Capítulo 5: Limitación.

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Una cuerda detenía en el aire el cuerpo de un hombre, estático, con la piel 2 tonos abajo de su color normal, se mantenía flotando a unos 30 cm del piso, en su rostro se podía ver la sensación de arrepentimiento, Daniel juzgó de estúpido al hombre, pues en sus manos se veían señales de forcejeo, como si intentara que la fuerza no estuviera en su cuello sino en sus muñecas, Daniel se limitó a pensar: "Pobre idiota, se colgó y después se dio cuenta que no quería morir, o al menos no quería sufrir un par de minutos antes de morir". A unos pocos centímetros, una mujer estaba tirada empapada en sangre, con dos cortadas en las muñecas en forma perpendicular a la extensión del antebrazo, a lo que Daniel se limito a pensar: "Primero fue ella, y luego el, de haber sido al revés, él estaría aún con vida, en fin, si no quieren vivir, que mueran". Daniel prefirió guardar silencio.

-Que horrible- Akane se veía tensa, así como angustiada, se desconcertaba al ver esa escena, en cuanto pudo volteó al lado opuesto, donde se encontraba lo que antes era un bebe, seguía golpeteando la puerta.

-Sera mejor que busquemos algo de comida y agua, no me gustaría pasar la noche aquí- Daniel seguía firme ante sus pensamientos sobre lo que parecía ser una pareja sin ganas de vivir, pero no quiso comentarle nada a su chica en cuestión.

-¿Iremos a tu casa Daniel?- Akane se encontraba nublada emocionalmente, no podía entender como su chico en cuestión parecía inmutado ante lo que acababan de presenciar, sin embargo no se animó a preguntar.

-No conozco otro lugar donde pasar la noche, supongo que si- Daniel trataba de no mostrar la preocupación, sabía que sus padres podrían estar bien, o podrían no estarlo, además no quería llevar cientos de objetos animados como invitados, se limitaron a comer un par de frutas que aun servían para el dicho acto, se hidrataron, Daniel tomó dos objetos de plástico vacíos de la basura, Akane notó el acto pero no dijo nada, acto seguido se pusieron en marcha, Daniel dejo la puerta sin cerrar por si debían regresar con urgencia.

Al abrir la puerta notaron la calle despejada, en silencio, no podían creer la diferencia entre esa calle y la anterior, solo eran unos 120 objetos de diferencia, procedieron a caminar en dirección a la meta antes dicha, pero no cruzaron en la primera calle perpendicular a esa, sino en la siguiente, esto pensado en no llamar la atención de los objetos, al cruzar la primera calle perpendicular, notaron que a la derecha seguían objetos caminando a el grupo de lo que en principio eran 3 simples objetos, pasaron lo mas sigilosos que pudieron, su respiración era agitada, sentían nerviosismo de ser descubiertos, en la segunda calle perpendicular a esta en dirección a su meta se encontraban 3 objetos, que al parecer querían reunirse con el grupo antes dicho -No nos preocupemos por los que encontremos caminando hacía tu casa Akane, si somos sigilosos no se darán cuenta de nosotros- Daniel se veía seguro mientras tomaba la mano de su amada.

-Entiendo- Akane tenía confiada su vida a ese simple chico, que al parecer no era tan tonto, cualquier otro hubiera perdido la razón, o sencillamente no examinaría todo como el chico que la tomaba de la mano.

Poco antes de llegar a la ultima esquina, donde solo debían girar a la derecha y a escasas 3 casas estaría lo denominado como meta, Daniel observo dos objetos al lado izquierdo de la calle, mirando de tal forma que no podían cruzar sin ser vistos, sabía que el camino de retorno estaba despejado por si se complicaban las cosas, examino el ambiente de los objetos, atrás de ellos estaban dos carros estacionados en hilera, Daniel lanzó uno de los dos objetos de plástico que tenía, pegándole a uno de ellos, el ruido llamó la atención de los objetos previamente mencionados.

-Listo, vamonos- Ningún objeto se percato de la joven pareja en todo su trayecto, Daniel tomo la chapa y notó no estaba cerrada por completo la puerta, a lo cual pensó: "O salieron sin saber nada, o algo los obligo a salir con prisa" como fuere, sabía que encontraría su casa completamente vacía, y así fue.

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Comieron y descansaron, Daniel tomo una ducha y trato de ponerse lo mas atractivo que pudo visualmente hablando, ademas se dio cuenta que ya no había electricidad, antes de salir de su ducha se juzgaba el mismo: "¿por qué no me siento preocupado? ¿por qué no sentí tristeza por la madre de Hibiki? ¿por qué no estoy buscando a mis padres? ¿por qué solo pienso en sobrevivir, y quizá en que Akane permanezca a mi lado? Supongo que a partir del incidente, en realidad empecé a vivir, y dejé de quejarme por casi todo, Akane no piensa como yo, pero si parece que valora su vida como para no darse por vencida."

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Hicieron un recuento de provisiones; comida para 2 días, pero parecía que seguían llegando objetos a su ubicación anterior, tarde o temprano acabarían tapando también esa casa -Akane, creo que debemos ir a algún lugar menos poblado- Daniel trataba de parecer tranquilo, pero su mente no dejada de hacer preguntas del tipo: "¿y luego?".

-¿Y luego?- Akane hizo la pregunta que confirmó que era la mujer de su vida.

-No lo sé- Daniel estaba cabizbajo, quería encontrar la respuesta pero no sabía cual era, Akane sonrió y se acerco tomándolo de la mano, acto seguido le dio un beso de esos parecen ser los últimos pero con la esperanza de que no lo sean.

-Es la primera vez que te escucho decir esas palabras, dime ¿qué se siente?- Akane rodeo su cintura con las manos de Daniel, de tal forma que esta quedo de espaldas a él.

-Es una extraña sensación, normalmente cuando no sé algo lo investigo, pero esta no es una opción- Acto seguido volteó a su chica en cuestión, y choco sus narices, moviéndose lentamente hacia a la derecha y luego a la izquierda, repitiendo el mismo "tierno" movimiento a su entender -Solo sé que quiero vivir, y que la única forma de hacerlo, actualmente es a tu lado- acto seguido hizo una mueca para sus adentros: "Que estúpido, como que actualmente".

-¿Como que actualmente?- Akane seguía reafirmando ser la mujer de su vida. -Osea que antes no?- Akane sabía que Daniel estaba arrepentido en cuanto acabo su frase, pero su malicia de mujer la llevaba a ponerlo en una posición mala para el.

-No no no no- Daniel respondió nervioso. -Es solo que me exprese mal, en otras palabras, quiero estar contigo, si tu no estuvieras, probablemente yo tampoco quisiera estar- Daniel sabía que no eran claras sus palabras, pero era su forma mas clara de decirlo, el chico  tonto quería decir que si ella no estaba a su lado, el no se preocuparía por un "futuro" ni planearía tanto, sencillamente viviría al día, "a ver que pasa".

Akane seguía en su malévola transformación. -¿Para qué me quieres?- Akane jamas pensó que se arrepentiría de esa pregunta.

Daniel la abrazo fuerte y le dijo al oído. -Para vivir- Akane se estremeció. -Además para esto- Acercó sus labios a los de ella, Akane cerró sus ojos pensando que venía un beso, pero fue mas una caricia, Daniel paseaba sus labios sobre los de su chica en cuestión, sin besarla, de una forma muy lenta, el corazón de Akane empezó a tomar fuerza en cada latir sus labios se quedaban semi-pegados, ella se limitó a sonreír, ella se limitó a lo que la mayoría de las personas deberían limitarse: ella se limitó a sentir.

La muerte olvidó la tierraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora