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Taehyung
Me encontré con el pelinegro y corrí hacia sus brazos. Necesitaba sentirme protegido. Noté a un Jungkook bastante tímido, a diferencia de cuando habíamos hablado por teléfono.
-Hyung...sube al coche conmigo, te llevaré.
La habitación era limpia y sencilla, mejor que la que yo había tenido siempre. Le pedí a Jungkook que durmiera conmigo, pero no tenía ninguna intención más allá de eso. El menor se rió.
-Nada de esas cosas pervertidas pasarán hoy, TaeTae.
¿Eso significaba que pasarían algún día?, pensaba yo.
-Jungkook, no me dejes nunca.
-No te preocupes mi querido chico mariposa, eso tampoco pasará hoy.
El sonido de un tren pasando a corta distancia de mí me despierta de golpe. Me levanto aturdido, ¿cómo había acabado durmiendo cerca de las vías? Últimamente dormía en todas partes menos en mi apartamento.
Miro mi reloj y veo que son las tres de la madrugada. Me paso las manos llenas de tierra por el rostro y el pelo, comienzo a correr entre un par de trenes abandonados. ¿Qué es lo que estaba soñando antes? Sé que aparecía Jeon Jungkook. Sé que yo sentía amor pero... ¿qué me había dicho? ¿Qué le había dicho yo?
La rabia y la impotencia me suben por la sangre y comienzo a correr más y más y más, hasta que me tropiezo y caigo al suelo lleno de piedras. Será mejor que vaya a casa, por mucho que evite ir, por mucho que quiera estar en lugares no familiares para mí, las sensaciones siguen siendo las mismas.
Me falta amor. Me faltan unas determinadas personas. Me falta recordar.
Me alejo de ese sitio y me adentro en las calles de la ciudad. Hace rato que noto a alguien seguirme, lo cual es extraño porque cada vez que me giro no hay nadie. Además, ¿quién va a estar por la calle a las tres de la madrugada?
Algún loco como tú, me digo a mí mismo. Hace meses y meses que me siento observado y perseguido. Pero nunca hago mucho caso de mis sentidos, mi percepción de la realidad está muy jodida.
Pero esta vez sé que es real, de repente oigo como esa persona pisa un trozo de cristal y suena por toda la calle. Cuando me doy la vuelta, esta persona ya se ha puesto a correr y yo hago lo mismo. Le persigo a toda velocidad intentando fijarme en cada detalle de su parte trasera. Pero no me deja deducir mucho, es delgado y va de negro, la noche es oscura y algunas farolas están apagadas.
Ni siquiera le puedo ver el pelo, ya que lleva la capucha de la chaqueta puesta.
Dios mío, o yo estoy muy desentrenado o esta persona es atleta profesional. Parece ser nuevo en la ciudad, porque se está dirigiendo hacia una calle sin salida. Perfecto, ahí le pillaré.
