo me dolía el corazón. Escucho a alguien entrar a la habitación. Era una doctora muy alta, de cabello castaño, ojos color verde, tez blanca, nariz perfilada y labios carnosos. Estaba vestida con un uniforme azul y una bata blanca muy larga que casi llegaba al piso.

—    ¿Cómo llegue aquí? — le pregunto a la doctora

—    ¿No te acuerdas? — niego — ¿Qué es lo último que recuerdas? — me mira confundida — ¿Recuerdas que abusaron de ti? — asiento

—    Solo recuerdo que uno de esos tipos me llevó a la estación de autobuses y me montó en él. Estuve unas once horas más o menos y cuando se detuvo el autobús me bajé y no me acuerdo de nada más. — las lágrimas comenzaron a salir

—    Espera un momentos ¿Tipos? ¿Eran más de uno? — asiento y ella se sorprende — ¿Cuántos?

—    Tr-tres. — Tartamudeo.

—    No puede ser, siento mucho que tuvieras que pasar por esa situación, pero vas a mejorar.

—    ¿Voy a mejorar? ¿¡Crees que voy a mejorar!? No, no lo voy a a hacer y te pido que termines con mi vida, no quiero vivir en este infierno.

—    No, Skyler el mundo no se trata de eso. Se trata de que la vida te pone obstáculos y los tienes que superar, no importa lo difícil que sea .

—    ¡No, estás mal! — comienzo a gritar. Mis palpitaciones eran aceleradas y mi respiración estaba descontrolada. Me arranco el suero que tenía en la mano — ¡Solo termine con mi vida! ¿Qué difícil es eso?

La doctora llama a unas enfermeras, ellas me ponen una inyección y me quedo dormida en unos pocos segundos. Al despertarme decido rendirme. La oscuridad me había consumido completamente. Me quedo mirando a un solo sitio, dejo de moverme, de comer, de hablar, estaba muerta en vida. Estuve así hasta que la doctora llegó y se sentó al lado mío.

—    ¿Sabes Skyler? A mí me paso algo similar a lo tuyo. — ordena unos papeles que tenía — Mi padre mató a mi madre, yo vi como la mató porque yo estaba debajo de la cama de mi mamá escondida para que mi padre no me hiciera nada, después de que mi padre matara a mi madre se quitó la vida. Parece que mi padre era un psicópata y yo no lo sabía. Yo me quedé sola. Vivíamos lejos de la ciudad, mi mamá tenía una finca y de ahí era que sacábamos nuestra comida, éramos muy independientes. Estuve un mes viviendo sola, tuve que enterrar a mis padres yo misma. Fue el peor mes de mi vida. ¿Tú sabes lo que hice? Yo me pare y me dije a mi misma que no iba a dejar que eso me venciera y que todo pasa por una razón. Y mira quien soy una doctora profesional y dueña de este hospital. Eso es lo que debes hacer Skyler, no dejarte vencer. Yo te puedo ayudar, aunque la única persona que verdaderamente lo puede hacer eres tú misma, tú eres la que debes seguir adelante, yo te voy a apoyar y voy a estar aquí para lo que necesites. ¿Y qué dices, vas a mejorar o no? — termina la doctora

SkylerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora