Capítulo 19

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Me recosté sobre las frías baldosas de la ducha y dejé que el agua corriera por mi cuerpo. No quería pensar en lo que había dejado atrás, pero fue casi imposible.

Sólo de pensar en Arden furioso se me congelaba la sangre en las venas. Lo peor era no poder decirles que me encontraba bien, que comenzaría a ganarme la confianza de todos aquí, conseguiría saber lo que le habían hecho a Megan y encontraría la forma de escaparme.

Además, dejaría qué pensarán que quería colaborar con ellos. Después de todo, me iban a entrenar como a los suyos, era una gran ventaja.

Comenzaría a pensar como ellos, y al final, cuando quisieran empezar la guerra, iba a desaparecer tan rápido como había aparecido.

Por ahora estaría alerta con respecto a Owen, podría ser que estuviera a cargo de mí o alguien con quien hablar. Pero no dejaba de ser uno de los malos.

Me obligue a salir de debajo del agua y comenzar a vestirme, no se cuánto tiempo me quedaba antes que regresará, pero no me apetecía escuchar sus quejas.

Sobre la cama encontré unos leggins negros y una remera de manga tres cuartos, del mismo color. Luego de vestirme, comencé a cepillarme el cabello y en ese instante la puerta se abrió.

--En marcha--la cabeza de Owen apareció por una estrecha rendija.

--Si, puedes pasar.--solté irónicamente.

-Perdona, pero no es lo mio hacer de niñera.--rodó los ojos y se adentró en la habitación

--Estoy lista.--le hice ver, caminando en dirección a la puerta.

Sin decir una palabra más, giró sobre sus talones y sutilmente me empujó para que me apartara de la puerta. Una vez en el pasillo, lo vi repetir la acción de pasar la tarjeta por la cerradura.

Tenía ganas de acribillarlo con miles de preguntas, pero me mordí la lengua. Seguramente me recordaría lo de la paciencia. Y justamente en este momento no tenía paciencia para escucharlo decir eso.

--Hay alguien dentro del ascensor, diga lo que diga, no le respondas.--dijo una vez que recorrimos todo el pasillo y estuvimos frente a las grandes puertas metálicas.

Iba a preguntarle cómo lo sabía, pero técnicamente la que todavía no podía hacer esos trucos era yo.

Cuando estas se abrieron, pude ver en el fondo del cubículo el cuerpo de un hombre. Y cuando hice conexión con sus ojos, inmediatamente lo recordé. Era el esbirro del tipo de la gabardina.

Me recorrió un escalofrío al recordar cómo me había cruzado la cara de un bofetón. Tuve tantas ganas de devolvérselo que me temblaron las manos.

Fue tan violento el movimiento que tuve que comenzar a trenzarme el cabello, para mantener ocupadas las manos.

--Oh, pero mira a quien tenemos aquí.--habló, luego de que Owen haya presionado el botón de nuestro piso.--No has podido ser tan escurridiza después de todo.

Owen se colocó a mi lado y disimuladamente, me sujeto con firmeza por la espalda.

--Auden, ¿hay novedades?--dijo y supe que intentaba desviar su atención.

No volví a levantar la vista y no lo haría hasta que él estuviera fuera del ascensor. No le daría el gusto de arruinar mi plan. Y aunque sonará demasiado bien, ser vengativa no era bueno.

--El jefe quiere hablar contigo.--siseó.--Cuando termines con esto... estará esperándote.

Algo me dijo que estos dos no se llevaban bien, y no pasaría mucho antes de que lo averiguara.

Por el rabillo del ojo vi a Owen asentir sólo una vez, con determinación. Y si tuvo miedo, no lo demostró. Entonces me di cuenta de que para él era algo sencillo ocultar sus emociones.

Cuando creía que no volvería a hablar, me demostró lo contrario.

--Deberías estar arriba, con todos los otros experimentos.--escupió, y lo sentí más cerca.

No fue hasta que las puertas se abrieron y nos despojaron de la perversa presencia de Auden, que pude soltar la respiración que sin darme cuenta había estado conteniendo. Sin embargo, me permití volver a levantar mi frente en alto una vez que las puertas volvieron a cerrarse.

Quise preguntarle a Owen que significaba lo que él esbirro había dicho.

¿Qué debería estar con los otros experimentos?

¿Acaso había más como yo aquí adentro? ¿Estaban experimentando con ellos?

¿Qué pasaba si Owen me había mentido y yo no era la única opción que tenían para conseguir lo que querían?

Aunque mi corazón comenzó a bombear más de lo normal y me produjo una migraña repentina e instantánea el pensar que estaban cautivando personas y experimentando con ellas, no pude lograr persuadir el pensamiento que se coló a toda velocidad en mi mente.

Si había más como yo, dejaría de reducirme a ser su única y valiosa opción. No sería esencial en su plan de invasión y pasaría a ser solo un soporte en su ataque. Lo que me dejaba a mí en segundo plano, cosa que me alegraría sino tuviera el propósito de descubrir que habían hecho con Megan.

Sin duda alguna podría afirmar que dejaría de tener a mi disposición todos los privilegios dados por su jefe. Dejaría de estar libre. Me encerrarían en una de aquellas habitaciones blancas y pasaría a carecer de conexión con lo que me podía llegar a dar respuestas.

Así que ahora todo se resumía a pocas opciones, o quizá nulas. Tal vez ya no corría con la ventaja de tener tiempo ilimitado disponible para poder sonsacarle información a alguien. Aun así, probablemente ni siquiera tuviera ese tiempo en mis manos desde un principio.

Todo se sintetizaba al tiempo que durara mi entrenamiento, y desdichadamente no sabía con certeza cuanto seria exactamente.

¿Días? ¿Semanas?

Tenía que encontrar el método de ralentizar el proceso, o simplemente comenzar a buscar respuestas. No obstante, sabía que ninguna de las dos alternativas serían asequibles.

                       ❀・°・❀

No volví a abrir la boca durante todo el tiempo que permanecí junto a Owen, y si él lo noto, no pareció molestarle. No sabía si era mala idea el desaprovechar este tiempo para obtener las respuestas que necesitaba, pero mientras tanto los engranajes de mi cerebro no tenían descanso. Tenía que encontrar algo a lo que aferrarme para hacerme valer aquí dentro.

Y, como Owen no me conocía lo suficientemente bien, no podía saber que el que yo permanecía en silencio por mucho tiempo, no auguraba nada bueno.

Sin embargo, dudaba en afirmar si él estaba en la misma posición que yo. Tampoco había vuelto a hacer ningún comentario desde que salimos de aquel ascensor. Y no podía saber si se estaba torturando con lo que pasaría después que me dejara en mí habitación, aun así, estaba segura de que no me lo diría.

¿Sería algo normal que su jefe lo llamará? Quizá sólo querría desearle buenas noches.

Por muy ridículo que sonará, en lo más profundó de mi mente anhelé que de eso se tratara. Si esa repentina visita traía como resultado algo malo para Owen, como consiguiente, el efecto colateral me golpearía de llenó a mí.

Probablemente su jefe había sido informado de que Owen y yo no teníamos un trato especialmente de changer y rehén. Alguien podría haberlo escuchado dándome respuestas de más. O el rumor de que él no me había capturado por sus propios medios y Arden había logrado sonsacarle información se comenzaba a esparcir.

Si me quitaban el contacto con Owen, estaba acabada. Todo terminaría. No conseguiría saber que hicieron con mi hermana y ellos obtendrían lo que querían. Todo sería en vano. Me habría entregado en bandeja de plata, y arruinado todo.

Fue entonces cuando repare en que, por una milésima de segundo había pensado en Arden. Y, después de ese impacto al recordarlos a todos, cuando mi mente empezó a maquinar situaciones horribles en las que podrían encontrarse intentando hallar mi paradero, no logre dormir en toda la noche.

Endemoniadamente ÁngelesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora