Capítulo 21

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Ya habían pasado más de dos horas y no había rastro de Owen, cosa que comenzaba a preocuparme y mucho. Pero, aun así, me sentía más frustrada que asustada. Porque no tenía manera de saber que estaba pasando, ni siquiera una oportunidad de salir de aquí sin ser con Owen y siguiendo sus pasos.

A no ser qué...

Intenté controlar la euforia y la emoción al levantarme de la cama, me forcé a caminar normalmente hacia el baño, y una vez adentro no cerré la puerta. Eso levantaría sospechas y, además usaría las cámaras que enfocaban en esta dirección a mi favor.

Me recogí el pelo en un moño alto y comencé a quitarme la ropa, tiré algunas prendas hacia afuera del baño y una vez en ropa interior; comencé mi búsqueda.

Rece en mi mente para que pudiera encontrar lo que buscaba, porqué seguramente, estarían cubiertos ante cualquier locura mía.

Mientras los minutos pasaban, mi adrenalina disminuía y mi fracaso se hacía evidente. Hasta que mis ojos parecieron encontrar mi último recurso. El espejo.

Pero eso significaba que tenía que cambiar de plan, por uno más doloroso. No obstante, no me importaba.

Así qué me acerqué hasta donde estaba colgando y lo quité de la pared. Si lo rompía dentro del baño, cualquier excusa que inventara sería de poca validez para ellos. Tendrían que ver que se caía accidentalmente.

Entonces salí hacia la habitación sujetando con ambas manos delante de mí al espejo qué, media el largo de mi torso y un poco menos que el ancho de mis brazos. Entre en la habitación e intentando parecer inocente, comencé a colocarlo en cada pared y medirlo como si quisiera colgarlo; pero dejando para lo último la pared donde accidentalmente se me caería.

Creí que era exagerar, pero me subí sobre la cama y lo coloqué sobre la cabecera a modo de prueba, fingí dudar unos segundos y luego de suspirar más de rendición que de cansancio, me fui a por la última pared.

Suponiendo que se encontraban viéndome, cosa que estaba completamente segura coloqué el espejo en un mal ángulo intencionadamente. De pronto recordé que estaba en ropa interior, y me había estado paseando frente a las cámaras así, pero volví a relajarme enseguida. No podía preocuparme por eso, cuando prácticamente la vida de miles dependía de la mía y mis decisiones.

Estaba tan concentrada en cómo debería dejarlo caer para que no pareciera intencional y pudiera lastimar mis pies, que cuándo la puerta de la habitación se abrió de súbito, el sobresalto que me provocó hizo que me volteara inmediatamente y por inercia soltara el espejo.

En el momento que mi mirada conectó con la de la chica pelirroja, el sonido de los cristales rompiéndose no demoró en escucharse. Y unos segundos después, sentí el dolor.

Violentamente, giré mi cabeza hacia donde yacían los restos de lo que hacía un minuto era un espejo, un gemido surgió de mi garganta al ver el desastre que había hecho.

Sangre brotaba de mi pie izquierdo y trozos diminutos de vidrio estaban incrustados en el derecho. Me llevé la mano a la boca para evitar un grito y me mordí la lengua para enfocar en otra parte el dolor. Esto no se suponía que sería así, simplemente necesitaba un ligero corte que me llevará a un lugar donde me pudieran curar y donde pudiera observar más de este sitio. Pero se me había ido de las manos.

--¿Qué has hecho?--a mis espaldas sentí sus pisadas acercarse. No podía apartar mis ojos de la sangre, así que me perdí su reacción.--Te llevaré a que te curen eso. ¿Puedes caminar?

Ni siquiera intentaría mover los pies por mi cuenta, estaba loca si pensaba que me haría caminar por este sitio que parecía tener principio, pero no fin. Quería salir de aquí, pero tampoco estaba dispuesta a tanto.

Endemoniadamente ÁngelesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora