Y acá estamos, sentados en el frío suelo del patio trasero, mientras pasan los segundos más largos de mi vida, esperando que alguno de nosotros dos se digne a hablar, es un poco incómodo esto. Pero yo no sé como empezar.
Mis manos están sudorosos, mi corazón late muy rápido y mi cuerpo está temblando. Más de lo que ya temblaba.
— Yo... yo estoy un poco confundido. — Por fin rompió el silencio.
— Dntiendo que estés confundido. Pero me guarde todo por mucho tiempo, ya era hora de decirlo... — Miro hacia el frente pasando mis manos por mis pantalones.
— No, no estoy confundido por eso Katia — Dirigido mi visita hacia él y está pasando su mano por su rostro. — No se como pude ser tan idiota, me golpearia a mi mismo.
— No digas eso...
— Claro que lo digo. Tú siempre estuviste allí, en frente de mi y yo te ignore muchas veces. — Hace una pausa. — El día que hablamos por primera vez en el quiosco yo sabía quién eras, — ¿Qué? Ahora estoy yo confundida. — hubo un tiempo en el que yo estuve interesado en ti — Que se pare el mundo esto es lo que menos me esperaba.
— ¿Qué dices? — Pregunto. Logró escuchar a lo lejos un grito de los chicos desde adentro de la casa.
— Cuando éramos unos niños, tú llegaste al colegio te vi y al instante quise conocerte, ser tu amigo, pero soy muy tímido aunque no lo parezca. — Sonríe — Tú me llamaste mucho la atención. Igual que ahora eras una niña que leía a todas horas, tímida y no hablabas con nadie, excepto con dos pequeños gemelos que corrían por todo el colegio. — Sonrió recordando lo terrible que eran mis duplicados en la escuela — Y con una niña de cabello colorado. Nadie más sabía nada de ti y eso es lo que me llenaba de curiosidad. Quería saber quién eras, que escondidas tras esos libros.
— Luka, yo no se que decir.
— No espero que digas nada tranquila. — Sonríe de costado, pero no es de felicidad. — Fueron pasando los años y yo seguía con curiosidad por conocerte, me tenías loco niña. — Bromea y toca la punta de mi nariz, para no hacer más tenso el ambiente — Luego de unos años, creo que ya teníamos trece años, llegó Ariadna una chica carismática, tierna y me habló desde el primer día. Empecé a ser su amigo hasta que logre olvidar o tratar de esconder el amor y la curiosidad que sentía por ti. Empecé a sentir cosas por ella y sólo trate de olvidarte Kat.
— Pero... ¿Porque sales ahora con ella? ¿Tu la amas? — Me animo a preguntar.
— Llegó a un punto donde yo ya empecé a sentir cosas por ella. La quiero, por que vamos amor es una palabra muy fuerte.
El día que me hablamos por primera vez fingi no conocerte por que no quería volver a sentir ese "amor". Quería enfocarme en la relación que trataba de armar con ella. Lo siento. — Susurra esto último. — En el transcurso del día estuve pensando en ti todo el tiempo, no lograba sacarte de mi cabeza y decidí que trataría de ignorarte así poder olvidarte, algo demasiado estúpido ¿No crees?.
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Cartas a un amor imposible
Teen Fiction¿Sabes lo que se siente amar a alguien y que esa persona no sepa de tú existencia? ¿Qué la única forma de "decirlo al mundo" sea en cartas que escribes y las dejas guardadas en una pequeña caja? Las cuales probablemente se perderán bajo tu cama y qu...