C. 1: La segunda cita

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Aquella segunda cita, la de Zachary y Rebeca tardó en llegar. Después de tres meses hablándose a través de Skype y de WhatsApp, decidieron volver a verse en persona. 

 Una calurosa tarde de principios de junio, a las siete y media de la tarde...

- ¡Mierda! ¡Que me quemo! -grita por segunda vez Rebeca en el baño de su casa.

Sacude la mano con la que tocó la plancha del pelo y continúa su trabajo. Mira el reloj por decimocuarta vez. Va a llegar tarde. Termina con su cabello lo más rápido posible y se pone su vestido turquesa de tiros por encima de las rodillas y los tacones negros preferidos de su hermana Ashley. 

- Se va a enfadar mucho como sepa que me los he puesto... -dice mirando los brillantes zapatos.- Deja de hablar sola o te tomarán por loca. -añade mirándose al espejo. 

Con rapidez, coge el bolso de la entrada, introduce en él las llaves y el teléfono móvil y sale a toda prisa. 

Siete y media de la tarde, en otro lugar de la ciudad...

Zac Martins no deja de revisar una y otra vez la bandeja de entrada de su nuevo Samsung Galaxy S V. Ni un solo mensaje de Rebeca, ya llega con veinte minutos de retraso. Se sacude las manos en el pantalón con nerviosismo y vuelve a mirar la hora. 

- Te han dado plantón, amigo. -murmura para sí en voz baja. 

Decepcionado, suspira y empieza a caminar por la transitada calle en la que se encuentra. Pero, cuando lleva unos cuantos metros avanzados, una jovencita se cae encima de él, poniéndolo perdido del barro que ella lleva por todo su vestido. 

- Yo-yo... Pe-perdona... -se disculpa la chica. 

- No pasa nada... -responde Zac en monótono. Alza la cabeza para mirar la cara de la joven.- ¿¡Re-Rebeca!? ¿¡Pero qué coño te ha pasado!? -grita con sobresalto.

Le tiende la mano y ambos se levantan del suelo. 

Ante él se encuentra Rebeca, con su vestido todo perdido de barro, un tacón roto, el pelo alborotado e histérica. 

- ¿De verdad quieres saberlo? -responde ella dándole misterio a la situación. 

- Claro que sí. -comenta con impaciencia. 

- Venía a toda prisa porque sabía que llegaba tarde. Al salir de mi casa, una ráfaga de viento me alborotó el pelo, me lo llenó de hojas y sin querer me desequilibró, con lo que caí al suelo. -hace una pausa para coger aire.- Empecé a correr porque pensé que te ibas a ir, y sin querer, tropecé con un azulejo del suelo y me caí en un charco de barro. Me manché el vestido. Y bueno, pues aquí estoy.

Zac la mira muy serio. Al cabo de menos de medio minuto, estalla en carcajadas.

- A mí no me hace maldita gracia. -responde la joven con recelo. 

- Lo siento, sigues igual de preciosa que siempre. -dice intentando mantenerse serio, sin éxito. Su boca se forma en una amplia sonrisa de la que vuelven a salir duras carcajadas para los oídos de la chica.- Perdona, perdona... Tengo algo preparado para ti, pero antes, vamos a cambiarte. 

La pareja camina siendo el centro de todas las miradas por la amplia calle que conduce hasta el centro comercial Las Vegas Premium Outlet. El chico entrelaza sus dedos con los de Rebeca, haciendo que ella encuentre sus ojos con los suyos y se miren con completa dulzura. Zac la lleva hasta su piso antes de pasar por el centro comercial, para coger un poco más de dinero. Pero Rebeca toma la palabra antes de irse de nuevo: 

¿Amor? ¿Eso se come? ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora