Capítulo 23

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--Volvemos a vernos, querida.--nuevamente aquella voz, y esa palabra hacían que, algo dentro de mi mente se sacudiera.

--Hablé por usted.--dije con la cabeza hacia arriba, no podía ver, sabía que lo que estaba haciendo la chica era lo mismo que había hecho Owen.

Estaba inhibiéndome de mi sentido de la vista, pero podía sentir su presencia demasiado cerca.

--Siento mucho que tenga que llegar a estos medios, pero necesitaba verte de cerca.--habló, y su voz retumbo a uno de mis costados.

--¿Por qué no puedo verle?--comenzaba a inquietarme, no me gustaba cuando perdía el control.

--No estás preparada para saber quién soy.--sentí como la otra silla crujía, así que supuse que se había sentado.

--No estaba preparada para nada de esto, y aquí me tiene.--puntualice, elevando la voz.

Estaba cansada que otros determinarán para lo que estaba o no estaba preparada, cuando al final, todo lo hacían para cubrir sus mentiras.

--Buen punto, pero en este mundo, nunca estas preparado lo suficiente.--sentí como arrastró su silla, y cuando algo rozo mi pie, me aparte rápidamente.--Eso sanara pronto, no te curas igual que un humano.

--¿Para qué quería verme?--evite su discurso de sanación, directamente evite cualquier información de cómo funcionaba todo esto, eso me lo podría contestar Owen o cualquier otro.

--Me sorprendió enterarme de tu último movimiento.--carraspeó y mi corazón se detuvo por un momento.--¿Sólo decidiste regresar a tu habitación?

--¿Por qué les sorprende?--fruncí el ceño, e intente adoptar una postura de lo más relajada.

--Porqué, técnicamente, estás encerrada aquí dentro. Y, cuando tuviste tu posibilidad de ir a cualquier sitio que quisieras, sólo regresaste a tu habitación.

No sabía si lo que estaba a punto de hacer me ayudaría o sólo me hundiría, pero valía la pena intentarlo.

--Vamos a dejar las cosas claras, usted y yo sabemos que habría sido imposible lograr nada en este lugar y, por más que quisiera, las cámaras serían una gran desventaja. Si, hay lugares donde no hay cámaras, lo sé, pero en esos sitios no hay nada que pueda llegar a interesarme. Y no soy lo suficientemente estúpida, como para no darme cuenta qué, me están vigilando las veinticuatro horas.--a medida que iba terminando mi discurso, mi respiración comenzaba a agitarse más y más.

Un silencio absoluto reinó entre las cuatro paredes por varios segundos, en los que temí haberme expuesto demás.

--Eres inteligente, eso te ayudará mucho.--su suspiró llegó hasta mi rostro e hizo que me erizara.--Bien, ahora hablemos sobre lo que sucedió en tu entrenamiento, la chica que rompió el control mental.

--Esas personas están sufriendo, ¿qué hizo con ella?--pregunté.

--Intentamos averiguar cómo lo había logrado, pero lamentó informar, que no soporto el estudio.--chasqueó la lengua, como si se tratara de que había perdido un caramelo, porque se le había caído al suelo.

--Dios mío.--jadeé.

Habían matado a una persona por mi culpa, ellos no sabían que no había nada extraño en la chica, que era yo la que provocaba su desconexión. Estaba asesinando a personas inocentes por mantenerme a salvo, a mí misma.

Primero hablaría con Owen, le haría saber mi decisión de contar mi don, porque no podría hablar sin que él tuviera una excusa para defenderse de las preguntas. Pero prefería que probarán conmigo, que con personas que no tenían absolutamente nada que ver.

A mí no me matarían.

--Cuando tu pie sane, comenzaras de nuevo con tu entrenamiento.--escuché como se levantaba de la silla.--Owen se encargará sólo de tu entrenamiento físico, y Kayla del mental. Se que no te agrada Auden y sé que es recíproco, así que evitaremos los problemas. Volveremos a hablar pronto, querida.

Y cuando el sonido de la puerta me indicó que se había cerrado, mis ojos volvieron a ver la luz.

Endemoniadamente ÁngelesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora