Prólogo

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LONG BEACH, CALIFORNIA, FEBRERO DEL 2000

Los humanos piensan que un mal se tiene que rectificar con otro, que la venganza es parte del ciclo y eso es lo que hace que el infierno se mantenga caliente. Irónicamente, el regreso de Azael al infierno fue en invierno, pero él ya se lo veía venir. No puedes jugar con fuego sin correr el riesgo de salir quemado y en un invierno tan frío como aquel, el infierno quería reconfortarle un poco.

Azael se moría de ganas de tomar al diablo por los cuernos, incluso estaba preparado para rogar, pero dudaba ya que si los ángeles no eran capaces de perdonar menos lo serían los demonios y eso lo sabía. Había visto como los arcángeles habían arrastrado a Lailah de regreso al cielo.

Ahora sobre la tierra caminaban quienes eran capaces de abrir las puertas del cielo y del infierno al mismo tiempo. Por lo que ellos dos habían hecho.

Y la guerra comenzaría el día que fueran capaces de utilizar ese poder.

Dicen que antes de comenzar una guerra debes saber bien por lo que estas luchando y pensar si vale la pena luchar, y aunque él tenía todo esos puntos bien claros, no tenía con que luchar.

Al menos no por el momento.

Pero estaría esperando a que llegara ese día, la ventaja de la eternidad se les servía a los demonios.

Endemoniadamente ÁngelesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora