Capítulo 25

43 10 0
                                    

Algo estaba mal con Owen, hacia dos días que no lo veía, ni escuchaba nada de él. Eso era raro, más aún cuando recordaba la mirada que me había dado. Cuando me permitía pensar en lo que sus ojos me habían transmitido, un sentimiento amargo se abría paso y se me instalaba en la boca del estómago.

Alguna cosa estaba pasando, de eso estaba segura.

Fue entonces cuando rebuscando en mi cabeza ideas de lo que se podría tratar todo aquello, encontré algo que había dejado pasar por alto.

Arden, él me había dicho que ya no había motivos para permanecer aquí, el mismo día Owen me había observado de forma extraña, y al día siguiente, cuando mi pie había sanado sorprendentemente, nadie había venido a buscarme para entrenar. Tal y como el Jefe había dictado.

Pero al sobrepasar las palabras de Arden, no pude dejar pasar cual era mi principal objetivo aquí. Mi hermana.

Entonces, ¿por qué, de repente, yo ya no tendría que preocuparme por ello?

Una presión me estrujó el pecho, y me robo el aire. No podía permanecer más tiempo sentada en aquella cama, ni encerrada entre esas cuatro paredes. Pero ¿qué podía hacer?

Estaba segura como el infierno que no volvería a herirme intencionalmente, no a sabiendas que la situación podía escapar de mis manos y convertirse en un completo desastre. Además, faltaba poco para la hora del almuerzo, cuando, desde ayer, Kayla estaba viniendo a recogerme para llevarme al comedor. Lo que técnicamente no entendía, ni me había preocupado en preguntar o siquiera darle importancia hasta el momento, era el por qué, el lugar donde comía, aunque estuviera repleto de mesas al menos cuando yo iba, estaba desolado.

Básicamente la pregunta se contestaba sola, pero, de todos modos, tuve una abrasadora curiosidad de quienes podrían ir allí. Curiosidad de cuantos demonios se encontraban aquí dentro. ¿Habría humanos? ¿Sabrían de nuestra existencia? ¿Estaban siendo controlados o estaban bajo sus propios medios? ¿Habría demonios diferentes o sólo eran changers?

Y, aunque esas preguntas no tendrían una respuesta fácil o asegurada, daba por hecho que intentaría averiguar algo al respecto.

Por el momento, la cosa se centraba en Kayla y la forma espeluznante que tenía de observarme mientras comía. Apostaba mi cabeza, que al final del día su cuerpo terminaba por convertirse en una roca o algo por el estilo. Ya que sí mantenía su cuerpo todo el tiempo en esa constante tensión en la que lo hacía cuando estaba a mi alrededor, no dudaba que terminará completamente entumecida.

Ella era otra que no contestaba mis preguntas, y de igual forma, no es como que me atreviera a hacerle muchas. No cuando si alguna palabra escapaba de mi boca, me lanzaba una mirada como si estuviera dispuesta a cortarme la lengua. Si, mis ganas de hablar se esfumaban.

La peor parte de todo era cuándo en los pasillos nos encontrábamos con Auden. Él sólo lanzaba una severa mirada en mi dirección, como si yo fuese algo que quemara sus ojos, si se mantenía observándome por más de dos segundos y luego se detenía en Kayla, como si ella fuese una diosa a la que alabar. Y ella le devolvía el gesto, entonces ahí estaba yo, conteniendo mis ganas de arrancarme los ojos.

Por otro lado, lo que no me gustaba de permanecer sola y encerrada, era que tenía demasiado tiempo para pensar. Y cuando eso sucedía, mis pensamientos viajaban a toda velocidad por mi mente tratando de encontrar algo con lo que mantenerse entretenido. Entonces, era cuándo se detenía en ese recuerdo, y mi cuerpo temblaba en reacción.

Recordaba todo tan claramente, como si hubiera sido completamente real, y eso dolía. Vaya que lo hacía.

Igualmente, era un alivio para mí, el haber despertado. Aquello había comenzado a entrar en zonas peligrosas, y por una vez, me sentí bien con haberlo hecho. Porqué entonces fui yo la que desapareció, en cierto modo se la estaba devolviendo.

Endemoniadamente ÁngelesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora