Capítulo 5

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La lluvia se convirtió en un frío viento que te calaba los huesos, la ropa mojada se transformó en un cálido pijama y la televisión reproducía una vieja película romántica.

Que, para decir verdad, no le estaba prestando atención en lo más mínimo.

Lo único que abarcaba mi mente, era el enigma existencial que reinaba en mi vida en estos momentos.
No sé cómo ni por qué, pero al darme cuenta me encontré pensando en Arden.

¿Qué estaría haciendo en estos momentos? ¿Estaría buscando a mi hermana?

Había dicho que eso haría.

Pero lo que más me intrigada saber era como sería un día en su vida. Era absolutamente difícil para mí imaginarme un día sin planes mundanos, porque no me levantaba con la idea de matar demonios.
Además, parecía estar tan solo, en eso nos parecíamos. La manera de movernos por nuestra cuenta, sin esperar nada de nadie.

Volví al presente bruscamente cuándo algo me golpeó de lleno en el rostro. Mi vista voló hacia donde se encontraba Nikki, observándome con el ceño fruncido.

--¿Donde estabas?--me preguntó.

--¿Qué?--la mire sin entender.

--Estuve aquí, hablando sola todo este tiempo y tu solo asentías como idiota.--me acusó.

¿Tan perdida estaba?

--¿Qué me decías?--dije en tono de disculpa.

--Qué aún no me has explicado por qué, repentinamente, necesitas un refugio.--se volteó y apago la televisión, ahora yo era el centro de atención.--¿Qué ha sucedido con Megan?

Escuchar el nombre de mi hermana me estrujó el corazón. No sabía absolutamente nada de ella desde los acontecimientos de la noche anterior y ni siquiera eso, porque no sabía que era lo que había sucedido.

¿A dónde me había llevado? ¿Quién era aquel hombre junto a ella? ¿Dónde estaba en estos momentos?

Mire a Nikki, para luego apartar la mirada. No me había atrevido a ejercer sobre ella lo que Arden me había enseñado.

No lo haría, no podía, no aún.

--¿Acaso no puedo querer visitar a mi mejor amiga?--dramaticé, tragándome la culpa.

--Ya, claro, vamos a hacer de cuenta que me creo eso.--asintió--Ahora dime que ha sucedido con el acosador.

--¿Arden?--al momento que lo dije me arrepentí. Le estaba dando material.

--Con qué ese es su nombre, Arden.--se levantó y se sentó junto a mi en la cama.

--Estoy pensando en buscarme un coche.--solté de repente. No sabía lo que decía, sólo intentaba alejarla de terreno desconocido. Tanto cómo para ella, como para mi.

--¿Ah, si? ¿Y con qué dinero?--la había atrapado.

--Pienso conseguirme un empleo. En cuanto comencemos la universidad, podría conseguir ser camarera por algún sitio en el campus, y podríamos compartir una residencia.--dije dándome cuenta que podría ser buena idea.

--¿Y, entonces, para que querrías un coche?--frunció el ceño-- Vivirías en el campus, dónde la universidad esta a dos pasos.

--No lo sé, quiero ser independiente.--me encogí de hombros-- Además, paso de...

--¿Que hacen?--Nicholas abrió la puerta de un empellón interrumpiéndome, casi como si hubiera sabido que iba a mencionarle.

--¡Toca antes de entrar!--lo riñó Nikki.

Endemoniadamente ÁngelesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora