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El diario de kagome higurashi 2

"feliz cumpleaños a mi"

¿Por que tenia que ser así?
Para ella las cosas nunca resultaban fáciles cierto? Todo tenía que ser al modo más difícil posible.
¿A caso los dioses la odiaban?

Ése y muchos otros pensamientos cruzaban en su mente mientras caía en lo que le pareció un sueño profundo y muy amargo.
Pero aún es muy pronto para esa parte, retrocediendo horas atrás, esa mañana había despertado con la sorpresa de un delicioso pastel de fresas y queso sobre su cama, rodeada de sus seres queridos quienes le cantaban feliz cumpleaños mientras arrojaban confeti y serpentinas festejando su cumpleaños número 17.
-gracias por acordarse de mi cumpleaños!! Los quiero!
-que cosas dices kagome? Como podríamos olvidar tu cumpleaños hija?
-es cierto hermana, seria imposible que nos olvidaremos de ti.
-después de todo solo tengo una nieta y un nieto, es de esperarse que yo recuerde sus cumpleaños.

Fue una mañana perfecta en la que todo incluso la despedida, estuvo llena de felicidad, kagome no dijo nada a su familia, tan solo se despidió de ellos prometiendo que regresaría tan pronto como pudiera y que no tenían que preocuparse por ella, aunque en el fondo sintiera una opresión en el estómago, la verdad es que estaba muy nerviosa y por un momento quiso volver a su cama y no salir hasta el día siguiente.

Aún con todo y la ansiedad se lanzó por el pozo llevando aquel diario oculto dentro de una gabardina negra, el clima en el sengoku era errático y sin patrón alguno, ella supuso que quizás haría frío y no se equivocó.
La nieve caía incesantemente en toda el área cubriendo con una capa blanca la región, salió sin esperar la ayuda de inuyasha, hacia tiempo que él había dejado de ir a buscarla, sólo se limitaba a reclamar y gritar cuando ella regresaba, a esas alturas ya no esperaba nada de él.

Como pudo subió sus cosas y  se encaminó a la aldea en espera de reunirse con sus amigos, los aldeanos a su paso la saludaron como de costumbre aliviados de que hubiese vuelto pues debido a las extrañas condiciones actuales, cada aldea se sentía aliviada de tener una sacerdotisa en la aldea y que ellos tuviesen dos, era muy afortunado.
-al fin te dignas a volver!
-que bueno que ya regresó señorita kagome.
-pensamos que no volverías hasta mañana.
-mm.. Quise volver antes porque... Me parece que ya tengo una idea de donde sale esta energía.

Aquello llamó la atención de todos y luego de soportar o mejor dicho, ignorar los reclamos de inuyasha  se despidieron de la anciana kaede y se marcharon rumbo al valle del caído.
Al parecer se trataba de un lugar donde se decía había caído un antiguo y poderoso demonio luchando contra una infinidad de espíritus malignos provenientes del lejano occidente, la magnitud de la pelea fue tal que el valle entero se inundó con la sangre del guerrero quien se sacrificó para mantener sellados a los espíritus en ese sitio, dando origen al valle del caído.
-por cierto feliz cumpleaños kagome.
-es cierto, felicidades señorita kagome.
-felicidades kagome.
-muchas gracias, sango, monje miroku, shipo.
-keh?! Yo no le veo sentido a celebrar que estas un año más vieja.
-inuyasha si no tienes algo agradable que decir, cierra la boca. - finalmente había estallado kagome, así mirada de pocos amigos hizo callar a todos.

-veo que finalmente redujeron el origen de este caos, ¿no es hermoso?
-naraku, sal!!
-paciencia inuyasha, la paciencia es una virtud.

Sin demoras la figura de naraku apareció flotando sobre el valle, sonriendo.
-maldito, así que tu eres el responsable de esto.?!
-eso es correcto, inuyasha.
-y que planeas hacer ahora naraku?
-muy sencillo monje miroku, me he esforzado mucho durante los últimos días debilitando el sello que aprisiona las almas de una infinidad de seres oscuros, hoy, finalmente el sello se romperá y absorberé todas esas almas y su poder para finalmente alcanzar el máximo poder imaginable.
-no te lo permitiremos. - gritó la exterminadora.
-eso está por verse, oh, veo que tenemos a otros invitados, ciertamente pareciera que el destino quiere que todos sean testigos de mi transformación.

Las figuras de koga y sus acompañantes se hicieron presentes así como la de kikyo quien llamó la atención de inuyasha de inmediato.
-bien, es hora de seguir con esto.

Los tentáculos de naraku perforar la tierra justo en el centro del valle donde nacía la única planta, un diente de león, al destruir aquella flor hubo un gran estruendo en el lugar, un terremoto que resonó en todos lados y lo que pareció el sonido de una presa siendo desbordada por el agua.
-su excelencia, que pasa?!
-no lo sé sango, señorita kagome no se aparte de nosotros!
-si!

De las paredes del valle y el suelo comenzó a fluir un líquido espeso color rojo oscuro, el aroma era de cadáveres en descomposición multiplicados por un millón y la energía maligna que despedía era abrumadora, rápidamente el valle comenzó a llenarse de lo que al parecer era sangre y cientos de rostros y manos se hicieron presentes tratando de salir del mar de almas.
Naraku estuvo a punto de zambullirse en aquel mar nauseabundo de no ser porque el ataque de una poderosa espada lo detuvo.
-miren, es...!
-así es sango, es el joven sesshomaru.
-sesshomaru desgraciado, que está haciendo aquí?!!
-en lugar de enojarte con él, bestia, deberías estarle agradecido!. - le gritó el joven lobo.

Debido a que era el único que podía volar, sesshomaru fue el principal oponente de naraku durante un tiempo antes de que los demás lo respaldaran con ataques de apoyo, pero mientras más se distraian con la pelea, el valle se llenaba más y más con la sangre y almas de los espíritus malignos.
-les aconsejo que no dejen que aquel líquido rebose el valle, porque si eso pasa, ellos serán libres y sembraran el caos en todo el mundo.-dijo naraku mientras esquivaba los ataques de sesshomaru.
-su excelencia, no conoce alguna manera de sellarlos de nuevo!?
-desgraciadamente no sango, dada la magnitud de este problema, ninguna de las técnicas que yo conozco daría resultado.
-deberían dejarme absorberlos en mi interior, o prefieren que el mundo entero sufra las consecuencias?!
-ni pienses que te dejaremos salirte con la tuya naraku, hallaremos la forma de detenerte.
- es inútil monje, la única forma de sellarlos de nuevo sería que alguien con una gran fuerza se sacrificara al igual que el antiguo guerrero lo hizo la primera vez y no creo que alguno de ustedes tenga la fuerza o la intensión de sacrificarse y ser el nuevo sello destinado a pelear en una batalla eterna contra todos ellos.

Todos se miraron entre ellos, lo cierto es que ninguno creía tener la fuerza o las agallas para lanzarse a ese mar de almas violentas.
-naraku, no te saldrás con la tuya esta ocasión.
-grandes palabras kikyo, pero estas segura de querer sacrificar al mundo solo para que yo no me salga con la mía hoy?
-pasará lo que tenga que pasar.
-vaya frialdad de tu parte kikyo, me sorprende que seas una sacerdotisa.

Las discusiones se elevaron de tono, los gritos de inuyasha y koga, las súplicas de shipo, las palabras de sango y miroku, el sonido de los ataques de sesshomaru, todo finalmente explotó en su mente.

"esto es, quizá es esto a lo que se refería el diario, no puedo quedarme sin hacer nada, prefiero morir intentándolo que quedarme de brazos cruzados."

Los presentes estaban tan distraídos que ninguno advirtió las intenciones de la chica la cual caminó decididamente hasta el borde del valle, miró hacia abajo, una caída de al menos 7 metros hasta toparse con el océano de sangre.

-feliz cumpleaños a mi. - susurró antes de lanzarse de espaldas hacia el valle.

Lo último que escuchó fueron los gritos de sango, miroku, koga y shipo al verla arrojarse al mar de almas y sangre.

Pensó en todo lo que había hecho hasta ese momento y rogó a los dioses por tener la fuerza suficiente para poder protegerlos a todos, no importaba  su sacrificio, ella sólo quería proteger a los demás para que así pueden seguir viviendo alegremente sus vidas.

Todos la vieron sumergirse en el océano de sangre siendo absorbida por las almas de aquellos espíritus malignos, el tiempo pareció detenerse pues ellos se inmovilizaron esperando a que algo pasara, y vaya que pasó.

Un brillo cegador los envolvió a todos dejándolos en shock por varios segundos hasta que finalmente desapareció junto con todos los signos de contaminación de toda la isla de Japón que habían sido producto de aquellos espíritus, el océano de sangre también desapareció como si nunca hubiese estado y en lugar de aquel diente de león, ahora se alzaba un rosal de rosas azules.

El nuevo sacrificio había sido hecho y ahora su alma era la que velaba el sello en constante combate con los millones de espíritus malignos, guardando al mundo del peligro.

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