Sydney Rodríguez siempre soñó con conocer a su gran ídolo desde el inicio de la adolescencia, Finn Wolfhard. Pero nunca imaginó que un viaje a Estados Unidos para celebrar su cumpleaños la llevaría a cumplir su gran sueño de conocerlo. Y tal vez, no...
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No podía hablar, lo más que podía decir era “dios mío”.
Me sorprendí y me emocioné al oír que él me dijo “hola”. Habló en español, siendo que ni siquiera conoce bien el idioma.
Cuando volví a recuperar la cordura, lo saludé y lo abracé. Mientras me daba el abrazo me deseó un felíz cumpleaños, y al instante toda mi familia empezó a cantar las mañanitas. Tenía muchas ganas de llorar, así que corrí y abracé a mi familia.
Me dijeron que mi regalo era pasar todo el día con Finn Wolfhard, y que él aprendió a hablar un poco español para este día.
—¿Cómo lo consiguieron?—pregunté aún incrédula.
—Tengo contactos—sonrió su prima.
—En la tarde iremos a comer con la familia de tu tío, después vamos a ir a Disneyland y por último iremos a cenar hamburguesas—le dijo su mamá.
—Aprovecha y conversa en el pórtico con Finn mientras nos vamos—le guiñó el ojo su primo.