Capítulo 1

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LONG BEACH, CALIFORNIA, EN LA ACTUALIDAD

Y salieron los demonios, mientras que los ángeles dormían.

Finalmente, hoy es mi cumpleaños.

El sonido de las olas a chocar contra las rocas a metros del edificio provocaba que quisiera darme la vuelta y continuar durmiendo por un par de horas más.
Siempre me quedaba escuchando las olas romper al llegar a la orilla, era un sonido que me proporcionaba paz y tranquilidad. Pero sabía que eso, hoy no sería posible.

Un mensaje me saca de mis pensamientos.

Estirándome en la cama, me quito las mantas de encima y tomo el móvil que antes estaba sobre mi mesa veladora. Un texto de mi mejor amiga Nikki  resplandece en la pantalla.

¡HLA NENA!, ÁBREME STOY FUERA.

Levantándome perezosamente y arrojando todo lo que me cubría hacia los pies de la cama, le escribo una respuesta rápida:

VOY

Al mismo tiempo que me colocaba las zapatillas, estiraba los brazos hacia la bata de seda negra que había robado del closet de mi hermana y me abría paso fuera de la habitación.

—¡Oh nena! ¡Feliz cumpleaños!—Al segundo de abrir, una mata de pelo negra se pegó por todo mi rostro.

—Gracias Nikki.—Le devolví el abrazo.

—¿Cómo te sienta tener diecinueve?—preguntó mientras caminábamos hacia mi habitación.

—Bien, supongo—contesté y me desplomé en la cama boca abajo.

Podía imaginarla de pie en el marco de la puerta con sus brazos en jarra. Siempre hacia eso cuando mi respuesta no le agradaba o no le conformaba.

—¿Que se supone que significa ese supongo?—preguntó.

Dejando pasar su juego de palabras me volteé quedando boca arriba. El techo era lo único que abarcaba mi visión.

—Ese supongo significa que estoy aterrada de que las próximas palabras que salgan de tu boca sean festejar, fiesta y noche y estén combinadas en una misma oración—dije gesticulando con precisión cada palabra.

Por el rabillo del ojo la observé contonearse por la habitación hasta el closet y abrirlo.

Esa no era precisamente una buena señal. En el closet había ropa, la ropa era para vestirse, vestirse implicaba levantarse y eso no estaba en mi lista de deseos de cumpleaños.

—Y como me conoces a la perfección sabes que eso es lo que va a suceder—En el fondo sabía que su tono escondía una orden camuflada.

Y sabía que no me iba a quedar de otra más que hacerlo. Porque cuando se trataba de hacer locuras y cosas sin pensar estaba ella; y aunque no lo quiera admitir siempre lograba arrastrarme a todo.

—Dime por lo menos que no es un lugar con un alto estatus de personas conocidas.—rogué.

No quería quedar en completo ridículo sabiendo que queda un mes para comenzar la universidad. Quiero mantener mi perfil bajo.

—Por eso no te preocupes, Nick ya tiene nuestro lugar—dijo restándole importancia.

Tan solo el escuchar su nombre provocó que me levantara como resorte sobre mis codos.

—¿Nick? ¿En serio?—La miré intentando que mis manos permanecieran alejadas de su largo y muy a la vista cuello.

Mientras ella continuaba hurgando entre mi ropa, seguramente buscando algo para esta noche, recordé por qué Nick en una oración no era buena señal.

Endemoniadamente ÁngelesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora