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El diario de kagome higurashi 13

"el segundo de tres años"

Si alguien le hubiese dicho al principio de su viaje que terminaría en aquella posición con sesshomaru, se abría reído con ganas hasta casi orinarse encima, pero la vida daba muchas vueltas y ahí estaban ahora.
Un año más había pasado y para despedir al invierno finalmente él la había convencido de tener sexo por primera vez, kagome leyó durante un buen rato su diario antes de que él regresara con algunas cosas para "la noche".
-diablos! Porqué demonios no escribí nada más acerca de esta noche?! Se supone que es la correcta pero....

Pasaba las hojas rápidamente sin hallar más que una simple y llana frase.
"flojita y cooperando"

¿Que clase de broma era esa?! Algún chiste sin gracia para ella porque la situación en la que se encontraba en ese momento no era graciosa, finalmente se rindió y guardó su diario antes de que él volviera, suerte que habían hallado esa pequeña cabaña en todo el bosque nevado, parecía que estaba abandonada hace algún tiempo sin embargo estaba en buenas condiciones y solo fue cosa de encender una fogata y del resto se encargaría el albino.
Se quito la armadura y escondió su diario muy bien esperando ansiosa a que sesshomaru llegara, se soltó el cabello y trató de peinarlo con sus dedos, había cambiado definitivamente, su largo cabello era tan sedoso y manejable como el de las modelos que salían en la televisión anunciando productos para el cabello.
Su cuerpo también había cambiado, ahora tenía más de 18 años y casi estaba en el punto álgido de su vida, varias veces había escuchado de sesshomaru lo que eran las partes más hermosas que él tenía en mente tratándose de ella, cara, cintura y caderas, además de las piernas claro, según él, las mujeres con caderas anchas eran símbolos de fertilidad y eran consideradas más deseables que las mujeres delgadas.
De haberlo sabido antes nunca habría hecho dietas y hubiese comido como dios manda cualquier cosa que se le antojara.
-aome.-dijo él entrando por la puerta, ella se giró saliendo de su trance, traía ropas, más leña y lo que parecía comida y bebidas en un cesto de mimbre.
-debes tener frío, acércate al fuego. - ella dejó que él acomodará las cosas a un lado mientras ella le ayudaba con su armadura y su ropa, tenía un poco de nieve encima de su cabeza, estaba helado así que agregó más leña al fuego mientras extendía su ropa para que se calentara.
Se sentía incómoda en ese silencio, no sabía cómo reaccionar ante lo que sabía que iba a pasar.
-puedo escuchar tu corazón latiendo con fuerza en tu pecho.
-no puedo evitarlo, es mi primera vez....
-descuida, prometo que tendré cuidado.

Lentamente abrió el aori de kagome mientras miraba con atención las capas de tela caer delineando las curvas de la mujer, sin duda su traje no le hacía justicia a lo que se ocultaba debajo, esa armadura debía ser condenada por la osadía de atreverse a presionar tanto aquellos dos hermosos pechos que sin duda eran más grandes de lo que parecían.
Quizá fuese el frío o los nervios pero, ella estaba temblando bajo sus manos, por si acaso comenzó a besara para que se relajará mientras abrazaba su cuerpo desnudarte dejando caer las capas de su propia ropa al suelo de madera, sesshomaru estaba ardiendo, su piel era tan caliente como el fuego de la fogata.
-relájate.

Ella asintió y se recostó sobre las ropas de ambos sintiendo como la boca del demonio besaba sus piernas mientras subía lentamente acariciando los muslos de la chica hasta que su rostro quedó justo entre las piernas de ella, sus palmas levantaron el trasero de kagome poniéndolo a la altura de su boca para luego rozar levemente con su lengua una y otra vez la entrada de ella.
-ah!.. Mm.... Am! No!... No hagas eso! Es vergonzoso... Sesshomaru...

El demonio hizo caso omiso y siguió laminado lentamente hasta que decidió abrir los pétalos de su delicada flor adentrando su libidinosa lengua en aquel lugar donde nadie nunca había entrado, podía oler el deseo y la excitacion en el aire, la humedad de ella se escurría por sus glúteos como muestra de lo mucho que le gustaba lo que él hacía hasta que su corazón latió fuertemente y un espasmo la hizo arquear su cuerpo.
Su primer orgasmo de muchos esa noche.

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