Capítulo 7: El fin justifica los medios.

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La situación era mala, cerca de un centenar de objetos seguían a la pareja en cuestión, llevaban unos 300 metros de ventaja, faltaban aproximadamente 1.5 kilómetros para salir de la ciudad, entrarían a una planicie, con pasto seco, a unos 100 metros empezaba a haber arboles en gran cantidad, mientras Daniel soltaba a su amada para tirar a un objeto de una patada con el empeine en las espinillas del propio Daniel pensaba para si mismo mientras veía en cámara lenta al objeto siendo víctima de la gravedad: "Tenemos que alejarlos, no deben tener visión de nosotros al salir de la ciudad, debemos hacer un un movimiento en escalera con las calles".

Pero antes de comentarlo, se encontraron con alguien que aún tenía vida: -Alto ahí, ahora denme sus mochilas, solo quiero los objetos- Un sujeto de aparentes 30-35 años de edad, los miraba amenazante, en la mano tenía una navaja de 30 centímetros,  estaba a 3 metros de la pareja, al parecer la distracción para los objetos que estaban ya a menos de 200 metros había llegado justo a tiempo.

-Tranquila Hibiki, solo dale la mochila y sigue caminando- Akane hizo caso, el sujeto desconocido medía 1.78 metros aprox. de mirada fría y cabello largo que aparentaba no ser lavado en varios días, se podía notar la manzana de Adán en su largo cuello, aparte de su navaja, no llevaba nada más consigo mismo, Daniel pudo analizar todo mientras Akane dejaba su mochila. -¿Te sientes bien robando a un par de chicos?- dijo con un tono de víctima mientras aventaba su mochila justo a la mitad del camino, sabía lo que iba a suceder, y sabía que había dos opciones, seguir caminando, o atacar, todo dependía de la postura del sujeto al levantar la mochila, Daniel avanzó un paso mientras el sujeto se agachaba por la mochila, la pregunta antes hecha era para dar confianza al sujeto, confianza que marcaría el actuar de ese chico tonto.

El sujeto perdió el contacto visual con Daniel, y no solo eso, usó la mano con la cual traía el cuchillo para levantar la mochila del piso, la otra mochila estaba en su mano opuesta, el sujeto decidió el movimiento de Daniel, aún en el piso, escucho un par de pasos y justo cuando levanto su cara para volver a tener contacto visual con el chico, sintió como 5 objetos punzo cortantes, que no eran punzo cortantes se introducían en su cuello, lo siguiente en sentir era falta de oxígeno, y que se ahogaba en su sangre, Daniel le había extraído su notable manzana de Adán de un solo movimiento, Akane miro atónita la imagen, jamás creyó que ese chico pudiera hacer algo así, lo peor estaba por venir, el conjunto de objetos se encontraba a menos de 100 metros, y Daniel lejos de correr, estaba recuperando sus provisiones, lo que seguiría era un acto aún peor.

Daniel estaba poniendo al sujeto que se revolcaba en su agonía , lo acomodaba de lado para evitar que se ahogara con su sangre, el sujeto moriría por falta de oxígeno, no por obstrucción en las vías respiratorias, pero todo tenía un porque: "Si está muerto para cuando lleguen ellos, no sé si se detendrán con él, debo asegurarme que lo vean moviéndose" acto seguido Daniel le quito la navaja y alcanzo a su amada.

Se desviaron una calle a la derecha, y volvieron a tomar el norte como curso, minutos después ya habían salido de la ciudad, tardaron aún menos en salir de la planicie.

****

La pareja en cuestión se encontraba rodeada de arboles, y se encontraban solos, Akane preguntó que había pasado hace un rato, creía que el chico de ojos color marrón que tenía enfrente había cambiado drásticamente desde el inicio de todo lo que los rodeaba actualmente.

-No Hibiki, no creo estar afectado- Respondió con un tono bastante sereno, acto seguido la tomó de la mano y continuo: -Hasta la fecha, nunca se me había presentado alguna situación así, yo siempre creí que el planeta estaba sobre poblado, y que no había por que meter a la cárcel a quien podían liquidar y así dejar de gastar recursos en mantenerlos, así daban mas oxígeno a los que no hacían algo malo, es mejor una piedra que alguien que quita oxígeno, una persona sin un motivo en la vida, o bien una aspiración o deber, debería quitarse la vida inmediatamente, en estos aspectos no tengo sentimiento de culpa alguno-.

Akane lo miraba curiosa, sabía que estaba enfrente de alguien que había matado a un sujeto hace algunos minutos, pero no se encontraba asustada, se encontraba terriblemente cómoda a su lado, incluso pensaba entender a ese asesino - Tu... ¿por qué o para qué vives?- al acabar su pregunta Daniel la volteó y la abrazo por la cintura comentándole al oído con un tono algo inusual en el, parecía seguro de sus palabras.

-Vivo para sentir- Acto seguido beso la mejilla de la chica en cuestión, la cual comenzó con su malicia de mujer.

-¿Y yo para qué vivo?- Akane sabía que la respuesta que venía la haría feliz, Daniel tenía la cualidad de responder las cosas emocionales con cosas aún mas emocionales.

-Tu vives para que yo no viva día a día, además eso de morir paso de moda, ¿no te habías dado cuenta?- Daniel se acababa de ganar un acto de violencia por parte de ella, seguido de un beso en la mejilla de parte de ella.

-¿Y ahora qué sigue? no viviremos 6 meses con comida para un día-

-Ahora, creo que debemos encontrar una fuente de agua, pero antes de eso debo de confesarte lo mucho que se me antojan esos labios- Akane se volteó al momento en que Daniel quería besarla, y lo beso en la mejilla.

-Pues te quedaras con el antojo, por qué quiero descansar un poco- Akane mentía, en realidad no podía cerrar los ojos ya que seguía viendo la escena en la que Daniel usaba su mano como navaja, no se encontraba bien anímica-mente, Daniel se dio cuenta, el lenguaje corporal de ella era demasiado obvio, no cerraba los ojos para nada, secuelas de un shock fuerte, Daniel se enojó consigo mismo, le había causado un daño a su chica en cuestión, al parecer, Daniel dejó de creer ese día que el fin justifica los medios.

-Akane, te amo- Daniel sentía un ahogo por retener esas palabras, peor que el del sujeto que el mismo había asesinado.

La muerte olvidó la tierraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora