Capítulo 30

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Golpe de realidad

Anastasia POV

El dolor de las uñas enterrandose en las palmas de las manos no es suficiente para calmar la ira que me corroe todo el cuerpo. Por un momento me imaginé caminando hacía ella, tirando de su bonito cabello y golpeándola en el piso hasta cansarme o que alguien nos separará. Pero no lo hice. Me quedé paralizada viéndola pidiéndome que me atreviera a negarle la verdad al mundo sobre mi matrimonio. Su mirada sardónica me hizo darme cuenta que los micrófonos y periodistas apuntaban a mí como pequeñas armas a punto de disparar y la de ella tenía el tiro de gracia. Antes de que pudiera emitir un leve sonido Christian pidió que sacarán a Samantha de la sala de prensa. Cuando empezó a protestar y sus colegas la siguieron les recordó las malditas reglas que les fueron entregadas por escrito antes de comenzar. Después de eso respondí a todo lo que me preguntaban con monosílabos. Lo que por supuesto ha vuelto loco al equipo de RP y claramente se porque. Mis escasas palabras, el nerviosismo y las miradas extrañas de los periodistas entre ellos solo confirma que los encabezados no serán lo que esperábamos. La prensa solo necesitaba un titubeó para seguir especulando y gracias a mí lo tienen.

-Ey... -alguien envuelve sus manos sobre las mías y las abre cuidadosamente. -Mira lo que has hecho.

-La he cagado lo sé.

-No hables así y me refiero a tus manos.

-Ellas están bien pero yo he arruinado todo con...

-Basta. -Sawyer me zarandea para que lo mire a los ojos. -Te estás haciendo daño. Acaso no te has dado cuenta. -saca de su bolsillo un pañuelo y lo pone en mis manos. La tela blanca se tiñe de pequeñas manchas color rojo. Me he hecho sangrar. -Sostén esto. Traeré el botiquín. -cierra mi puño entorno al pañuelo y sale de la oficia de Christian. Esta exagerando pero se porque lo hace. Me protege. Siempre lo ha hecho. ¡Oh Sawyer! Cuánto le quiero.

-¡Anastasia! -Christian chasquea los dedos frente a mí. -No contestes a nadie. Ni siquiera a kate. La prensa se está volviendo loca después de tu numerito. Si no podías hacerlo me hubieras dicho antes. -sigue hablando por el móvil con una mueca en la cara. Y así es como todo pasa hacer mi culpa. ¡Que importa si todas sus putas hacen fila delante de mí! Yo solo tengo que sonreír y quedarme callada. No cabe duda de que las elige igual a él. Manipuladoras y sin sentimientos. Durante dos malditos años ellas nunca se han puesto en mi lugar. Nunca se han tomado la molestia de imaginar lo que es estar casada con un hombre que prefiere a cualquier mujer menos a ti. Ellas solo han aprovechado la oportunidad. No las culpo. Christian es generoso. Si lo sabré yo. Por muy poco te puede dar el mundo. Pero me hubiera gustado que se pusieran en mis zapatos y se imaginarán aunque sea un poco lo que es mi vida. Lo poca cosa que me siento. En momentos como este siento que la alfombra vale más que yo. Que si el edificio empezará a incendiarse Christian correría al rescate de cualquiera menos el mío. Hasta se olvidaría del amor que dice profesarme.

-Señora... -Gabrielle me tiende un pañuelo desechable. Frunso el ceño pero rápidamente me doy cuenta del porque lo hizo. Estoy llorando. Niego con la cabeza y me limpio con el dorso de la mano. La mirada apenada, sonrisa incómoda y su forma de asentir ante mi rechazo me trae recuerdos. Recuerdos sobre la primera vez que conocí a Samantha. Teddy tenía un mes. Mi bebé era tan pequeñito que no podía dejar de maravillarme porque yo hubiera hecho tal perfección. Era miércoles, no sabía que Christian tuviera una nueva amante. Fue la última vez que yo estuve en GEH. Por la mañana habíamos presentado a Teddy a sus empleados. Su heredero. Estaba tan orgulloso. Solo quería decirle que nos íbamos. No tenía porque pero quise hacerlo. Sus padres ya se habían ido y él me pidió que esperará con la excusa de que tenía una entrevista que no podía posponer. Estaba tardando y decidí ir a su oficina para pedirle que se apresurara. Era la segunda vez de mi bebé fuera de casa y ya estaba demasiado inquieto. Hubiera preferido nunca salir de la sala de juntas y el confortable sofá cama que había instalado para nosotros. Después entendí porque no lo había instalado en su oficina. Él dijo que la sala de juntas era más espaciosa y que ahí toda nuestra familia estaría más cómoda. Era cierto pero realmente esa no era la razón principal. No estaba Andrea en su puesto en ilusamente creí que no le importaría mi interrupción. Sé que odia las entrevistas y abrí sin tocar. Preferiría nunca haberlo hecho. Él tenía la cabeza hacía atrás con los ojos cerrados y la mano en la cabeza de Samantha que estaba de rodillas. Ahogue un grito pero se dieron cuenta de mi presencia. Samantha alzó la cabeza apenada, sonrojada y con una pequeña sonrisa nerviosa que demostraba que la interrupción no se la esperaba. No me quedé pero cinco minutos después Christian me mandó a casa. Nunca creí que fuera capaz de mezclar negocios y placer pero ese día según sus palabras se le había ido de las manos. No tenía tiempo para hacer la entrevista a su nueva amante en otro lugar. No dije nada. Solo asentí y guarde el feliz recuerdo de presentar a mí bebé ante los maravillosos empleados de GEH. Todos amaron a mí bebé y se portaron tan amables conmigo. Decidí no recordar nunca más ese episodio hasta el día de hoy que la volví a ver.

Señora Grey #PremiosObsesionGrey2018Donde viven las historias. Descúbrelo ahora