Capítulo 15: No dejes de sentir.

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Faltaban escasos 4 metros para llegar al río, Akane ya había saltado, Daniel aspiró lo más que pudo en cuanto a aire he hizo el salto más grande de su vida mientras giraba en el aire sobre su eje vertical al tiempo que impulsaba su mochila lo mas fuerte que pudo, la inercia lo ayudo a llegar un poco más adentro del río mientras la mochila chocaba con el objeto que ya se encontraba en el aire, le dio a Daniel unos segundos. El chico en cuestión veía todo en cámara lenta por el impulso de adrenalina que llevaba encima de él, antes de caer se aseguró de aspirar una vez más, ya en el agua trataba de mantener la respiración al tiempo que trataba de ubicar donde quedaba la orilla, y más importante, donde estaba su amada (esta última ya estaba subiendo al otro lado del río).

El río tenia poco más de 10 metros de ancho con la profundidad suficiente como para cubrir totalmente a Daniel y al objeto,  el chico tonto trataba de distinguir algo entra la rápida corriente, llevaba 5 segundos en la mitad del río cuando pudo ver al objeto en cuestión tratando de avanzar hacía el, Daniel se mantenía sereno, tenía una teoría que pronto vería si era real, si no lo era, sencillamente iba a morir.

*****

En la misma linea temporal, Akane salía del río y se dejaba caer al terreno lleno de tierra y algo de ramas, el dolor en su brazo empezaba a ser cada vez más fuerte, sin embargo su preocupación no era por su propia salud.

*****

El chico en cuestión dio dos pasos hacia atrás, que fueron contestados por dos pasos hacia adelante del objeto que tenía enfrente, y después otros dos, contestados de la misma manera, Daniel llego a tocar el terreno, ahora estaba entre el objeto y una extraña pared, llevaba 20 segundos desde su última bocanada de aire aunque parecía no importarle, empezó a bordear esa pared por su lado derecho, no tenía la intención de salir del agua, en ese estado los movimientos del objeto eran mucho más lentos que los de él.

*****

La chica en cuestión no podía levantarse, no sabía si era el dolor, cansancio o su estado mental, solo sabía una cosa, su chico aún no salía del agua, ni siquiera sabía que un bulto caminaba lentamente hacía ella.

*****

Daniel seguía avanzando mientras soltaba levemente un poco del aire que conservaba en sus pulmones, empezaba a dudar de su teoría, pero no tenía otra opción, se mantuvo así por 45 segundos, su cuerpo empezaba a moverse solo con fuerza como si se estuviera comprimiendo con el estomago como punto de contracción, el chico sabía que no podía aguantar más, pero en ese  instante el objeto se dejo caer pesadamente ante la sonrisa de triunfo del chico que proseguía a salir del río, o al menos intentarlo.

*****
Akane tenía sus azules ojos cerrados, creía que su fin estaba llegando, sentía el dolor más profundo en toda su vida, resignada empezó a recordar los momentos importantes de su vida, así como sus conversaciones con Daniel, la dulce chica se empezaba a adormecer cuando se preguntó para sus adentros si valía la pena seguir viviendo a cambio de seguir sintiendo ese dolor cuando de pronto una voz dentro de su cabeza le susurró: "yo vivo para sentir". La chica oriental abrió los ojos, y esta vez tenían un brillo especial: estaba motivada.

"Si siento este dolor, quiere decir que aún estoy viva, y si aún estoy viva quiero pasar el tiempo que me quede al lado de el estúpido de Daniel" pensó para sus adentros. En un instante noto que un objeto se lanzaba sobre ella que aún se encontraba acostaba, Akane con más seguridad que nunca sencillamente giro hacia el lado opuesto alejándose un poco de él al tiempo que una mano humana salía a flote, pero solo por unos instantes, acto seguido un par de burbujas salieron del agua, Daniel alcanzó a ceder su última bocana de aire y comenzó a caer al fondo del río.

Akane al darse cuenta que su chico aún no salía, se lanzo sin pensarlo dos veces al agua, lo ubicó lo más rápido que pudo, su mente se quedó en blanco actuaba totalmente por instinto, ni siquiera sentía el dolor provocado por el par de piquetes de aquel arácnido, tenía como único objetivo ayudar a ese chico, nado con gran rapidez al objetivo mientras el objeto caía al agua provocando que la chica se aturdiera un poco, se recupero lo más rápido que pudo y con gran rapidez saco a su chico del agua.

Akane se percato de que su chico seguía sin respirar, y no sabía a ciencia cierta como dar primeros auxilios, sin embargo lo intento: Le abrió la boca para que el agua que traía ahí saliera, después lo acomodo, con una mano apretó la nariz de su chico mientras cubría completamente su boca con la de ella, soplaba lo más que podía y trataba de darle un masaje cardíaco, repitió el acto un par de veces hasta que Daniel se levanto como impulsado por un rayo y jalando bocanadas de oxígeno a más no poder, al instante trato de ponerse al tanto de la situación.

Daniel estaba consiente de lo que ocurría, normalmente hubiera desvestido a su mujer hasta que se secara su ropa para evitar un resfriado o una neumonía, sus conocimientos de biología le alcanzaban para saber que la mayoría de tipos de alacrán no eran fatales para el ser humano con su picadura, pero también sabía que la mayoría producían dolores terribles a eso sumándole que que había tenido un ritmo cardíaco exageradamente alto los últimos minutos, se limitó a proporcionarle algo de seguridad a su mujer:

-Akane se fuerte, normalmente los alacranes solo causan dolor, pero no son letales- La chica lo miraba sonriendo mientras sentía un fuerte dolor acompañado de una sensación parecida a cuando se duerme alguna parte del cuerpo, pero más fuerte con todo su brazo y tórax vibrando.

Un denso sonido los alerto, al otro lado del río centenares de objetos se lanzaban al agua sin pensar, no sabían que no podían salir, los objetos normales eran demasiado débiles como para levantar su propio peso.

Otro sonido en la dirección contraria al último los volvió a alertar:

-Hola, veo que han tenido un día muy duro-.


La muerte olvidó la tierraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora