Anastasia Grey Steele.
Esposa del multimillonario Christian Grey. Todas quisieran ser ella. Con una cartera ilimitada, un esposo más que ardiente y una hermosa familia es la envidia de todos. Respetada y admirada. La chica universitaria que atrapó a...
Cuando escuchaba que las personas eran capaces de todo, incluso morir por amor, me parecía una completa estupidez. Pero aquí estoy, clavandome una daga en mi oscuro corazón a causa del amor por la mujer que amo. He tenido que tragarme mi orgullo para hacer esto. Incluso tragarme las lágrimas al ver a la mujer que amo en brazos de otro. Creí que sería fácil, creí que nada sería más doloroso que su rechazo por causarle daño, pero no. Verla en nuestro aniversario besándose con otro en la cama no me hizo sentir tan mierda como ahora. Pero ver como el deseo empaña su cara al sentir sus caricias destroza lentamente todo mi ser. Ver y saber que es a él quién desea y quiere no solo reafirma mi decisión por recuperarla y demostrarle todo mi amor sino también ayudarla a superar el daño que le he hecho. Por eso después de pensarlo tanto tiempo y sentir como todos sus sentidos me rechazan al acercarme a centímetros de su cuerpo tome la decisión más difícil que he tomado en mi vida. Entregarle mi esposa a otro hombre.
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-Está camino a casa señor Grey. -asiento en dirección a Taylor antes de tomar el pomo de la puerta y abrirla para encontrarme cara a cara con el hombre que deseo matar con mis propias manos. Neal Halden se encuentra recogiendo el pequeño florero con las flores favoritas de Ana.
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-Grey. -levanta la mirada. -Ana se fue hace un par de minutos. Llegas tarde. -pinchazo.
-Lo sé.
-No sé si darte las gracias o matarte a golpes. -así que sé lo dijo. Buena ahí Grey.
-Podría decir lo mismo pero no estoy aquí para eso. Se trata de algo diferente. Que a ti te beneficia.
-¿Le darás el divorcio a Ana? -río con sarcasmo. Sobre mi cadáver.
-Nunca.
-¿Entonces? -levanta una ceja. Volteo a ver a Taylor y le pido que nos deje a solas. Me siento frente a él y le pido con un gesto de la mano que se siente.
-Por lo que veo y vi Ana ya te contó nuestras diferencias...
-¿Diferencias?
-Puedes llamarlo problemas maritales si así lo prefieres.
-¡Eres un maldito hijo de puta! ¡Eso no son problemas! ¡La violaste! -golpea la mesa con un puño.
-Admito mis errores. Sé que lo que hice no estuvo bien y no es digno de perdón pero para eso estoy aquí.
-No entiendo.
-Simple Halden. Te detesto. No eres de mi agrado. Quizás si no fueras el amante de mi mujer hasta podríamos ser amigos pero no es así. Te quiero lo más lejos de ella y creo que lo he dejado muy en claro pero tú simplemente te niegas hacerlo. Podría haberte matado ese día cuál cucaracha en el piso u ordenar a Taylor que lo hiciera en Portland, pero sabes que Halden, a pesar de todo controle mis instintos y fue por ella. Sé que eso la destruiría por completo y lo que menos quiero es hacerle daño.
