Capítulo 30: Sangre.

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El pie que estaba libre dejó de ser un obstáculo, se recurrió hacia atrás dejando el camino libre para después golpear el talón que servía de apoyo dando como resultado que el tenis cediera y con él, el objeto también, pero también cedía la mano que estaba soportando todo el peso.

Tras iniciar la caída libre, Daniel cerró los ojos: "Joder, ahora si es el fin". Una fuerza ajena lo sujeto por un par de segundos lo dejaba caer un poco más y lo volvía a sostener mientras sonaba un choque entre algo sólido y la escalera, acto seguido lo soltaba.

A ciegas y dándose cuenta que su caída no fue repentina sino cortada por un breve lapso de tiempo, el chico estiró la mano desocupada lo más que pudo al tiempo que abría los ojos, alcanzó un peldaño, alzó la mirada y vio a la chica de bronce casi arriba de él, el resto de la escala fue exponencialmente más fácil.

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Evelyn seguía las ordenes, entro al local por arriba y cerró la puerta, escucho un fuerte golpe y un breve silencio, en la oscuridad simplemente esperaba, se escuchó otro golpe, esta vez de menor proporción, simplemente no pudo seguir esperando, salió a la azotea y no había nadie la luz de la luna iluminaba penosamente como el día anterior y el anterior, sin pensarlo fue al lugar por donde previamente había subido.

Justo al llegar al final, Daniel soltaba el peldaño, Evelyn se dejó sobre sus rodillas para así alcanzar la muñeca del chico sujetándola con fuerza, Evelyn no tenía la fuerza ni el agarre necesario para aguantar el peso.

La física entraba en acción, el cuerpo de la chica comenzó a arrastrarse, poco tiempo después, comenzaba a caer, con su mano derecha sostenía al chico, mientras caía abrió la izquierda haciéndola chocar contra un peldaño y así detenía brevemente el movimiento, pero la derecha chocaba su antebrazo contra el siguiente peldaño obligándola por reflejo a soltar a su acompañante, Evelyn reaccionó veloz y pasó su mano por abajo del maldito peldaño y alcanzaba de nuevo a Daniel dándole tiempo suficiente para aferrarse a la escalera, su mano cedió pero el chico ya estaba a salvo, el resto de la escalada fue exponencialmente más fácil.

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Al acabar de ascender, Daniel subió la parte reclinable de la escalera, acto seguido se encontró con la chica de bronce, estaba acostada tomando bocanadas de aire de tal forma, que su delgado abdomen se encogía y expandía pareciendo tener vida propia, una mancha roja se observaba manchando su ropa, el chico noto dicha mancha de forma instantánea al tiempo que la señalaba, Evelyn siguió la mirada del chico, palpo la mancha y con la tenue luz de la luna confirmaba: era sangre.

Se adentraron al local, bajaron la escalera como pudieron, se encontraban completamente a ciegas, Evelyn se recostó como pudo al tiempo que Daniel examinaba el sitio lo más rápido que podía, a través del cristal de la entrada aún se podían ver hileras de muertos vivientes dándole la vuelta al local, la fila parecía nunca acabarse.

El chico buscaba alcohol y cosas médicas por unos segundos, para después darse un golpe con su palma diestra en la frente:

-Tan estúpido, en todos estos lugares hay botiquín de primeros auxilios, y estos son visibles en la oscuridad- Aún no acababa de decir la oración cuando ubico lo que buscaba.

Se deslizó en cuclillas, dando un pequeño salto golpeó el botiquín por debajo y en diagonal para que diera un pequeño movimiento zafándolo así del clavo que lo sostenía, lo sujeto antes de que alcanzara el suelo tratando de hacer el menor ruido posible.

El chico no tenía ni la menor idea de lo que tenía que hacer, pero estaba seguro que había que desinfectar la herida, coloco el maletín en el suelo mientras sacaba un pomo con alcohol, sin preguntar le quito la prenda de arriba dejándole solo el brassier, la examino completamente sin que su mirada diera un pequeño tono de morbo, Evelyn observó esto último y bajo su mirada.

-Por favor, se fuerte- Daniel dejó caer de golpe el líquido desinfectante en la herida, Evelyn se retorció casi al instante, la herida era profunda, el chico trataba de recordar que pasaba en las películas, y siempre, siempre lavaban la zona cercana a la herida.

La chica trataba de aguantarse los gritos, no dejaba de sangrar, ella misma se hizo presión en la herida por instinto mientras el chico terminaba su acción.

-"Shu shu shu",- Murmuraba el chico como cuando una madre consuela a un hijo, abrió con los dientes una venda y posteriormente una gasa, como pudo le hizo un "tapón" en la herida, para después atar con destreza ese tapón con la venda.

-Eres ágil con la venda- Evelyn trataba de quejarse lo menos posible.

-Aprender a vendarse es básico para los deportes- Daniel casi acababa su forma médica.

-Ahora también eres deportista... ¿Y qué juegas?- Evelyn se distraía para sentir un poco menos de dolor, también estaba interesada en la historia de ese chico.

-Juego lo que se pueda jugar, y donde se pueda competir- El chico no dudo en su respuesta, como si siempre respondiera lo mismo.

-Vaya, debiste ganar muchas competencias- Evelyn seguía solo con el brassier, en la parte de arriba, Daniel seguía sin tener morbo en su mirada.

-No fue así, de hecho nunca pude estar en un equipo por mucho tiempo- Daniel se desprendió de la camisa que llevaba, le ofreció la prenda a la chica que asemejaba tener frio, la chica asintió e hizo una señal de respeto inclinando su cuello de forma vertical para después ponerse dicha prenda.

-¿Por qué? ¿Eras malo?-

-Lo contrario, si era malo, practicaba para ser mejor, y ya siendo bueno, practicaba para ser el mejor, pero, en ningún caso estaba conforme conmigo mismo, nunca fui lo suficientemente bueno para mí, en ningún caso- Daniel tenía rabia en la mirada, no recordaba la última vez que sentía desesperación sin tener miedo, esa desesperación era peor.

-Y si eras bueno, ¿Por qué nunca estuviste en equipo?-

-Porque la gente prefiere decir "es solo un juego" o "a la otra sale" que decir, "perdón, me equivoque, debo mejorar" la mayoría usa los deportes como forma de socializar, no muchos quieren ganar en verdad, y con el paso del tiempo, los actos grandiosos, al ser tan seguidos tienden a parecer normales, el mejor jugador del mundo en cualquier cosa deja de ser aplaudido al cabo de un tiempo, la gente se acostumbra a sus maravillas, creen "normal" sus capacidades e incluso le reclaman si llega a cometer algún error, los humanos no tienen memoria en este sentido- Daniel hablaba mientras buscaba algo con que hacerle frente al frio, una pequeña gota de agua salada resbalaba por la mejilla del chico, Evelyn se dio cuenta instantáneamente.

-Oye- Evelyn dudó un poco en seguir, trago saliva y continuó: -Está bien frustrarse y llorar, somos humanos, esas cosas son las que nos hacen sentir vivos, ¿no? Aunque te duela a momentos, ¡todo ayuda al Daniel del futuro! Está bien auto exigirse, tú lo haces bastante, no comprendo cómo no llegas a "ser lo suficientemente bueno" solo, no seas tan duro contigo mismo-.

Daniel encontró algo de ropa, se puso una playera negra pensando en camuflajearse un poco, llevo más prendas hacia donde se encontraba la chica, la ayudó a cambiar de playera, una vez más sin morbo alguno.

-Descansa, trata de no entrar en el campo visual de los objetos cuando el sol ilumine este lugar-

La chica asintió y se quedaron en silencio, trataron de dormir, el día siguiente sería largo.

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La muerte olvidó la tierraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora