Capítulo 9

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Anastasia POV

Sin poder evitarlo estayo en risas ante sus palabras. Si él piensa que le estoy creyendo semejante disparate esta muy equivocado. Si de algo estoy segura en esta relación es que lo conozco, no a la perfección pero lo conozco, y Christian no es el tipo de hombre que esta dispuesto a pasar tanto tiempo sin sexo. Habrá tenido pequeñas aventuras. Ese pensamiento envía un pinchazo directo a mi corazón a la vez que una alerta. Si no a tenido una sumisa en cinco meses eso quiere decir que no ha estado solo con una mujer y... si, hace un día estuvo dentro de ti.

-¿Me estás diciendo la verdad? -pregunto con pánico al mismo tiempo que detengo mi risa. Su semblante completamente serio y su mirada fija en mí me lo confirma más que cualquier palabra.

-¡Mierda! ¿Has estado con... con... otras? -su maldita cara de poker no cambia en absoluto y yo soy presa del pánico. -¡Mierda Christian! ¿Te has acostado con una prostituta o una mujer al azar? ¡Que sé yo! ¿Usaste protección? ¡Dime que usaste protección! ¡Maldita sea responde! -grito con las manos en el aire. Sin previo aviso camina hacía mí y me acorrala contra la pared más cercana.

-¿De cuando acá te importa mi vida sexual? ¿Eh?

-¡Desde que te has acostado conmigo!

-¿No me crees?

-¡Por supuesto que no! No eres esa clase de hombre.

-¿Qué clase de hombre soy según tú?

-Eres igual a como era Elliot. Quizás no llevan la misma sangre pero si los hábitos.

-Crees que me conoces, ¿Verdad? -sonríe con superioridad.

-Lo único que se es lo que me permites ver. -bajo la mirada sin poder evitarlo.

-Si, ahí esta mi esposa nuevamente. -levanta mi barbilla y sonríe mostrando todos sus perfectos dientes. Muevo la mirada hacía los cuadros de su oficina evitando su arrogante mirada. ¡Porque diablos no puedo dejar de hacerlo! -Tan sumisa y perfecta.

-¡No soy sumisa!

-No... ya hemos dejado eso en claro. -pone una mano en mi cadera y con la otra jala de mi cabello hacía abajo dándose acceso a mi cuello. -Pero eres muy buena comportándote como una. -cierro los ojos al sentir su cálida respiración y aliento en mi cuello.

-¿Q - qué haces? -trago en seco cuando su mano se mueve un poco más abajo y acaricia mi trasero.

-¿Sabes una cosa? -deja un par de besos alrededor de mi cuello. -Después de la primera vez que te hice mía, el día que me entregaste tú virginidad, quise probar cuán sumisa podrías llegar hacer. Pensé en llevarte a mi cuarto de juegos pero me contuve. Estabas tan sensible, a pesar que Ray ya había sido trasladado a Seattle una semana atrás, no querías separarte de él por ningún motivo. Mi madre no paraba de decir lo buena hija que eras. No quería abrumarte aún más. Además, tampoco quería que mi hijo fuera concebido alrededor de toda mi mierda. -su mano se mueve más abajo rosando mi entrepierna. Doy un respingo y me muerdo el labio cuando siento que un sollozo se me escapará. Las lágrimas empiezan a salir al recordar ese día. No fue malo y mucho menos brusco conmigo pero yo no quería, por lo menos no ese día. Cuando pasó por mí al hospital y me llevó a su departamento y me dijo para que estábamos ahí le supliqué que esperáramos. ¡Ni siquiera le había dicho que era virgen! Entró en shock cuando se lo dije pero aún así no se detuvo. Dijo que era un trámite más en la lista y que yo debía cumplir el contrato. Me tomó de la mano y me llevo a su habitación para arreglar mí situación. No me lastimó y fue muy gentil al preocuparse porque lo disfrutará, pero en el fondo se sentía tan mal. Yo solo quería estar con mi padre y no entregandole mi virginidad a un hombre que apenas conocía. Ese pequeño sentimiento me ha impedido recordar esa magnífica noche como mágica.

Señora Grey #PremiosObsesionGrey2018Donde viven las historias. Descúbrelo ahora