8

1.1K 140 10
                                    

El diario de kagome higurashi 8

"tareas"

Sin duda fue lo más difícil que se pudo imaginar, el diario decía que en un futuro no muy cercano, quizá pudiese reconstruirlo, pero que antes debía acabar con todas las amenazas que pudiesen dañarlos.

Desde el cielo levantó una pesada y enorme roca para después dejarla caer sobre el pozo mientras miraba cómo se hacía añicos la posibilidad de volver a su mundo, sintió el latido del diario lo cual significaba que era hora de leer más.

"supongo que ya has destruido el pozo, sé que duele pero, es por su propia seguridad, todo lo que hagas es por su bien, debes tener eso en mente.
Lo siguiente que deberás hacer será ir con totosai, él y solo él deberá saber todo lo que te pasó, pídele que te forje una espada muy poderosa pues la batalla que te espera será dura, también pídele una armadura para que te proteja en las batallas, créeme, la necesitarás.
Debes tener cuidado, el mal ya está en Japón y ahora mismo vaga buscando diversión, no es momento de enfrentarte a ella, aún no, debes ser astuta.

Supongo que para estas alturas ya abras deducido que sesshomaru es el aliado del que te hablé, necesitarás de él así que tan pronto obtengas tu espada y armadura deberás unirte a él, cuida tus palabras para no revelar tu origen, ya sabes qué historia debes contarle y no importa lo que pase, actúa como lo haría una youkai.
No más amor, no más compasión, no más miedo.
Nuestro más grande error fue no confiar en él antes, sesshomaru te será fiel así que no dudes ni un momento de él, no importa lo que te pase, lo que digan de ti, confía en él porque al final él será tu salvación, tu compañero.... "

La nota parecía estar incompleta, como si hubiese querido decir más y lo hubiese borrado de último momento, quizá no fuese algo relevante si lo había borrado, guardó el diario y se dirigió a la guarida de totosai mientras le daba vueltas al asunto.

En sus notas insistía en que sesshomaru era bueno, que debía confiar en él pasara lo que pasara, pero por qué precisamente en él? Que tenía de especial? Era cierto que su actitud hacia ella era diferente y educada, agradable incluso, pero seguramente cuando se enterara de su de su secreto la despreciar a igual que antes y la abandonaría a su suerte.
No?
...

Mientras tanto, a mucho kilómetros de ahí una figura femenina ataviada con un revelador atuendo caminaba por las nuevas tierras marchitando todo a su paso, aves, insectos y plantas, todo lo que tocaba perecía en el acto como si la vida les fuera succionada de repente.
Llevaba consigo una tremenda energía maligna producto de sus actos, el castigo que ella había transformado en don usándolo a su favor para sembrar el caos en el mundo humano, su mente perversa solo pensaba en formas de destruir todo lo que la rodeaba, corromper a todos a su alrededor y hacer que los que la habían castigado se arrepintieran de ello.
Su apariencia no era más que un vil espejismo de lo que una vez había sido, sólo sus oscuras artes mantenían el disfraz en su lugar y le daban el poder de hechizar a cualquiera con su mirada, no necesitaba más que eso.
-en donde está?. - se decía una y otra vez mientras caminaba con un andar lento y desviados como si estuviese ebria o poco cuerda, finalmente halló el sitio, su largo cabello castaño claro fué mecido por la brisa del viento, flotó hasta el nuevo sello que mantenía prisioneros a sus espíritus malignos, sonrió y abrió la caja que llevaba en sus manos dejando salir a un par de sus ahora sirvientes. - destruyan el rosal. - les ordenó, ambos alzaron sus grandes hachas y las dejaron caer solo para ser repelidos por el campo de fuerza de la planta/sello.

La mujer observó el suceso, estaba enfadada, pero en el fondo eso solo significaba que ya había encontrado un nuevo juego que la entretendria durante un tiempo, de nada serviría atacar de nuevo, el nuevo sacrificio seguía vivo y mientras no hallara a esa persona el sello no cedería.
Guardó de nuevo a los espíritus y se dio la vuelta mientras reía desquiciadamente, su rostro llegó a cuartearse de tan exagerado acto tras lo cual ella se recomponer y volvió a poner todo en su lugar dejando su piel tersa y suave de nuevo, tal y como era hace milenios.
-busquen a esa persona que tiene presos a nuestros hermanos y también busquen a todo aquel que pueda sernos útil.

La caja fue abierta una vez más dejando salir a pequeños murciélagos oscuros envueltos en una niebla púrpura de energía maligna, cada uno tomó un rumbo diferente mientras se infiltran en todas partes escuchando atentamente cualquier palabra.
......

Kagome sabía de antemano donde vivía el herrero así que fue fácil encontrarlo, lo difícil sería contarle todo lo que había pasado y más sin ser escuchados por alguien más.
Aterrizó en las afueras de su cueva y caminó lentamente para que él pudiera percibirlo.
-eh? Quien eres? Y que quieres?
-herrero totosai, he venido a pedirle que me forje una espada muy fuerte y una armadura resistente.
-eh? Y porque debería hacerlo? Ni siquiera te conozco.
-de hecho si me conoce pues to soy... Kagome.

El anciano se sorprendió aunque al principio se mostró escéptico, ella levantó una barrera alrededor de ellos para que nadie los escuchara hablar, aquello fue increíble para él, un youkai con poderes sagrados.
-no puedo creer lo que veo.
-por favor escuche, esta es una situación de vida o muerte, yo soy kagome, hace tres meses mis amigos y yo fuimos al valle del caído debido a que naraku quería romper el sello que aprisionaba a una infinidad de seres demoníacos provenientes de occidente, él logró romper el sello y para salvarlos a todos ofrecí mi vida y me volví el nuevo sello.
-entonces debiste morir, pero estás viva, ¿como explicas eso?
-cuando estaba en aquel océano de sangre y almas demoníacas, me encontré con otra alma, una de un dayoukai que previamente había luchado con todo ellos y había dado su vida al igual que yo para mantenerlos sellados en aquel lugar...

Kagome recordó todo lo que había pasado como si lo viviera de nuevo, el hombre tenía un largo cabello negro azulado lacio, piel blanca y ojos azules, su rostro tenía leves marcas azuladas en las mejillas y también las tenía en sus manos y cuello, tenía un traje muy antiguo y ojos brillantes de un tono azul intenso.

*-que haces aquí?
-yo... Sacrifique mi vida, para sellarlos.
-una miko, eres muy joven aún, ¿por qué lo hiciste?
-para salvarlos a todos.
-debió haber pasado mucho tiempo desde que yo morí pues en esa época los humanos nos dieron la espalda dejando el problema en nuestras manos.
-ha pasado mucho tiempo, pero las cosas siguen igual realmente.
-entonces no te entiendo.
-yo quiero protegerlos a todos, humanos y youkai por igual.
-por qué?
-por qué todos merecen vivir ya que por algo nacieron y existen.
-vaya razonamiento.
-ahora no importará mucho lo que yo piense, estoy muerta y ya no podré protegerlos más.
-te admiro, miko, el mundo sería mejor si te tuviera con vida..
-pero ya no es posible.
-si lo es, pero deberás renunciar a tu humanidad.
-mi humanidad?!.
-si, puedo hacerte volver pero no como humana, sino como una youkai, deberás vivir el mundo siendo lo que tu raza más detesta, ¿aceptas?
-si! No importa como, quiero seguir protegiéndolos!!
-entonces deberás dejar tu alma humana aquí para mantener el sello, yo te haré regresar con mi propia alma youkai, tendrás mis poderes y parte de mi, mi cuerpo y tu mente se funcionarán dando a luz a una dayoukai que será la combinación de ambos, ve y mira el mundo con ambos ojos.*

El relato luego de eso fue irrelevante, tratándose de otra situación el anciano hubiese bromeado pero, aquello no era de risa, él había vivido en esa época y había forjado las armas de ese dayoukai, había sido testigo de su batalla y de su trágico fin.
-no imaginé que pudiera ser posible, pero él siempre fue un sujeto terco que rompía los paradigmas y espectativas, no me sorprende que esto sea obra suya

el diario de kagome higurashi Donde viven las historias. Descúbrelo ahora